martes, 30 de noviembre de 2010
LOS SUBTERRÁNEOS de JACK KEROUAC
Así empieza LOS SUBTERRÁNEOS
En otros tiempos yo era joven y me orientaba tanto más fácilmente y podía hablar con nerviosa inteligencia sobre cualquier cosa, con claridad y sin preámbulos tan literarios como éste; en otras palabras, ésta es la historia de un hombre que no se tiene mucha fe, y al mismo tiempo la historia de un inútil egomaníaco y bufón de nacimiento... Empezar por el principio y dejar que la verdad vaya surgiendo, eso es lo que voy a hacer. Todo empezó una cálida noche de verano, ¡ay!, ella estaba sentada sobre un guardabarros con Julien Alexander que es... Será mejor que empiece con la historia de los jóvenes subterráneos de San Francisco.
Julien Alexander es el ángel de los subterráneos; «sub¬terráneo» es un nombre inventado por Adam Moorad, poeta y amigo mío, que dijo: «Son hipsters sin ser insopor¬tables, son inteligentes sin ser convencionales, son intelec¬tuales como el demonio y saben lo que se puede saber sobre Pound sin ser pretenciosos ni hablar demasiado de lo que saben, son muy tranquilos, son unos Cristos.» Julien sí que es un Cristo. Aquel día pasaba yo por la calle con Larry O'Hara, viejo amigo mío de parrandas en San Francisco, ya que en otros tiempos, en mis largas, mis nerviosas y locas correrías, yo solía emborracharme todas las noches, y es más, me hacía pagar las copas por los amigos con una regularidad tan «genial» que ya nadie me hacía realmente caso ni se preocupaba por declarar que estoy progresando o que estaba progresando como escritor, cuando yo era joven; una costumbre muy fea beber gratis aunque por supuesto nadie se fijaba y me encontraban simpático y como dijo Sam: «Todos recurren a ti para cargar el tanque, muchacho, qué buena estación de servicio tienes» o algo por el estilo; el viejo Larry O'Hara, siempre tan bueno conmigo, un joven comerciante de San Francisco, irlandés y loco, con una trastienda balzaciana en la librería donde se fumaba marihuana y se charlaba de los buenos tiempos, de la banda del gran Basie, o de los días del gran Chu Berry; del cual hablaremos más adelante ya que ella tuvo algo también con él, porque con todos tenía que acostarse, por el hecho de conocerme a mí que soy nervioso y multiforme y de ningún modo tengo una sola alma —y ni un poco de mi dolor ha asomado todavía— ni de mi sufrimiento —¡ángeles, sostenedme!, ni siquiera estoy mi-rando el papel sino fijamente la penumbra vacía de la pared de mi cuarto y el programa de radio de Sarah Vaughan y Gerry Mulligan sobre el escritorio en forma de radio; en otras palabras, estaban sentados sobre el guarda¬barros de un coche delante del bar Black Mask de la calle Montgomery, Julien Alexander, el Cristo sin afeitar, flaco, juvenil, tranquilo, casi extraño, algo así habría dicho Adam, como un ángel apocalíptico o un santo de los subterráneos, por cierto estrella (ahora)—, y ella, Mardou Fox, cuya cara, cuando la había visto por primera vez en el bar de Dante a la vuelta de la esquina me había hecho pensar: «Demonios, tengo que hacer algo con esta mujerci-ta», y tal vez también porque era negra. Además tenía la misma cara de Rita Savage, una amiga de adolescencia de mi hermana, una muchacha con la que entre otras cosas yo solía soñar despierto, arrodillada entre mis piernas sobre el piso del baño, y yo sentado, con esos labios suyos especiales y frescos, y esos pómulos duros de india, protuberantes y suaves; la misma cara, pero atenazada, dulce, y un par de ojos brillantes, francos e intensos, ella, Mardou, estaba inclinada hacia adelante, diciéndole algo con extrema seriedad a Ross Wallenstein (amigo de Julien) inclinada sobre la mesita, exageradamente —«tengo que hacer algo con ella»—, y yo traté de dirigirle miradés picaras, miradas sensuales; pero a ella ni se le ocurría levantar la vista, ni siquiera verme. Debo explicar que yo acababa de dejar el barco en Nueva York, despedido antes de iniciar el viaje a Kobe (Japón) por unas complicaciones que había tenido con el contramaestre dada mi imposibilidad de mostrarme amable, y, para decir la verdad, humano y como una persona cualquiera, mientras desempeñaba mis tareas de cantinero de la tripulación (y no me podrán decir que no soy fiel a la verdad y concreto), una cosa muy típica en mí, me daba por tratar al primer mecánico y a los demás oficiales con una cortesía desconcertante, terminé por enfurecerlos a todos, querían que dijera alguna cosa, por lo menos que rezongara por la mañana cuando les servía el café, y yo en cambio me precipitaba silenciosamente, como sobre suelas de goma, para obedecer sus órdenes, y no les concedía nunca una sonrisa, o si la concedía era una sonrisa enfermiza, una sonrisa de superioridad, y todo por culpa de ese ángel de la soledad que tenía posado sobre el hombro cuando bajé por la calle Montgomery esa noche cálida y vi a Mardou sentada en el guardabarros con Julien, recordé de pronto: «¡Oh!, ahí está esa chica con la cual quiero tener un asunto, quién sabe si anda con uno de esos muchachos», oscura, apenas se la veía en esa calle poco iluminada, con los pies envueltos en las correas de unas sandalias de aspecto tan excitante que sentí deseos de besarlos, aunque no me imaginaba nada todavía.
