sábado, 6 de agosto de 2011

SIN TÍTULO - ÁNGEL MUÑOZ VOLTIOS

Últimamente he empezado a odiar a mis familiares más cercanos y a cualquier clase de pescado a partes iguales. Me levanté con una melodía en la cabeza mientras la batidora descuartizaba el silencio del baño. No puedo comprender que hace ese banco de madera cubierto de hojas marchitas en medio de mi salón. Puede que anoche me acostase siendo mujer, es extraño, no recuerdo haberle robado el perfume a nadie y la axila se puebla de caracoles. Los clavos llenan hoy mi desayuno en el tazón de cereales, la leche tiene un curioso sabor negro que no sabría definir. Desaparecieron los óleos del porche, recuerdo ser fontanero y aún así olvidé los pinceles en algún bolsillo. Qué raro, he realizado el recuento y todas las pestañas estaban en su sitio, ayer me faltaban dos en el ojo izquierdo mientras la pistola anunciaba que el cartero llegaría de un momento a otro. Será cuestión de segundos que alguien me explique por qué estoy envuelto en una fría sábana, sobre el rechazo de una camilla de quirófano, mientras la línea recta del monitor hace tiempo que dejó de oscilar.

Ángel dixit.

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