CULTURAMAS
La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger
Varias autoras
Por Alberto García-Teresa.
Resulta arriesgado hablar siempre de «generación literaria», sobre todo por el hábito del ser humano de intentar enconsertar y parcelar la realidad para tratar de comprenderla (por más que sepa que es compleja, contradictoria, discontinua e inabarcable). El poeta y narrador David González no busca presentar, en esta Generación Blogger, un elenco cerrado de escritoras, un listín que pueda utilizarse en los futuros estudios de Historia de la Literatura para realizar el fatídico paseo por el cementerio en manuales e institutos. Por el contrario, González recoge una muestra, en la que otras muchas creadoras (que él mismo señala) no han podido entrar, de una serie de autoras con unas pautas comunes que apuntan a un cambio profundo, al menos, en la producción y en la recepción del hecho literario.
La manera de recogerse el pelo presenta a trece mujeres poetas, con edades comprendidas entre los 26 y los 38 años, de poca obra editada en libros, de las cuales se recogen otros trece poemas. El primer aspecto en común consiste en que utilizan la herramienta de los blogs para la difusión de sus creaciones. Así pueden foguear sus escritos al poner su trabajo a disposición del público (y sus comentarios) recién horneado. González habla de la «primera generación blogger de la poesía española contemporánea, la primera generación de poetas que se ha incorporado o surgido del mundo digital y que está dando a conocer su obra a través de ese nuevo mundo», según nos explica José Ángel Barrueco en el prólogo del volumen. De esta manera, como es lógico, buena parte del material recopilado procede de esos cuadernos de bitácora.
Sin embargo, a estas circunstancias hay que añadir una serie de coincidencias temáticas que comparten las antologadas. La más patente es la fuerte conciencia femenina y feminista; una determinada postura enfrentada a la desigualdad entre sexos, por la dignidad. Se trata de una posición de gran firmeza, combativa, expresada mediante distintos modos de enunciación, pero que señalan (en la selección de textos del libro) diferentes vías de expresión crítica que no se agotan en sí mismas, sino que disparan otras reflexiones.
La obra incluye igualmente un DVD, realizado por Patty de Frutos, que contiene la puesta en escena (o en acción) de poemas de la antología. Con diferentes registros, se fusionan la declamación de los versos con la comunicación visual en una interesante y original propuesta.
El volumen recopila los textos de Silvia Oviedo, Ester García Camps, Gloria Gil Romera, Déborah Vukušić, Lucía Fraga, Ana Vega, Nuria Mezquita, Ana Pérez Cañamares, Cristina Morano, Inma Luna, Begoña Paz, Isabel Bono y Lola Lugo.
De este modo, el libro se abre con las piezas de Silvia Oviedo. Se trata de una poesía de resistencia, de las más combativas de la antología, trazada desde una base cotidiana. Al mismo tiempo que refleja un contexto religioso, señala elementos de alienación y de deshumanización. Llama la atención el uso que hace Oviedo de imágenes violentas para transmitir ese universo.
Por su parte, a continuación, la selección de poemas recogidos de la valenciana Ester García Camps ofrece una poesía intimista y cercana.
Gloria Gil Romera habla de la oscuridad sobre todo, mediante textos de tono pesimista. Sin embargo, contienen, declaraciones de firmeza, de oposición a una sociedad machista y a una realidad amenazadora y desintegradora, en la que no se encuentra reconocida ni realizada. Esto le provoca incertidumbre, dudas sobre la autenticidad de su personalidad («creo que, finalmente, / lo que lleva mi nombre / es una serie de pieles muertas caídas en la alfombra / que los ácaros se comen»). Desde ese punto de partida, Gil Romera lanza una decidida apuesta por la búsqueda de uno mismo, desechando los roles sociales impuestos y preconfigurados.