Los subterráneos estaban gozando de la cálida noche delante del Mask, Julien en el guardabarros, Ross Wallens¬tein de pie, Roger Beloit, el gran cornetista de bop, Walt Fitzpatrick, que es el hijo de un famoso director de cine y se ha criado en Hollywood en un ambiente de fiestas de Greta Garbo al amanecer y Chaplin cayéndose al entrar borracho, varias otras muchachas, Harriet la ex esposa de Ross Wallenstein, una especie de rubia con rasgos delica¬dos pero sin expresión, con un vestido de algodón sencillo casi de ama de casa, pero de aspecto suave y dulce como un vientre. Debo hacer una confesión más, como tantas otras que tendré que hacer antes de terminar: soy cruda, viril¬mente sexual, no puedo contenerme y habitualmente mani fiesto propensiones libidinosas y lo demás, como sin duda les sucede a la mayoría de mis lectores varones; confesión por confesión, soy canadiense, no aprendí a hablar en inglés hasta los cinco o los seis años de edad, a los dieciséis hablaba con un acento horrible y en la escuela era un desastre aunque después me puse a jugar al basquet y si no hubiera sido por eso nadie se hubiese dado cuenta de que poseía alguna capacidad para hacer frente al mundo (falta de fe en mí mismo) y me habrían encerrado en un manicomio por alguna especie de inadaptación...
En otros tiempos yo era joven y me orientaba tanto más fácilmente y podía hablar con nerviosa inteligencia sobre cualquier cosa, con claridad y sin preámbulos tan literarios como éste; en otras palabras, ésta es la historia de un hombre que no se tiene mucha fe, y al mismo tiempo la historia de un inútil egomaníaco y bufón de nacimiento... Empezar por el principio y dejar que la verdad vaya surgiendo, eso es lo que voy a hacer. Todo empezó una cálida noche de verano, ¡ay!, ella estaba sentada sobre un guardabarros con Julien Alexander que es... Será mejor que empiece con la historia de los jóvenes subterráneos de San Francisco.
Julien Alexander es el ángel de los subterráneos; «sub¬terráneo» es un nombre inventado por Adam Moorad, poeta y amigo mío, que dijo: «Son hipsters sin ser insopor¬tables, son inteligentes sin ser convencionales, son intelec¬tuales como el demonio y saben lo que se puede saber sobre Pound sin ser pretenciosos ni hablar demasiado de lo que saben, son muy tranquilos, son unos Cristos.» Julien sí que es un Cristo. Aquel día pasaba yo por la calle con Larry O'Hara, viejo amigo mío de parrandas en San Francisco, ya que en otros tiempos, en mis largas, mis nerviosas y locas correrías, yo solía emborracharme todas las noches, y es más, me hacía pagar las copas por los amigos con una regularidad tan «genial» que ya nadie me hacía realmente caso ni se preocupaba por declarar que estoy progresando o que estaba progresando como escritor, cuando yo era joven; una costumbre muy fea beber gratis aunque por supuesto nadie se fijaba y me encontraban simpático y como dijo Sam: «Todos recurren a ti para cargar el tanque, muchacho, qué buena estación de servicio tienes» o algo por el estilo; el viejo Larry O'Hara, siempre tan bueno conmigo, un joven comerciante de San Francisco, irlandés y loco, con una trastienda balzaciana en la librería donde se fumaba marihuana y se charlaba de los buenos tiempos, de la banda del gran Basie, o de los días del gran Chu Berry; del cual hablaremos más adelante ya que ella tuvo algo también con él, porque con todos tenía que acostarse, por el hecho de conocerme a mí que soy nervioso y multiforme y de ningún modo tengo una sola alma —y ni un poco de mi dolor ha asomado todavía— ni de mi sufrimiento —¡ángeles, sostenedme!, ni siquiera estoy mi-rando el papel sino fijamente la penumbra vacía de la pared de mi cuarto y el programa de radio de Sarah Vaughan y Gerry Mulligan sobre el escritorio en forma de radio; en otras palabras, estaban sentados sobre el guarda¬barros de un coche delante del bar Black Mask de la calle Montgomery, Julien Alexander, el Cristo sin afeitar, flaco, juvenil, tranquilo, casi extraño, algo así habría dicho Adam, como un ángel apocalíptico o un santo de los subterráneos, por cierto estrella (ahora)—, y ella, Mardou Fox, cuya cara, cuando la había visto por primera vez en el bar de Dante a la vuelta de la esquina me había hecho pensar: «Demonios, tengo que hacer algo con esta mujerci-ta», y tal vez también porque era negra. Además tenía la misma cara de Rita Savage, una amiga de adolescencia de mi hermana, una muchacha con la que entre otras cosas yo solía soñar despierto, arrodillada entre mis piernas sobre el piso del baño, y yo sentado, con esos labios suyos especiales y frescos, y esos pómulos duros de india, protuberantes y suaves; la misma cara, pero atenazada, dulce, y un par de ojos brillantes, francos e intensos, ella, Mardou, estaba inclinada hacia adelante, diciéndole algo con extrema