miércoles, 14 de diciembre de 2011

LAS MONJITAS – LUIS MIGUEL RABANAL

LAS MONJITAS – LUIS MIGUEL RABANAL
4 de abril
La primavera quiere entrar a visitarnos por las rejas del lenguaje hasta el galán de noche y en el rostro sopla un aire insignificante que reconforta una enormidad. Privilegios del oprimido. No en vano las salidas de la celda cada vez son más abreviadas. De la cama al urinario y, si no hay mala pata, si se apiada de nosotros quien tiene que apiadarse, nuevamente nos volvemos o nos vuelven a la cama. Y a cascársela más, dado que es sanísimo hacerse unas chaquetas, o es lo que dicen los letreros. El buen tiempo de la mañana se agradece lo mismo que un caramelo de fresa por muy chupado que te lo pase Menéndez, el de las barbas luengas. Uno no está ya sino para renunciar a regirse y para consentir ser remolcado por los fantasmas que se encargan en lo oscuro de estirar la lengua hasta formar con ella precipicios, qué desdicha. Qué importa por quién, si los frenos y las ruedas de la silla se aflojan y conmigo se impulsa cuesta abajo, donde acecha un rinoceronte lanudo con su cuerno afilado listo para atravesar mi corazón.

9 de abril
Nos envían de apoyo logístico a una novicia guapa. Beatriz del Ilimitado Desconsuelo es como la nombran. Su mayor belleza reside en esa hechura joven de amena colegiala con acné, el indispensable solamente, y facciones deslumbrantes de perdida. Reemplazo sus palabras como si golpearan mis sienes con jaleo y las discurro porque me dañan y es prudente que así sea. En un minuto si se me autoriza continúo, porque he de apaciguar mi conciencia con unos vómitos, debidos a la menestra de arroz con rodajas de bellota y cáscaras de huevo rebozadas con guindilla que nos procuraron las damas de tanta caridad en su menú. Apendicitis o catalepsia o exceso de ipsación. Antes me gustaban las mujeres y ahora lo que me gusta son las onomatopeyas. Y por si acaso, recojo los artilugios de guarecer el ganado y de describir las lesiones de mis carnes y mi instinto y me hago regresar a la posada. Habrá diversión y devaneos.

® Luis Miguel Rabanal (“Elogio del Proxeneta” - Ediciones Escalera)

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