Una chica me mira con ojos tiernos y me sonríe al pasar a mi lado. Le niego la mirada, razonando que es demasiado joven para mí. Tres pasos y me vuelvo para verla marchar. Ella también se ha girado y al verme mirarla hace ligero amago de pararse. Antes de darle pie a más me giro y sigo mi camino.
Horas más tarde regreso a casa cargado de remordimientos. Pienso que soy un idiota y no consigo arrancarme de la cabeza la sonrisa de la joven.
Horas más tarde regreso a casa cargado de remordimientos. Pienso que soy un idiota y no consigo arrancarme de la cabeza la sonrisa de la joven.
cuantas veces no me ha pasado esto pepe.
ResponderEliminarNos conformamos con esa sonrisa plantada. Somos idiotas.
ResponderEliminarUn abrazo
Somos idiotas redomados
ResponderEliminarun abrazo a los dos.
Pepe. Realmente bueno este fragmento, puedo casi imaginar el aire estanco en ese cruce de miradas.
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