seriedad a Ross Wallenstein (amigo de Julien) inclinada sobre la mesita, exageradamente —«tengo que hacer algo con ella»—, y yo traté de dirigirle miradés picaras, miradas sensuales; pero a ella ni se le ocurría levantar la vista, ni siquiera verme. Debo explicar que yo acababa de dejar el barco en Nueva York, despedido antes de iniciar el viaje a Kobe (Japón) por unas complicaciones que había tenido con el contramaestre dada mi imposibilidad de mostrarme amable, y, para decir la verdad, humano y como una persona cualquiera, mientras desempeñaba mis tareas de cantinero de la tripulación (y no me podrán decir que no soy fiel a la verdad y concreto), una cosa muy típica en mí, me daba por tratar al primer mecánico y a los demás oficiales con una cortesía desconcertante, terminé por enfurecerlos a todos, querían que dijera alguna cosa, por lo menos que rezongara por la mañana cuando les servía el café, y yo en cambio me precipitaba silenciosamente, como sobre suelas de goma, para obedecer sus órdenes, y no les concedía nunca una sonrisa, o si la concedía era una sonrisa enfermiza, una sonrisa de superioridad, y todo por culpa de ese ángel de la soledad que tenía posado sobre el hombro cuando bajé por la calle Montgomery esa noche cálida y vi a Mardou sentada en el guardabarros con Julien, recordé de pronto: «¡Oh!, ahí está esa chica con la cual quiero tener un asunto, quién sabe si anda con uno de esos muchachos», oscura, apenas se la veía en esa calle poco iluminada, con los pies envueltos en las correas de unas sandalias de aspecto tan excitante que sentí deseos de besarlos, aunque no me imaginaba nada todavía.
Los subterráneos estaban gozando de la cálida noche delante del Mask, Julien en el guardabarros, Ross Wallens¬tein de pie, Roger Beloit, el gran cornetista de bop, Walt Fitzpatrick, que es el hijo de un famoso director de cine y se ha criado en Hollywood en un ambiente de fiestas de Greta Garbo al amanecer y Chaplin cayéndose al entrar borracho, varias otras muchachas, Harriet la ex esposa de Ross Wallenstein, una especie de rubia con rasgos delica¬dos pero sin expresión, con un vestido de algodón sencillo casi de ama de casa, pero de aspecto suave y dulce como un vientre. Debo hacer una confesión más, como tantas otras que tendré que hacer antes de terminar: soy cruda, viril¬mente sexual, no puedo contenerme y habitualmente mani fiesto propensiones libidinosas y lo demás, como sin duda les sucede a la mayoría de mis lectores varones; confesión por confesión, soy canadiense, no aprendí a hablar en inglés hasta los cinco o los seis años de edad, a los dieciséis hablaba con un acento horrible y en la escuela era un desastre aunque después me puse a jugar al basquet y si no hubiera sido por eso nadie se hubiese dado cuenta de que poseía alguna capacidad para hacer frente al mundo (falta de fe en mí mismo) y me habrían encerrado en un manicomio por alguna especie de inadaptación...
lunes, 29 de noviembre de 2010
SIMPATÍA POR EL RELATO EN NOTICIAS DE NAVARRA.COM
Antología de cuentos escritos por rockeros
Simpatía por el relato
Amaia Garahouse
Conseguir juntar a 32 músicos en un mismo libro, aportando cada uno de ellos un relato, puede parecer una tarea fácil... Que realmente es casi imposible. El escritor navarro Patxi Irurzun y el madrileño Esteban Gutiérrez lo han conseguido tras casi dos años de trabajo. "La idea surgió en una de las fiestas de presentación de Hankover/Resaca (antología también coordinada por Patxi Irurzun), hace algo más de dos años. En el concierto posterior a la presentación se me acercó Esteban, al que yo entonces apenas conocía, y me dijo que sería una buena idea hacer una antología de relatos sobre el rock escritos por rockeros. Una vez superada la prueba de la resaca, la idea nos continuó pareciendo buena y nos lanzamos a ella tirando primero de los contactos que ya teníamos a raíz del citado Hankover, en el que ya habían participado varios músicos", explica Patxi Irurzun. "La propuesta inicial era que todos escribieran sobre rock and roll, pero esto cambió por dos motivos: uno, porque si hoy es el día que todavía estamos esperando relatos de gente que se comprometió a colaborar, si nos hubiéramos cerrado en banda con la temática, todavía no habríamos acabado (risas). Pero, realmente, todo cambió cuando nos llegó el relato de Carlos Pina (Panzer)... Su mujer había muerto hace poco y, por diversas circunstancias, no había podido despedirse de ella; el cuento fue su particular adiós. Este relato, especialmente emotivo, fue el primero de muchos otros que se salieron del rock, como el de El Drogas, que nos mandó uno erótico. Formalmente, hemos tenido un poco de todo, desde músicos que han tomado como base una canción para su texto hasta otros que sí han contado historias relacionadas con el rock".
