Entonces encontraron un cuerpo flotando en el lago, boca arriba, con el ojo derecho, el único que le quedaba, abierto y sin signos de aparente agresión humana. El volumen corporal, debido al agua ingerida, a los agentes químicos en suspensión que abarrotaban el lago y a la diferente fauna y flora que había tomado forma en los intestinos y otros conductos del fallecido, se había multiplicado por casi 2. Cuerpo-esponja. Saco de infusión. Cuando estamos vivos absorbemos pasado y aire; cuando morimos, química y organismos, procreación, tiempo futuro, aunque ese futuro ya de nada valga. Y no hay más. Desde la azotea se ven las partes traseras de los coches que bajan la avenida de única dirección que enfila al astillero en el borde del mar. Ninguno puede ni podrá remontarla.
® Agustín Fernández Mallo – del libro “Nocilla Experience” (Alfaguara)
Qué idea más fantástica has tenido, el trabajo que supone, además, preparar estas entradas...,
ResponderEliminaroye, tú en el fondo no tendrás algo de editor?, porque estas composiciones que haces...
La de ayer me gusto muchísimo y la de hoy también.
Enhorabuena.
abrazo.
¿Editor? no, suficiente tengo con el blog y mis escritos para encima echarme más cargas a la espalda.
ResponderEliminarBesazo
nos vemos la siguiente semana. Te escribiré antes.
Recuerdos al madridista