Foto: Panoramio photos by ullas
Un sueño en abierto (o de la gastroclaustrofobia)
A Isabel Piñana, isla en la isla en la isla...
Estaba en La Graciosa.
Iba a un almuerzo feliz con mi amiga Isabel P. (aka la Gnomo poeta), adoradora oficial de la isla.
Compré a los pescadores almejas gordas, cigalas, una sama y calamares.
Lo llevé a una posada restaurante para que los cocinaran.
La posada tenía paredes de cal muy blancas y vigas de madera pintadas de azul.
Recordé a Los Roques, me sentí confundida.
Me asomé al mar y constaté que era el Atlántico.
El cocinero admiraba lo que llevé.
Le regalé la mitad de todo.
Nos sentaron en una mesa junto a una ventana.
Eramos dos y al pestañear, cuatro.
Se autoinvitaron dos personas muy desagradables,
dos personas con las que tengo un vínculo consanguíneo en la vida real.
Masticaban como zafios.
Rapiñaban.
Isabel comenzó a llorar en silencio.
El resto de los comensales encendía puros.
Yo los apagaba salpicando agua de los floreros.
Gritaba que era ilegal.
Pedía el teléfono de la policía.
Se reían: "En esta isla nadie te va a salvar".
Se acabó el agua de los floreros.
-¿Qué vas a hacer ahora?
- Voy apagar vuestros puros con jable, les dije. Los volcanes sirven para volver al orden.
Cogí un un puño de arena negra y lo arrojé.
Desperté.
© Lena Yau
Gracias, Pepe querido...
ResponderEliminarGracias a ti.
ResponderEliminarMil besos aorillados
orillados quería decir
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