Simpatía por el Relato es, además, un libro solidario, ya que sus autores han cedido los derechos que la obra genere al comedor social Paris365, de Pamplona, y a la Asociación para la Cooperación con el Pueblo Saharaui Río de Oro, de Fuenlabrada.
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/11/26/ocio-y-cultura/el-camaleon/libro-el-navarro-patxi-irurzun-y-el-madrileno-esteban-gutierrez-coordinan-una-original-seleccion-de-textos-los-autores-32-musicos
Simpatía por el relato
Amaia Garahouse
Conseguir juntar a 32 músicos en un mismo libro, aportando cada uno de ellos un relato, puede parecer una tarea fácil... Que realmente es casi imposible. El escritor navarro Patxi Irurzun y el madrileño Esteban Gutiérrez lo han conseguido tras casi dos años de trabajo. "La idea surgió en una de las fiestas de presentación de Hankover/Resaca (antología también coordinada por Patxi Irurzun), hace algo más de dos años. En el concierto posterior a la presentación se me acercó Esteban, al que yo entonces apenas conocía, y me dijo que sería una buena idea hacer una antología de relatos sobre el rock escritos por rockeros. Una vez superada la prueba de la resaca, la idea nos continuó pareciendo buena y nos lanzamos a ella tirando primero de los contactos que ya teníamos a raíz del citado Hankover, en el que ya habían participado varios músicos", explica Patxi Irurzun. "La propuesta inicial era que todos escribieran sobre rock and roll, pero esto cambió por dos motivos: uno, porque si hoy es el día que todavía estamos esperando relatos de gente que se comprometió a colaborar, si nos hubiéramos cerrado en banda con la temática, todavía no habríamos acabado (risas). Pero, realmente, todo cambió cuando nos llegó el relato de Carlos Pina (Panzer)... Su mujer había muerto hace poco y, por diversas circunstancias, no había podido despedirse de ella; el cuento fue su particular adiós. Este relato, especialmente emotivo, fue el primero de muchos otros que se salieron del rock, como el de El Drogas, que nos mandó uno erótico. Formalmente, hemos tenido un poco de todo, desde músicos que han tomado como base una canción para su texto hasta otros que sí han contado historias relacionadas con el rock".
Simpatía por el Relato es, además, un libro solidario, ya que sus autores han cedido los derechos que la obra genere al comedor social Paris365, de Pamplona, y a la Asociación para la Cooperación con el Pueblo Saharaui Río de Oro, de Fuenlabrada.
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/11/26/ocio-y-cultura/el-camaleon/libro-el-navarro-patxi-irurzun-y-el-madrileno-esteban-gutierrez-coordinan-una-original-seleccion-de-textos-los-autores-32-musicos
VIII CONCURSO DE RELATOS LUIS DEL VAL
1 Podrán participar todas las personas interesadas mayores de 18 años, sin límite de edad, presentando cada participante una sola obra inédita. A los ganadores de la última edición en sus diferentes premios se les invitará a formar parte del jurado.
No podrán participar los ganadores de ediciones anteriores, en la misma categoría.
2 Las obras estarán escritas en lengua castellana o lengua aragonesa, de tema libre, inéditas, con
extensión máxima de 2 folios en formato A4, escritos por una sola cara, mecanografiados o informatizados a doble espacio (tipo de letra Times New Roman, cuerpo 12).
3 Se enviará original y dos copias, acompañadas de un sobre cerrado (plica) que contenga: Nombre y apellidos, domicilio, teléfono de contacto y fotocopia del DNI o documento que acredite su identificación. En el exterior de dicho sobre cerrado debe aparecer el título de la obra presentada. Pueden presentarse en soporte electrónico (CD o disquete).
4 El plazo de admisión de trabajos finalizará el 28 de febrero de 2011, y se entregarán en el Registro del Ayuntamiento de Sallent, o bien por correo indicando en el sobre “VIII Concurso de relatos cortos para leer en tres minutos ‘Luis del Val’”, a la siguiente dirección:
Excmo. Ayuntamiento de Sallent.
C/ Francia, 4. 22640 Sallent de Gállego (Huesca).
E-mail: cultura@aytosallent.es
5 Se establecen los siguientes premios:
• Premio en lengua castellana: 700 € y diploma
• Premio en lengua aragonesa: 400 € y diploma
6 El jurado estará compuesto por personas vinculadas al mundo de la cultura, representantes de grupos políticos y de asociaciones locales. Atenderán a los criterios de creatividad y técnica, emitiendo su fallo inapelable en reunión secreta y haciéndolo público en las actas de las reuniones que se mantengan en el acto que para tal fin será organizado por el Ayuntamiento y el Grupo de Cultura de Sallent.
7 En el acto organizado para la entrega de premios se procederá a la lectura de los trabajos galardonados, siendo condición indispensable para tener derecho a premio estar presente en dicho acto o representado por persona debidamente autorizada.
8 El Jurado podrá declarar desierto alguno de los premios si los trabajos presentados no reunieran la calidad mínima exigible a juicio del mismo.
