Cuando entré aquella tarde en casa de mi madre el corazón me dio un salto
un brinco abrupto y fuertesobre la mesa tenía desparramadas fotografías antiguas
color sepia
en blanco y negro
y amarillentas
no quise decir nada
solo miré atentamente a mi madre
intentando calcular la gravedad de su enfermedad
mi abuela
la madre de mi madre
o sea su madre
el año de su muerte había sacado todas la fotografías
y cada tarde las seleccionaba
unas al fuego
otras las dejaba en el álbum
otras nos las iba dando
después de su fallecimiento comprobamos que apenas quedaban fotografías en el álbum familiar de la abuela
que se habían ido muriendo con ella en las tardes de invierno
lo mismo hizo el marido de mi madre
mi padre
en sus últimos meses de vida las fue agrupando por orden de parentesco
y las había ido reviviendo en los días de un verano inacabado
las fotografías que mi madre tenía expuestas sobre la mesa del comedor
no eran suyas
se las había entregado su hermana el último día que fue al pueblo
porque ya nadie reconocía a los tíos-abuelos bisabuelos y amigos de estos
ya nadie acertaba a ponerles nombres
pero si la hermana de mi madre este verano revisa las fotografías del álbum familiar
he pensado que dada la trayectoria de la familia
quizá deberíamos empezar a despedirnos de ella.
© MJ Romero
http://alfaro-cuantosedevos.blogspot.com/
Gracias por traer las fotos familiares hasta aquí,
ResponderEliminarbesazos.
Primero he llegado a tu blog, mjromero, no sé ya por qué camino de sendas invisibles, luego te he hecho caso y recalado aquí para, ahora sí, felicitarte por tu poema que me ha emocionado.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Isabel, yo he sido más lenta en el recorrido hacia tu blog, pero he llegado.
ResponderEliminarGracias.