MARIA Y ANTONIO
María recibía todos los días un ramo de rosas rojas y blancas en su habitación. Cuando llegaba Antonio, la chica se lo comía a besos. Pero las flores no las mandaba él: se las enviaba su mejor amiga, la mujer con la que se acostaba su novio desde que María ingresó en el Hospital. La amante se sentía culpable por traicionar su confianza, por ser la sustituta de un niñato caprichoso. Y Antonio lo sabía todo, pero prefería callar y abrazar a María en la planta de oncología.
(Relatos de “Sobre el amor y sus miserias”, libro de relatos inédito de ANA PATRICIA MOYA)
María recibía todos los días un ramo de rosas rojas y blancas en su habitación. Cuando llegaba Antonio, la chica se lo comía a besos. Pero las flores no las mandaba él: se las enviaba su mejor amiga, la mujer con la que se acostaba su novio desde que María ingresó en el Hospital. La amante se sentía culpable por traicionar su confianza, por ser la sustituta de un niñato caprichoso. Y Antonio lo sabía todo, pero prefería callar y abrazar a María en la planta de oncología.
(Relatos de “Sobre el amor y sus miserias”, libro de relatos inédito de ANA PATRICIA MOYA)
Vaya tela. Qué bueno. Y como tirabuzón final la planta de Oncología.
ResponderEliminarUn beso a Ana Patri y otro para ti.