La casa se empequeñece con el tiempo. Primero llegaron los niños, abrieron puertas y ventanas y nos hicieron un sitio, donde menos incomodáramos. Luego llegaron las mascotas y los coches. Las mascotas trajeron a sus amigos. Pero nadie contó con que los amigos de las mascotas se reproducirían a velocidad de la luz y serían tan fecundos y tan prolijos invitando, a su vez, a todo bicho viviente que pasase por la casa y por el prado que rodea a la casa. Nos hemos visto obligados a reunirnos en petit comité para decidir qué rumbo dar a nuestra casa. Los más tímidos se han inclinado por un cenobio; los más osados, por traer como gerente a un elefante; los más desesperados, por abrir compuertas al mar y al viento. De momento filmamos los entes más diminutos, por si alguien decide abrir una iglesia cerca.
(de Casa Grande)
Publicado por mjromero http://alfaro-laciudadsinnombre.blogspot.com/
Una vez más, gracias.
ResponderEliminarUn abrazo grande.