Atrapado (para Cuentos de la Carne)
¡Mierda! Me ha acorralado. La puerta está cerrada; la aporreo con fuerza, para ver si alguien me escucha, pero no: a estas horas de la tarde todos estarán en la salida del edificio. Ella, con una sonrisa maliciosa, me enseña la llave, se quita la camisa dejando su pecho al desnudo. “No tienes escapatoria”, me dice, con esa voz que taladra el cerebro. Yo, sudoroso y asustado, me apoyo contra la pared; veo que se me acerca despacito, intento convencerla: “no lo hagas, por favor, no lo hagas, por tu bien y por el mío”. Pero ella no me ha escuchado, ni siente compasión de la lagrimilla que se me escurre. En el momento en el agarra con fuerza mis partes, yo, horrorizado, pienso que qué puedo hacer. Ella me baja la cremallera del pantalón, me baja la ropa interior… y saca mi pene. Empieza a lamerlo. Cierro los ojos, con fuerza. Aprieto los labios de rabia… Dios… qué puedo hacer… no puedo ponerle la mano encima: me acusaría de maltrato… pero… Dios… me está violando… estoy paralizado… Dios… Dios… empuja el miembro hacia su boca… me dejo llevar, indefenso… se mezcla la excitación con la tristeza… si descubren esto, todo mi futuro al carajo… todo… mi futuro… succiona suave… tantos años estudiando oposiciones a maestro de secundaria para que… siento el paladar… por culpa de una puta adolescente salida... joder… Dios… me corro… y ella gime… gozando de mi angustia…
® Ana Patricia Moya
¡Mierda! Me ha acorralado. La puerta está cerrada; la aporreo con fuerza, para ver si alguien me escucha, pero no: a estas horas de la tarde todos estarán en la salida del edificio. Ella, con una sonrisa maliciosa, me enseña la llave, se quita la camisa dejando su pecho al desnudo. “No tienes escapatoria”, me dice, con esa voz que taladra el cerebro. Yo, sudoroso y asustado, me apoyo contra la pared; veo que se me acerca despacito, intento convencerla: “no lo hagas, por favor, no lo hagas, por tu bien y por el mío”. Pero ella no me ha escuchado, ni siente compasión de la lagrimilla que se me escurre. En el momento en el agarra con fuerza mis partes, yo, horrorizado, pienso que qué puedo hacer. Ella me baja la cremallera del pantalón, me baja la ropa interior… y saca mi pene. Empieza a lamerlo. Cierro los ojos, con fuerza. Aprieto los labios de rabia… Dios… qué puedo hacer… no puedo ponerle la mano encima: me acusaría de maltrato… pero… Dios… me está violando… estoy paralizado… Dios… Dios… empuja el miembro hacia su boca… me dejo llevar, indefenso… se mezcla la excitación con la tristeza… si descubren esto, todo mi futuro al carajo… todo… mi futuro… succiona suave… tantos años estudiando oposiciones a maestro de secundaria para que… siento el paladar… por culpa de una puta adolescente salida... joder… Dios… me corro… y ella gime… gozando de mi angustia…
® Ana Patricia Moya
Gracias, Pepe.
ResponderEliminarSaludos,
ANA PATRI
Qué bueno.
ResponderEliminarAyayay...
Un beso para ti, Pepe, y otro para Ana Patri.
ágil, rápido, intenso , contumaz, deja ese sabor agridulce, letraherido que me gusta.. gracias Pepe por ofrecerno siempre nuevos talentos..
ResponderEliminarQué fuerza. Muy bueno. Ay que fastidiarse con la adolescente, ahora bien, no creo yo que esto es lo que se dice una violación en toda regla.
ResponderEliminarUn abrazo.
ay la perica.
ResponderEliminarEstá basado en hechos reales ;)
ResponderEliminarSaludos,
ANA PATRI