La escritura de Déborah Vukušić se encuentra marcada por la infancia y la guerra (ella es de ascendencia croata; «la guerra me pilló con doce años»), especialmente por su padre soldado: «los ojos sin fondo de mi padre / después de la guerra», «no se le puede contar a una niña / 16 años 17 / que su padre es un asesino / no puede enorgullecerse de asesinar / no / delante de su hija». Sobre esa base elabora una poesía fundamentalmente narrativa, en la que también se cuelan textos de amor.
Por otro lado, los poemas de Lucía Fraga giran en torno a la pareja. Así, aborda la relación entre varones y mujeres desde una perspectiva reivindicativa, la maternidad, el desamparo de la infancia y el agrio mundo que nos rodea y que los determina. En ellos, además, resulta relevante que los trabaja desde una perspectiva no individual.
Destaca la fuerza de Ana Vega, que se presenta como una gran poeta, con un registro conseguido y marcado. También realiza una poesía resistente («la peste de este siglo / es la ceguera / que todos / nos imponemos / cada día / para salvarnos»), concebida desde el dolor («el dolor no mata (…) / las personas heridas / son peligrosas / saben que pueden sobrevivir», explica recuperando las lúcidas palabras de Louis Malle). Utiliza numerosos juegos con la luz y la sombra, y metáforas sobre el abrasarse en la vida. Así, su obra se articula alrededor del cansancio producido por la batalla por la supervivencia («derrotas, sobre todo. / Batallas tatuadas»), y en ella cala cierta desolación y desesperanza: «y tras la puerta / otra puerta / cerrada».
Igualmente, Nuria Mezquita, ofrece una poesía feminista, que habla de la dignidad, de las ilusiones, las frustraciones y sus roles en la sociedad patriarcal; una sociedad determinada por la aspiración y la apariencia. A pesar de la dureza, «yo sigo peleando», y no se permite claudicar: «no he encontrado todavía el camino / pero lo sigo buscando».
Por su parte, Ana Pérez Cañamares se adentra en la línea de las generaciones, escribiendo desde la condición de hija y madre con un estilo claro. Ese es el punto de partida de bastantes de sus reflexiones, que también profundizan en la observación de la realidad.
Las siguientes páginas de la antología están dedicadas a los textos de Cristina Morano. La escritora plantea continuamente el papel de dominación sobre la mujer y de la situación de los trabajadores mediante una poesía discursiva.
A su vez, Inma Luna presenta una obra intimista, que se ofrece desarrollándose desde la conciencia del dolor y de la fragilidad. La vida se construye con cicatrices, y esas mismas cicatrices fortalecen al individuo. Por tanto, es un impulso radicalmente vitalista lo que anima su escritura. Luna se mueve en la cotidianeidad, por lo que hallamos múltiples referencias al hogar, a acciones diarias y también al propio cuerpo.
Por otro lado, Begoña Paz incide en la mercantilización de la mujer, en su degradación a objeto. Critica duramente la utilización de la apariencia en una sociedad de consumo, patriarcal. En general, la escritora señala la falta de dignidad de nuestro mundo.
Algunos de los textos recopilados de Isabel Bono son poemas en prosa, que desarrollan motivos oníricos. En otros, incorpora modos y gramática de los nuevos mecanismos de comunicación.
Finalmente, Lola Lugo aborda en numerosas piezas los problemas y aspiraciones de la literatura y del lenguaje. Llama la atención la consecución de un ritmo entrecortado, obtenido a base del acertado uso de rayas-paréntesis.
De este modo, La manera de recogerse el pelo presenta las voces de trece poetas que, a través de distintos registros, indican senderos que cuestionan el sistema de relaciones de nuestra sociedad al mismo tiempo que comparten una inquietud por utilizar los nuevos medios de expresión y comunicación. Sin afán de ser canónica, esta antología señala a una serie de poetas contemporáneas, en crecimiento, que debemos tener en cuenta.
La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger
Varias autoras
Edición de David González
320 páginas
Bartleby, 2010
ISBN: 978-84-92700-13-8
http://www.culturamas.es/blog/2010/09/01/la-manera-de-recogerse-el-pelo-generacion-blogger/
La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger
Varias autoras
Por Alberto García-Teresa.