9 Las obras premiadas quedarán en propiedad del Excmo. Ayuntamiento de Sallent, quien podrá hacer uso de las mismas y de aquellas que seleccione por su interés o calidad literaria, como estime oportuno, incluida la publicación de las mismas. Las obras no premiadas ni seleccionadas podrán ser retiradas por sus autores o personas autorizadas antes del 27 de abril de 2011, entendiéndose en caso contrario que el autor renuncia a la misma, quedando en propiedad del Ayuntamiento. Asimismo, se admitirá la entrega de originales por correo electrónico. Estos se remitirán como archivo adjunto con 2 archivos Word, uno con el relato y otro con los datos personales, en el que se incluirán también los datos especificados en la cláusula tercera de estas bases. La dirección de recepción será cultura@aytosallent.es.
No podrán participar los ganadores de ediciones anteriores, en la misma categoría.
2 Las obras estarán escritas en lengua castellana o lengua aragonesa, de tema libre, inéditas, con
extensión máxima de 2 folios en formato A4, escritos por una sola cara, mecanografiados o informatizados a doble espacio (tipo de letra Times New Roman, cuerpo 12).
3 Se enviará original y dos copias, acompañadas de un sobre cerrado (plica) que contenga: Nombre y apellidos, domicilio, teléfono de contacto y fotocopia del DNI o documento que acredite su identificación. En el exterior de dicho sobre cerrado debe aparecer el título de la obra presentada. Pueden presentarse en soporte electrónico (CD o disquete).
4 El plazo de admisión de trabajos finalizará el 28 de febrero de 2011, y se entregarán en el Registro del Ayuntamiento de Sallent, o bien por correo indicando en el sobre “VIII Concurso de relatos cortos para leer en tres minutos ‘Luis del Val’”, a la siguiente dirección:
Excmo. Ayuntamiento de Sallent.
C/ Francia, 4. 22640 Sallent de Gállego (Huesca).
E-mail: cultura@aytosallent.es
5 Se establecen los siguientes premios:
• Premio en lengua castellana: 700 € y diploma
• Premio en lengua aragonesa: 400 € y diploma
6 El jurado estará compuesto por personas vinculadas al mundo de la cultura, representantes de grupos políticos y de asociaciones locales. Atenderán a los criterios de creatividad y técnica, emitiendo su fallo inapelable en reunión secreta y haciéndolo público en las actas de las reuniones que se mantengan en el acto que para tal fin será organizado por el Ayuntamiento y el Grupo de Cultura de Sallent.
7 En el acto organizado para la entrega de premios se procederá a la lectura de los trabajos galardonados, siendo condición indispensable para tener derecho a premio estar presente en dicho acto o representado por persona debidamente autorizada.
8 El Jurado podrá declarar desierto alguno de los premios si los trabajos presentados no reunieran la calidad mínima exigible a juicio del mismo.
9 Las obras premiadas quedarán en propiedad del Excmo. Ayuntamiento de Sallent, quien podrá hacer uso de las mismas y de aquellas que seleccione por su interés o calidad literaria, como estime oportuno, incluida la publicación de las mismas. Las obras no premiadas ni seleccionadas podrán ser retiradas por sus autores o personas autorizadas antes del 27 de abril de 2011, entendiéndose en caso contrario que el autor renuncia a la misma, quedando en propiedad del Ayuntamiento. Asimismo, se admitirá la entrega de originales por correo electrónico. Estos se remitirán como archivo adjunto con 2 archivos Word, uno con el relato y otro con los datos personales, en el que se incluirán también los datos especificados en la cláusula tercera de estas bases. La dirección de recepción será cultura@aytosallent.es.
10 Los gastos de envío que puedan generar la participación en este concurso serán siempre por cuenta de los participantes, así como los derivados de su presencia en el acto de entrega de premios.
11 El Ayuntamiento de Sallent cuidará de la conservación de las obras durante el tiempo del certamen, si bien no se hace responsable de los daños o pérdidas que puedan sufrir por causa fortuita.
12 La participación en este concurso supone la aceptación de todas sus bases, así como de la interpretación que de las mismas efectúe el jurado.
Sallent de Gállego, septiembre de 2010
NEORABIOSOS FIRMA MI CASA - ENTREVISTA A DANILAC
NEORRABIOSO FIRMA MI CASA
29 de junio de 2009
Batania, en un intento de transmitir la poesía a las masas, se dedica a pintar versos por las paredes de Madrid. Hoy entrevistamos a Danilac, que luce orgulloso desde el domingo 21 una pintada en la fachada de su edificio del inédito poeta.
El Final Danilactiano: ¿Cuándo te diste cuenta de la pintada en tu propia casa?
Danilac: Pues la verdad es que me enteré gracias al mismo Batania, que cuelga las imágenes de sus pintadas en su blog Neorrabioso.
EFD: No es entonces un lugar por donde pasas a menudo… Me refiero a la pared de la pintada.
Danilac: Puede resultar gracioso, pero la verdad es que no. Mi recorrido habitual es otro. Salgo del portal y voy en dirección contraria, hacia el garaje o el metro, pero casi nunca paso por allí a menos que vaya a coger el coche de mis padres.
EFD: ¿No decías que tenías garaje?
Danilac: Sí, pero la pereza es el argumento de mayor peso cuando se trata de jubilados.
EFD: Qué opinión te merecen las pintadas de Batania.
