8 / EXTERIOR / CAMPO / DÍA.
El sitio es reservado e íntimo, con bonita vegetación de tonos amarillos, naranjas y ocres. Raimundo vigila una granja cercana con unos prismáticos. Carmela recoge los restos de la comida.
CARMELA
¡Jobar como me he quedado!... ¿Te ha gustado la comida?
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Si, mucho.
Carmela termina de recoger, se sienta en el suelo al lado de Raimundo y se levanta las faldas del vestido hasta los muslos para tomar el sol.
CARMELA
A ver si cogen un poco de color.
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
¿Eh?
CARMELA
¿Tú crees que tengo las piernas bonitas?
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Preciosas...
CARMELA
Suelta ese chisme. Te has pasado toda la comida mirando por él.
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Ahora... Enseguida.
CARMELA
Podías prestarme algo de atención. Desde que hemos llegado no me has hecho ni caso.
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Ya voy...
CARMELA
Aprovechando que estamos aquí, me gustaría hablar contigo sobre nuestra relación.
En ese mismo momento, Raimundo ve a su víctima por los alrededores de la granja. Enfoca las lentes de los prismáticos y se pone alerta como un perro de caza.
CARMELA
¿Me escuchas?
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Sí, sí, sí...
CARMELA
Quieres dejar ese puto chisme y hacerme algo de caso.
Raimundo baja los prismáticos y mira a Carmela.
RAIMUNDO
Si te estoy escuchando.
CARMELA
Pues no lo parece.
RAIMUNDO
¿Qué decías?
CARMELA
Decía que quiero hablar contigo de nuestra relación.
RAIMUNDO
¿Qué le pasa a nuestra relación? Yo la veo bien.
CARMELA
Pues yo no. Creo que nos hemos estancado.
RAIMUNDO
¿Estancado?
CARMELA
Si, estancado. No avanzamos, ni siquiera hacemos planes para el futuro...
Raimundo no puede evitar echar una mirada con los prismáticos hacia la granja.
CARMELA
...Llevamos cuatro años de noviazgo y nunca me has invitado a tu casa...
Carmela se da cuenta que Raimundo no la presta atención.
CARMELA
¡Joder Raimundo! A veces pareces un chiquillo...
RAIMUNDO
(Bajando los prismáticos)
Si te estaba escuchando.
CARMELA
Lo que te estoy diciendo es importante para mí.
RAIMUNDO
Te juro que te estaba escuchando. Y estoy de acuerdo contigo.
CARMELA
¿De acuerdo en qué?
RAIMUNDO
Pues en eso que estabas diciendo.
CARMELA
Lo ves como no me escuchas.
RAIMUNDO
Vale, perdóname. ¿Qué decías?
CARMELA
Te digo que no te conozco, que a penas sé quien eres.
RAIMUNDO
No digas tonterías. Me conoces de sobra.
CARMELA
No Raimundo, no te conozco. Hay demasiadas cosas que no conozco de ti. No sé que planes tienes para mí, no sé quienes son tus amigos, no sé en que trabajas. Yo hace mucho que deje de ser una chiquilla. Tengo cuarenta años y no puedo desperdiciar más el tiempo. Quiero formar una familia, tener un hijo o dos y...
Carmela se da cuenta de que Raimundo se ha vuelto a despistar. De nuevo está echando una ojeada con los prismáticos a los alrededores de la granja. A través de ellos observa como el abuelo al que tiene que eliminar sale de su propiedad con una cesta de mimbre colgada del brazo. Enfoca las lentes y trata de ver lo que lleva en la cesta. De pronto escucha el motor del coche. El ruido del motor alerta a Raimundo y aparta los prismáticos para centrar su atención en Carmela. Ella está en el interior del vehiculo dispuesta a alejarse de allí.
RAIMUNDO
¿Pero qué haces?
CARMELA
Estoy harta de que me trates como un cero a la izquierda.
RAIMUNDO
Carmela, por favor...
CARMELA
Eres un cabrón que no tiene sentimientos.
Carmela acelera y deja plantado a Raimundo…
Continuará…
El sitio es reservado e íntimo, con bonita vegetación de tonos amarillos, naranjas y ocres. Raimundo vigila una granja cercana con unos prismáticos. Carmela recoge los restos de la comida.
CARMELA
¡Jobar como me he quedado!... ¿Te ha gustado la comida?
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Si, mucho.
Carmela termina de recoger, se sienta en el suelo al lado de Raimundo y se levanta las faldas del vestido hasta los muslos para tomar el sol.
CARMELA
A ver si cogen un poco de color.
