viernes, 16 de diciembre de 2011

MIGUEL – 15 AÑOS EN LA CALLE – LLORARÁS DONDE NADIE TE VEA - MIGUEL FUSTER

MIGUEL – 15 AÑOS EN LA CALLE – LLORARÁS DONDE NADIE TE VEA
Lo único que me importa es que por nada del mundo la agonía interminable y el cementerio de proyectos y de ilusiones que han sido estos 15 años en la calle, puedan caer pronto en el olvido. Y, aunque pueda parecer que los desgraciados sucesos que relato sólo tienen interés, en el fondo, para mí, no es así.
Ya que la tragedia que yo he vivido es idéntica a la de otros hombres y mujeres que, por nuestros errores hemos sido severamente castigados por la vida.
He pasado 15 años de mi vida en la calle como indigente compartiendo el dolor con estas personas. Siempre angustiados en la continua lucha contra la aversión y el rechazo que provocamos los indigentes. Padeciendo continuas humillaciones y desprecios. Las amenazas, que nos van convirtiendo en seres atemorizados convencidos de que estamos de más en cualquier lugar. Viviendo en un estado de inferioridad y de incapacidad permanentes sin salida posible. Para mitigar tanta mortificación, refugiados en el alcohol lanzamos paletadas de tierra sobre nosotros mismos.
Si para liberarse de algo es necesario contarlo, yo, por mi profesión, superados los primeros miedos a hurgar en este siniestro pasado en la calle, y vencido cierto pudor que me causaba mostrar las heridas que precipitaron mi caída, decidí que era mi deber publicarlo.
Y aunque las sensaciones son intransferibles, intento que quienes lean este segundo álbum que aquí presento, no les deje del todo indiferentes e intenten comprender las tragedias que encierran esos bultos sospechosos que somos los indigentes.
Quiero agradecer a mi amigo Juan Lemus, trabajador de arrels, la realización y seguimiento de este Blog y cuya inestimable ayuda y colaboración, tan valiosos me son para llevar a cabo este trabajo.
Agradezco a Félix Sabater, editor de ediciones Glénat el haberme ayudado a resolver mis dudas e inseguridades a la hora de afrontar este segundo álbum, y por darme absoluta libertad para realizar este trabajo completamente a mi entera voluntad.
Y sobre todo mi gratitud a la fundación Arrels, a sus trabajadores y a sus voluntarios, por la ejemplar y honrosa labor que prestan a la sociedad, que con escasos medios económicos, consiguen rescatar de la calle a personas que ya hemos tocado fondo. Alcoholizados, enfermos, irascibles y prácticamente irrecuperables.
Hace nueve años a punto de cumplir yo los 60, los voluntarios de la fundación Arrels me recogieron medio muerto por las plazas de Sants, poniendo fin a una pesadilla la cual llegué a creer no terminaría nunca.

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