Danilac: Me viene a la cabeza la expresión ‘mal necesario‘. Pero no le hace justicia. La poesía está muy alejada hoy del día a día. Es necesario que la gente de a pie se choque de bruces con ella, se empape, y lo vea como una alternativa. La poesía necesita publicidad. Y las pintadas de Batania son precisamente eso. Esta es una forma de que llegue a toda la gente que pasa por ahí, que estando donde está, es mucha. Pero mucha, ¿eh?
EFD: Entonces, lo de ‘mal‘ ¿a qué viene?
Danilac: Pues a que no es muy estético. Para ser un graffiti carece de todo elemento decorativo. Aunque hay que reconocer que Batania tiene un estilo propio muy marcado, y eso muchas veces es generador de corriente. Sin embargo muchos artistas ‘urbanos‘ que lanzan el mismo tipo de mensaje lo hacen con una estética más cuidada, que lleva a un menor rechazo del espectador.
EFD: Como Banksy.
Danilac: Parece que me leyeras el pensamiento. (RISAS) Si, Banksy ha pasado de ser considerado un grafitero especialista en estarcido con un mensaje más o menos crítico a ser expuesto en el museo de Bristol. Sus obras tienen un carácter más gráfico y crítico con el sistema.
EFD: ¿Entonces es Batania el Banksy español?
Danilac: No. Batania usa el mismo medio para otros fines, la comparación la verdad es que resulta ridícula.
EFD: No pretendía ofenderte.
Danilac: Te perdono.
EFD: Obviando la calidad estética, ¿crees que las pintadas de Batania consiguen algún efecto en los viandantes?
Danilac: Me temo que no. El lugar no es un sitio dado a la reflexión. Para comprender o empezar a atisbar el sentido de una obra, tienes que comprender el lenguaje que utiliza. Pero el lugar elegido es siempre de paso hacia el trabajo o de vuelta al hogar. Yo juego con ventaja, porque le sigo a diario en su blog. Sé qué es lo que pinta, y a veces hasta recuerdo el poema del que saca el verso.
EFD: De hecho muchas veces comentas en sus fotografías de pintadas.
Danilac: Me gusta completar el verso en busca del chiste o la revuelta dialéctica. Me imagino a Batania, o sus lectores torciendo la boca en una media sonrisa pensando en los payaso que puede llegar a ser Danilac. Y eso me gusta, porque me instalo en sus cabezas por unos instantes. Es una suerte de invasión de los ultra cuerpos. Una invasión danilactiana.
EFD: Una invasión un tanto futil, si me permites la expresión. Hablando de pintadas. Según mis fuentes no es el único autor de pintadas que te ha influenciado.
Danilac: ¡Ah! Ya sé a lo que te refieres. ‘El del quinto tiene suerte‘, ¿no?
EFD: Exacto
Danilac: Precisamente lo he vuelto a ver recientemente. Cuando alguien hace obras, para proteger el ascensor de mi edificio ponen unos contrachapados que cubren las paredes del ascensor. Las pintadas del tipo ‘tonto el que lo lea‘ y ‘pues más el que lo escribe‘ empezaron a proliferar. Pero una me llamó la atención. Decía: ‘El del quinto tiene suerte‘. Como yo vivo en ese piso, me dí por aludido, y siempre que me acuerdo pienso que efectivamente, tengo mucha suerte.
EFD: ¿Por algo en concreto?
Danilac: Por todo lo que tengo y lo que me rodea. Me siento afortunado.
EFD: Si alguna vez te diera por hacer pintadas, ¿qué verso pintarías?
Danilac: Uff… ni idea… ¡Ah sí! Un haiku de autoafirmación. "Después de todo/me doy cuenta de que soy/un gilipollas"
PUBLICADO EN
HTTP://DANILAC.BLOGSOME.COM/2009/06/29/NEORRABIOSO-FIRMA-MI-CASA/
29 de junio de 2009
Batania, en un intento de transmitir la poesía a las masas, se dedica a pintar versos por las paredes de Madrid. Hoy entrevistamos a Danilac, que luce orgulloso desde el domingo 21 una pintada en la fachada de su edificio del inédito poeta.
El Final Danilactiano: ¿Cuándo te diste cuenta de la pintada en tu propia casa?
Danilac: Pues la verdad es que me enteré gracias al mismo Batania, que cuelga las imágenes de sus pintadas en su blog Neorrabioso.
EFD: No es entonces un lugar por donde pasas a menudo… Me refiero a la pared de la pintada.
Danilac: Puede resultar gracioso, pero la verdad es que no. Mi recorrido habitual es otro. Salgo del portal y voy en dirección contraria, hacia el garaje o el metro, pero casi nunca paso por allí a menos que vaya a coger el coche de mis padres.
EFD: ¿No decías que tenías garaje?
Danilac: Sí, pero la pereza es el argumento de mayor peso cuando se trata de jubilados.
EFD: Qué opinión te merecen las pintadas de Batania.
Danilac: Me viene a la cabeza la expresión ‘mal necesario‘. Pero no le hace justicia. La poesía está muy alejada hoy del día a día. Es necesario que la gente de a pie se choque de bruces con ella, se empape, y lo vea como una alternativa. La poesía necesita publicidad. Y las pintadas de Batania son precisamente eso. Esta es una forma de que llegue a toda la gente que pasa por ahí, que estando donde está, es mucha. Pero mucha, ¿eh?