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
¿Eh?
CARMELA
¿Tú crees que tengo las piernas bonitas?
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Preciosas...
CARMELA
Suelta ese chisme. Te has pasado toda la comida mirando por él.
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Ahora... Enseguida.
CARMELA
Podías prestarme algo de atención. Desde que hemos llegado no me has hecho ni caso.
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Ya voy...
CARMELA
Aprovechando que estamos aquí, me gustaría hablar contigo sobre nuestra relación.
En ese mismo momento, Raimundo ve a su víctima por los alrededores de la granja. Enfoca las lentes de los prismáticos y se pone alerta como un perro de caza.
CARMELA
¿Me escuchas?
RAIMUNDO
(Sin dejar de mirar por los prismáticos)
Sí, sí, sí...
CARMELA
Quieres dejar ese puto chisme y hacerme algo de caso.
Raimundo baja los prismáticos y mira a Carmela.
RAIMUNDO
Si te estoy escuchando.
CARMELA
Pues no lo parece.
RAIMUNDO
¿Qué decías?
CARMELA
Decía que quiero hablar contigo de nuestra relación.
RAIMUNDO
¿Qué le pasa a nuestra relación? Yo la veo bien.
CARMELA
Pues yo no. Creo que nos hemos estancado.
RAIMUNDO
¿Estancado?
CARMELA
Si, estancado. No avanzamos, ni siquiera hacemos planes para el futuro...
Raimundo no puede evitar echar una mirada con los prismáticos hacia la granja.
CARMELA
...Llevamos cuatro años de noviazgo y nunca me has invitado a tu casa...
Carmela se da cuenta que Raimundo no la presta atención.
CARMELA
¡Joder Raimundo! A veces pareces un chiquillo...
RAIMUNDO
(Bajando los prismáticos)
Si te estaba escuchando.
CARMELA
Lo que te estoy diciendo es importante para mí.
RAIMUNDO
Te juro que te estaba escuchando. Y estoy de acuerdo contigo.
CARMELA
¿De acuerdo en qué?
RAIMUNDO
Pues en eso que estabas diciendo.
CARMELA
Lo ves como no me escuchas.
RAIMUNDO
Vale, perdóname. ¿Qué decías?
CARMELA
Te digo que no te conozco, que a penas sé quien eres.
RAIMUNDO
No digas tonterías. Me conoces de sobra.
CARMELA
No Raimundo, no te conozco. Hay demasiadas cosas que no conozco de ti. No sé que planes tienes para mí, no sé quienes son tus amigos, no sé en que trabajas. Yo hace mucho que deje de ser una chiquilla. Tengo cuarenta años y no puedo desperdiciar más el tiempo. Quiero formar una familia, tener un hijo o dos y...
Carmela se da cuenta de que Raimundo se ha vuelto a despistar. De nuevo está echando una ojeada con los prismáticos a los alrededores de la granja. A través de ellos observa como el abuelo al que tiene que eliminar sale de su propiedad con una cesta de mimbre colgada del brazo. Enfoca las lentes y trata de ver lo que lleva en la cesta. De pronto escucha el motor del coche. El ruido del motor alerta a Raimundo y aparta los prismáticos para centrar su atención en Carmela. Ella está en el interior del vehiculo dispuesta a alejarse de allí.
RAIMUNDO
¿Pero qué haces?
CARMELA
Estoy harta de que me trates como un cero a la izquierda.
RAIMUNDO
Carmela, por favor...
CARMELA
Eres un cabrón que no tiene sentimientos.
Carmela acelera y deja plantado a Raimundo…
Continuará…
Demasiado a aguantado Carmela, yo que ella me hubiese pirado un minuto después de poner las piernas al sol. Este Raimundo, aparte de un asesino a sueldo, es idiota. No puede ser tan difícil mirar por los prismáticos y llevar una conversación a la vez. Y, el pobre anciano, ¿qué de malo ha hecho para ser el objetivo de una bala de Raimundo? Y ¿qué gana Clara en todo esto?
ResponderEliminarTe sigo, volveré.
Un abrazo.
Bueno, pues parece que la cosa se pone fea. ¿A quién se le ocurre llevar al trabajo a la churri? Ya, ya sé que no ha sido idea de él. Me encanta el contraste de pensamientos entre Raimundo y Carmela. No sé cómo van a salir de esta. y sobre todo, ¿qué habrá hecho ese pobre viejo al que vijila para merecer tan cruel destino?
ResponderEliminarBesos.
Me encanta leer en tus relatos, "Continuará".
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.