http://www.scribd.com/doc/32324315/GROENLANDIA-NUMERO-OCHO-WEB
(Revista) Relato: Conversación absurda
http://www.scribd.com/doc/32324398/SUPLEMENTO-GROENLANDIA-OCHO
(Suplemento) relatos: “La madre” y “Olor a carne quemada”.
OLOR A CARNE QUEMADAEl paisaje era dantesco. Hierros retorcidos y carbonizados, hogueras aquí y allá, equipajes desperdigados y abiertos, dejando un rastro de ropa tirada, zapatos y neceseres. Y sangre y miembros amputados de cuajo y cadáveres por donde quiera que mirases. Había gente que gritaba de dolor, otros agonizaban en medio del caos. Y prevaleciendo por encima de todo el olor a carne quemada de los cuerpos carbonizados. Mariano caminaba sin rumbo entre los restos del accidente, llevaba el brazo izquierdo totalmente desmembrado, solamente se sujetaba al cuerpo por una fina hebra de carne ensangrentada. Se podían ver los huesos astillados que atravesaban la piel, los tendones y músculos arrancados, y la sangre fluyendo sin parar. De pronto se sintió mareado y tuvo que vomitar junto al cuerpo de un bebé aplastado. La radio del siniestrado autobús seguía funcionando y por los altavoces sonaban los acordes distorsionados de “Paquito el chocolatero”. El contraste de la música con lo que allí estaba sucediendo era como una broma pesada y de mal gusto. Mariano siguió andando de un lado a otro, cambiando de dirección sin un motivo aparente, confundido. Un cerdo pasó corriendo a su lado cojeando de una de las patas traseras. Unos metros por delante había varios cerdos muertos en medio de la carretera, mezclados con los cadáveres del autobús. Varios de los cerdos que quedaban con vida chillaban prisioneros dentro de las celdas del camión volcado mientras se achicharraban en medio de las llamas, el resto habían escapado campo a través. El cerebro de Mariano no podía asimilar tanta desgracia, por eso deambulaba absurdamente confundido y sin ser consciente del infierno que le rodeaba. Lo que iban a ser unas placidas vacaciones, sin más, se habían convertido en la peor de las pesadillas. De pronto, de la distancia empezaron a llegar los sonidos desbocados de las sirenas de las ambulancias añadiendo a la bestial banda sonora un acorde de esperanza.
® pepe pereza
ya los leí y tengo que darte la enhorabuena tío, son cojonudos
ResponderEliminarMuy bueno el de la madre. Dios da mocos a quien no se los sabe sonar, que diría mi abuela.
ResponderEliminarEste, también. Duro y muy visual, lleno de contraste. Buen detalle el de la radio desgranando la musiquilla de Paco el chocolatero. Uf, que fuerte.
Un beso, Pepe.
Después del paisaje tan dantesco que nos has narrado, me alegró que el texto terminara con la palabra que más me gusta: esperanza. De otro modo no te lo hubiese perdonado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo leí, lo leo y lo leeré, porque tiene todo lo que hace que me emocione, todos lo ingredientes, tan bien mezclados...
ResponderEliminarTe beso