En la calle Gonzalo de Berceo, de camino al trabajo, suelo coincidir con un ciego. Ambos vamos en la misma dirección. Él, normalmente, camina unos metros por delante. Yo observo maravillado como se desliza entre la gente golpeando el suelo con su bastón, haciendo gala de confianza y destreza. Suele detenerse a la entrada de un bar y desde allí saluda efusivamente al camarero que hay dentro: ¡¡¡Buenos días, Manolín!!! ¿Qué hay de bueno?... No sé cómo lo hace pero siempre se detiene justamente frente a la puerta de entrada del bar. Supongo que cuenta los pasos que hay desde su portal hasta el garito en cuestión. Sea cual sea su método le funciona perfectamente, de hecho es tan eficaz que parece tener los ojos sanos.
Esta mañana ha ocurrido algo esperpénticamente gracioso. Resulta que el ciego ha calculado mal y se ha detenido unos metros antes de llegar al bar, y a un palmo de una pared enladrillada ha saludado al camarero.
Esta mañana ha ocurrido algo esperpénticamente gracioso. Resulta que el ciego ha calculado mal y se ha detenido unos metros antes de llegar al bar, y a un palmo de una pared enladrillada ha saludado al camarero.
pepe paso por siempre por este blog......... y nunca dejo mi marca asi que por fin de decido a mandar un comentario....
ResponderEliminarMe encantan tus fragmentos y me gustaria que los extiendera mas.... por lo menos a mi si es bueno no me molesta que sea largo pero eso si no abuses que tenga lo que tanga que tener saludos!
jajaja, lo jodido del tema es que es el día a día de la sociedad en la que vivimos, no vemos, no nos fijamos, no estamos.
ResponderEliminarQue grande eres, como disfruto de tus relatos.
Fuerte abrazo.
Yo trabajo con gente con alguna discapacidad, y aunque casi siempre es gente que tiene que usar silla de ruedas, de vez en cuando trabajo con ciegos y la sensación de guiarles es impresionante.
ResponderEliminarAbrazo.
Insomne, se bienvenido. Muchas gracias por tus palabras. espero "verte" más a menudo por aquí.
ResponderEliminarAbrazo
Choche, que alegría.
Un abrazo.
Javier, buen trabajo el tuyo. Empiezo a entender tu sensibilidad.
Un abrazo
jejeje, pelín cruel, pero muy divertido.
ResponderEliminarUn saludo,
Héctor gomis
http://uncuentoalasemana.blogspot.com
Yo me hubiera muerto de risa ahí mismo... soy lo peor
ResponderEliminarmuahahaha