Resulta arriesgado hablar siempre de «generación literaria», sobre todo por el hábito del ser humano de intentar enconsertar y parcelar la realidad para tratar de comprenderla (por más que sepa que es compleja, contradictoria, discontinua e inabarcable). El poeta y narrador David González no busca presentar, en esta Generación Blogger, un elenco cerrado de escritoras, un listín que pueda utilizarse en los futuros estudios de Historia de la Literatura para realizar el fatídico paseo por el cementerio en manuales e institutos. Por el contrario, González recoge una muestra, en la que otras muchas creadoras (que él mismo señala) no han podido entrar, de una serie de autoras con unas pautas comunes que apuntan a un cambio profundo, al menos, en la producción y en la recepción del hecho literario.
La manera de recogerse el pelo presenta a trece mujeres poetas, con edades comprendidas entre los 26 y los 38 años, de poca obra editada en libros, de las cuales se recogen otros trece poemas. El primer aspecto en común consiste en que utilizan la herramienta de los blogs para la difusión de sus creaciones. Así pueden foguear sus escritos al poner su trabajo a disposición del público (y sus comentarios) recién horneado. González habla de la «primera generación blogger de la poesía española contemporánea, la primera generación de poetas que se ha incorporado o surgido del mundo digital y que está dando a conocer su obra a través de ese nuevo mundo», según nos explica José Ángel Barrueco en el prólogo del volumen. De esta manera, como es lógico, buena parte del material recopilado procede de esos cuadernos de bitácora.
Sin embargo, a estas circunstancias hay que añadir una serie de coincidencias temáticas que comparten las antologadas. La más patente es la fuerte conciencia femenina y feminista; una determinada postura enfrentada a la desigualdad entre sexos, por la dignidad. Se trata de una posición de gran firmeza, combativa, expresada mediante distintos modos de enunciación, pero que señalan (en la selección de textos del libro) diferentes vías de expresión crítica que no se agotan en sí mismas, sino que disparan otras reflexiones.
La obra incluye igualmente un DVD, realizado por Patty de Frutos, que contiene la puesta en escena (o en acción) de poemas de la antología. Con diferentes registros, se fusionan la declamación de los versos con la comunicación visual en una interesante y original propuesta.
El volumen recopila los textos de Silvia Oviedo, Ester García Camps, Gloria Gil Romera, Déborah Vukušić, Lucía Fraga, Ana Vega, Nuria Mezquita, Ana Pérez Cañamares, Cristina Morano, Inma Luna, Begoña Paz, Isabel Bono y Lola Lugo.
De este modo, el libro se abre con las piezas de Silvia Oviedo. Se trata de una poesía de resistencia, de las más combativas de la antología, trazada desde una base cotidiana. Al mismo tiempo que refleja un contexto religioso, señala elementos de alienación y de deshumanización. Llama la atención el uso que hace Oviedo de imágenes violentas para transmitir ese universo.
Por su parte, a continuación, la selección de poemas recogidos de la valenciana Ester García Camps ofrece una poesía intimista y cercana.
Gloria Gil Romera habla de la oscuridad sobre todo, mediante textos de tono pesimista. Sin embargo, contienen, declaraciones de firmeza, de oposición a una sociedad machista y a una realidad amenazadora y desintegradora, en la que no se encuentra reconocida ni realizada. Esto le provoca incertidumbre, dudas sobre la autenticidad de su personalidad («creo que, finalmente, / lo que lleva mi nombre / es una serie de pieles muertas caídas en la alfombra / que los ácaros se comen»). Desde ese punto de partida, Gil Romera lanza una decidida apuesta por la búsqueda de uno mismo, desechando los roles sociales impuestos y preconfigurados.
