TEJADOS DE EXTRARRADIO
Era así de peligroso:
escalar por las montañas de basura,
coronar los cerros heredados
de una memoria huérfana de madre
con una nutrida prole de hijos:
—muñecas tuertas, trastos viejos,
mangos de paraguas—.
Columpiarnos en los escombros
de las ruinas abandonadas.
Trepar por las paredes rotas,
por los huecos de sus ladrillos
como si quisiéramos arañar su mala sombra
y aquello no fuese —nunca más—
un quebranto de cascotes olvidados.
Era un juego.
Forjábamos espadas de madera
con las persianas partidas.
Con una piedra afilábamos sus puntas,
y se oía, como rumor a caballería de cartón,
nuestras voces de batalla en aquel descampado.
Luego, la rayuela, la lima o el destornillador
en el barro sin nombre de los ojos del suburbio,
donde amanecía a la tibieza de tahonas
demasiado acostumbradas a bocas tan hambrientas.
Después, ahuyentábamos a la realidad
contándole patrañas urbanas
y mirábamos fascinados
—desde ese mismo Cerro Basurero—,
los nidos de antenas en tejados de extrarradio.
Copyright: Luisa Fernández
http://tierras-de-alquimia.blogspot.com/
Era así de peligroso:
escalar por las montañas de basura,
coronar los cerros heredados
de una memoria huérfana de madre
con una nutrida prole de hijos:
—muñecas tuertas, trastos viejos,
mangos de paraguas—.
Columpiarnos en los escombros
de las ruinas abandonadas.
Trepar por las paredes rotas,
por los huecos de sus ladrillos
como si quisiéramos arañar su mala sombra
y aquello no fuese —nunca más—
un quebranto de cascotes olvidados.
Era un juego.
Forjábamos espadas de madera
con las persianas partidas.
Con una piedra afilábamos sus puntas,
y se oía, como rumor a caballería de cartón,
nuestras voces de batalla en aquel descampado.
Luego, la rayuela, la lima o el destornillador
en el barro sin nombre de los ojos del suburbio,
donde amanecía a la tibieza de tahonas
demasiado acostumbradas a bocas tan hambrientas.
Después, ahuyentábamos a la realidad
contándole patrañas urbanas
y mirábamos fascinados
—desde ese mismo Cerro Basurero—,
los nidos de antenas en tejados de extrarradio.
Copyright: Luisa Fernández
http://tierras-de-alquimia.blogspot.com/
Muchísimas gracias.
ResponderEliminarUn besazo, Pepe.