EFD: Entonces, lo de ‘mal‘ ¿a qué viene?
Danilac: Pues a que no es muy estético. Para ser un graffiti carece de todo elemento decorativo. Aunque hay que reconocer que Batania tiene un estilo propio muy marcado, y eso muchas veces es generador de corriente. Sin embargo muchos artistas ‘urbanos‘ que lanzan el mismo tipo de mensaje lo hacen con una estética más cuidada, que lleva a un menor rechazo del espectador.
EFD: Como Banksy.
Danilac: Parece que me leyeras el pensamiento. (RISAS) Si, Banksy ha pasado de ser considerado un grafitero especialista en estarcido con un mensaje más o menos crítico a ser expuesto en el museo de Bristol. Sus obras tienen un carácter más gráfico y crítico con el sistema.
EFD: ¿Entonces es Batania el Banksy español?
Danilac: No. Batania usa el mismo medio para otros fines, la comparación la verdad es que resulta ridícula.
EFD: No pretendía ofenderte.
Danilac: Te perdono.
EFD: Obviando la calidad estética, ¿crees que las pintadas de Batania consiguen algún efecto en los viandantes?
Danilac: Me temo que no. El lugar no es un sitio dado a la reflexión. Para comprender o empezar a atisbar el sentido de una obra, tienes que comprender el lenguaje que utiliza. Pero el lugar elegido es siempre de paso hacia el trabajo o de vuelta al hogar. Yo juego con ventaja, porque le sigo a diario en su blog. Sé qué es lo que pinta, y a veces hasta recuerdo el poema del que saca el verso.
EFD: De hecho muchas veces comentas en sus fotografías de pintadas.
Danilac: Me gusta completar el verso en busca del chiste o la revuelta dialéctica. Me imagino a Batania, o sus lectores torciendo la boca en una media sonrisa pensando en los payaso que puede llegar a ser Danilac. Y eso me gusta, porque me instalo en sus cabezas por unos instantes. Es una suerte de invasión de los ultra cuerpos. Una invasión danilactiana.
EFD: Una invasión un tanto futil, si me permites la expresión. Hablando de pintadas. Según mis fuentes no es el único autor de pintadas que te ha influenciado.
Danilac: ¡Ah! Ya sé a lo que te refieres. ‘El del quinto tiene suerte‘, ¿no?
EFD: Exacto
Danilac: Precisamente lo he vuelto a ver recientemente. Cuando alguien hace obras, para proteger el ascensor de mi edificio ponen unos contrachapados que cubren las paredes del ascensor. Las pintadas del tipo ‘tonto el que lo lea‘ y ‘pues más el que lo escribe‘ empezaron a proliferar. Pero una me llamó la atención. Decía: ‘El del quinto tiene suerte‘. Como yo vivo en ese piso, me dí por aludido, y siempre que me acuerdo pienso que efectivamente, tengo mucha suerte.
EFD: ¿Por algo en concreto?
Danilac: Por todo lo que tengo y lo que me rodea. Me siento afortunado.
EFD: Si alguna vez te diera por hacer pintadas, ¿qué verso pintarías?
Danilac: Uff… ni idea… ¡Ah sí! Un haiku de autoafirmación. "Después de todo/me doy cuenta de que soy/un gilipollas"
PUBLICADO EN
HTTP://DANILAC.BLOGSOME.COM/2009/06/29/NEORRABIOSO-FIRMA-MI-CASA/
viernes, 26 de noviembre de 2010
LA TRAGICA Y PATÉTICA MUERTE DEL REY DE LOS MONOS
Sobre la inmensa maraña de árboles resuena el famoso grito del Rey de los monos, Tarzan. Los distintos animales giran sus cabezas hacia el lugar de donde proviene el grito. Éste se interrumpe de golpe dando paso a una serie de graves tosidos.
Tarzan está de espaldas junto a un viejo árbol situado al lado de tres pequeños montículos de tierra. Sobre los montículos están clavados unos palos a modo de lápida, en cada uno de ellos hay un nombre toscamente grabado a chuchillo. En el primero y más grande está escrito: JANE (con la n al revés) y en los otros dos: CHITA y BOI. Tarzan lanza de nuevo su grito pero la voz se le quiebra y termina en otro ataque de tos.
Tarzan está de espaldas junto a un viejo árbol situado al lado de tres pequeños montículos de tierra. Sobre los montículos están clavados unos palos a modo de lápida, en cada uno de ellos hay un nombre toscamente grabado a chuchillo. En el primero y más grande está escrito: JANE (con la n al revés) y en los otros dos: CHITA y BOI. Tarzan lanza de nuevo su grito pero la voz se le quiebra y termina en otro ataque de tos.