La escritura de Déborah Vukušić se encuentra marcada por la infancia y la guerra (ella es de ascendencia croata; «la guerra me pilló con doce años»), especialmente por su padre soldado: «los ojos sin fondo de mi padre / después de la guerra», «no se le puede contar a una niña / 16 años 17 / que su padre es un asesino / no puede enorgullecerse de asesinar / no / delante de su hija». Sobre esa base elabora una poesía fundamentalmente narrativa, en la que también se cuelan textos de amor.
Por otro lado, los poemas de Lucía Fraga giran en torno a la pareja. Así, aborda la relación entre varones y mujeres desde una perspectiva reivindicativa, la maternidad, el desamparo de la infancia y el agrio mundo que nos rodea y que los determina. En ellos, además, resulta relevante que los trabaja desde una perspectiva no individual.
Destaca la fuerza de Ana Vega, que se presenta como una gran poeta, con un registro conseguido y marcado. También realiza una poesía resistente («la peste de este siglo / es la ceguera / que todos / nos imponemos / cada día / para salvarnos»), concebida desde el dolor («el dolor no mata (…) / las personas heridas / son peligrosas / saben que pueden sobrevivir», explica recuperando las lúcidas palabras de Louis Malle). Utiliza numerosos juegos con la luz y la sombra, y metáforas sobre el abrasarse en la vida. Así, su obra se articula alrededor del cansancio producido por la batalla por la supervivencia («derrotas, sobre todo. / Batallas tatuadas»), y en ella cala cierta desolación y desesperanza: «y tras la puerta / otra puerta / cerrada».
Igualmente, Nuria Mezquita, ofrece una poesía feminista, que habla de la dignidad, de las ilusiones, las frustraciones y sus roles en la sociedad patriarcal; una sociedad determinada por la aspiración y la apariencia. A pesar de la dureza, «yo sigo peleando», y no se permite claudicar: «no he encontrado todavía el camino / pero lo sigo buscando».
Por su parte, Ana Pérez Cañamares se adentra en la línea de las generaciones, escribiendo desde la condición de hija y madre con un estilo claro. Ese es el punto de partida de bastantes de sus reflexiones, que también profundizan en la observación de la realidad.
Las siguientes páginas de la antología están dedicadas a los textos de Cristina Morano. La escritora plantea continuamente el papel de dominación sobre la mujer y de la situación de los trabajadores mediante una poesía discursiva.
A su vez, Inma Luna presenta una obra intimista, que se ofrece desarrollándose desde la conciencia del dolor y de la fragilidad. La vida se construye con cicatrices, y esas mismas cicatrices fortalecen al individuo. Por tanto, es un impulso radicalmente vitalista lo que anima su escritura. Luna se mueve en la cotidianeidad, por lo que hallamos múltiples referencias al hogar, a acciones diarias y también al propio cuerpo.
Por otro lado, Begoña Paz incide en la mercantilización de la mujer, en su degradación a objeto. Critica duramente la utilización de la apariencia en una sociedad de consumo, patriarcal. En general, la escritora señala la falta de dignidad de nuestro mundo.
Algunos de los textos recopilados de Isabel Bono son poemas en prosa, que desarrollan motivos oníricos. En otros, incorpora modos y gramática de los nuevos mecanismos de comunicación.
Finalmente, Lola Lugo aborda en numerosas piezas los problemas y aspiraciones de la literatura y del lenguaje. Llama la atención la consecución de un ritmo entrecortado, obtenido a base del acertado uso de rayas-paréntesis.
De este modo, La manera de recogerse el pelo presenta las voces de trece poetas que, a través de distintos registros, indican senderos que cuestionan el sistema de relaciones de nuestra sociedad al mismo tiempo que comparten una inquietud por utilizar los nuevos medios de expresión y comunicación. Sin afán de ser canónica, esta antología señala a una serie de poetas contemporáneas, en crecimiento, que debemos tener en cuenta.
La manera de recogerse el pelo. Generación Blogger
Varias autoras
Edición de David González
320 páginas
Bartleby, 2010
ISBN: 978-84-92700-13-8
http://www.culturamas.es/blog/2010/09/01/la-manera-de-recogerse-el-pelo-generacion-blogger/
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