Se le nota bastante castigado por los años (setenta y pico). Aunque no está calvo ha perdido gran parte de su pelambrera y la poca que le queda es de color gris claro. Luce una espléndida barriga que sobresale por encima de su típico taparrabos de piel de leopardo. Cuando consigue dominar el ataque de tos se gira y escupe una flema considerable, con la mala fortuna que el esputo le cae en el pecho, quedando un hilo de saliva entre el labio y el pectoral. Abatido arranca las hojas del suelo y se limpia el escupitajo con ellas. Cuando ha terminado nota un escozor y se percata que las hojas que ha cogido son ortigas. Refunfuñando las arroja lejos. Eso no evita que le salga un sarpullido en el pecho. Una última mirada hacia las tumbas y decide ponerse en camino. Unos metros por encima de su cabeza cuelga una liana. Salta para cogerla pero no llega. Lo vuelve a intentar tomando más impulso. Tampoco está vez lo logra. Molesto consigo mismo retrocede unos metros para tomar carrerilla. Se lanza a la carrera y cuando está a punto de llegar a la liana ejecuta el salto. Tampoco lo consigue. Decepcionado emite unos cuantos gruñidos. Se va hacía el árbol e intenta escalarlo. El tronco es demasiado grueso para sus brazos, aun así consigue trepar un par de metros. De pronto se queda sin fuerzas. La rama más cercana a la que podría agarrarse queda a metro y medio de su alcance. Hace un último esfuerzo y consigue llegar hasta ella. La agarra, pero la rama es demasiado fina para soportar su peso. Tarzan cae con la rama aferrada a su mano. Aterriza en el suelo dándose un espectacular costalazo. A consecuencia del golpe se queda sin aire que intenta recuperar a base de espasmos. La caja torácica está atorada y no consigue respirar. Poco a poco su cara se va volviendo de un rojo intenso. Por fin logra que una bocanada le entre en los pulmones. Muy lentamente y con crujidos por todo su cuerpo consigue arrastrarse hasta el pie del árbol. Se recuesta contra el tronco y llevándose las manos a la cara se echa a llorar ¡Patético! Cuando se calma desenfunda su cuchillo y muy dignamente se abre las muñecas con él. La sangre fluye. Tarzan clava el cuchillo en el suelo y mientras se deja morir contempla por última vez la selva en la que un día fue el rey.
pepe pereza
PRESENTACIÓN DE LS6 DE MARIO CRESPO
LS6
LO BUENO de ser artista es que no tienes que fichar. Las mañanas son para disfrutar. Para jugar a la Play, ver la tele, salir un rato, ir al cine, pasear, comer por ahí... La gente no debería emplear tanto tiempo en trabajos alienantes de oficina. Ficho y vuelvo a fichar. Y así durante cuarenta años. Piensas y te consuelas: al menos salgo a las tres, no es un trabajo difícil, hay buen ambiente laboral. ¿Y qué? Es una obligación, es una actividad que debes hacer si pretendes hacer algo dentro del sistema. Si no tienes unos ingresos constantes, los gastos acabarán por engullirte. Filipe se consideraba el hombre más afortunado del mundo. Vivía de algo que le gustaba. Carlos y las demás personas de su entorno trabajaban duro para pagar facturas, alquileres y comida. Lo poco que ahorraban lo enviaban a Angola. Pero el precio que Filipe había pagado por llegar hasta donde estaba era bastante más alto que todas las facturas de su comunidad de vecinos juntas. Pensaba que había merecido la pena, pero era consciente de que le faltaba algo para completar esa felicidad relativa de la que hacía gala con su sonrisa. Intuía que, más que faltarle algo, le sobraba. Quería quitar lastre, desprenderse de la coraza que le acompañaba, del escudo que vestía para protegerse. Pero no de aquellos que pudieran hacerle daño, sino de sí mismo. Filipe tenía una patología muy común en la sociedad moderna: tenía miedo a amar.
Mario Crespo. LS6. Diseño de cubierta: Sofía Serra Giráldez. Bohodón Ediciones, Madrid, 2010.
LO BUENO de ser artista es que no tienes que fichar. Las mañanas son para disfrutar. Para jugar a la Play, ver la tele, salir un rato, ir al cine, pasear, comer por ahí... La gente no debería emplear tanto tiempo en trabajos alienantes de oficina. Ficho y vuelvo a fichar. Y así durante cuarenta años. Piensas y te consuelas: al menos salgo a las tres, no es un trabajo difícil, hay buen ambiente laboral. ¿Y qué? Es una obligación, es una actividad que debes hacer si pretendes hacer algo dentro del sistema. Si no tienes unos ingresos constantes, los gastos acabarán por engullirte. Filipe se consideraba el hombre más afortunado del mundo. Vivía de algo que le gustaba. Carlos y las demás personas de su entorno trabajaban duro para pagar facturas, alquileres y comida. Lo poco que ahorraban lo enviaban a Angola. Pero el precio que Filipe había pagado por llegar hasta donde estaba era bastante más alto que todas las facturas de su comunidad de vecinos juntas. Pensaba que había merecido la pena, pero era consciente de que le faltaba algo para completar esa felicidad relativa de la que hacía gala con su sonrisa. Intuía que, más que faltarle algo, le sobraba. Quería quitar lastre, desprenderse de la coraza que le acompañaba, del escudo que vestía para protegerse. Pero no de aquellos que pudieran hacerle daño, sino de sí mismo. Filipe tenía una patología muy común en la sociedad moderna: tenía miedo a amar.
Mario Crespo. LS6. Diseño de cubierta: Sofía Serra Giráldez. Bohodón Ediciones, Madrid, 2010.