MALDITA MALA SUERTE
Deja que la noche te abrase la memoria
una y otra vez y te encuentre muy despierto la voz
que nunca más has escuchado.
Figúrate que cumples los mismos años hoy
que ayer colmabas,
y que es tu fotografía la imagen que te restituyen
las olas turbulentas de ese espejo.
No creas todo lo que a menudo refieren
de ti los ebrios amigos del inútil pasado.
Tampoco finjas excesiva alarma en tu desesperación.
A veces es preferible dejarse de bobadas
y contarse a uno mismo las cosas tal y como fueron.
Las llamas horrendas de Losorrios, aquella niña rubia
de corazón tan desmesurado y en Montecorral
la necia servidumbre de lo oculto.
Cosas inocentes que ahora semejan la bondad
del pordiosero cuando cae, ya rendido, ante tu puerta.
Sobre tu lecho el terror o su sombra engañosa
y malévola se sacian nuevamente
y de verdad que estás jodido.
Lástima de no haber quedado allí de aquella,
cuando llegaron los muchachos
a orinar sobre tus sábanas,
a disgustarse contigo porque la noche
carecía aún de lujuria, aún de calor, aún de desprecio.
Publicado por luismiguelrabanal en http://luismiguelrabanal.wordpress.com/
Deja que la noche te abrase la memoria
una y otra vez y te encuentre muy despierto la voz
que nunca más has escuchado.
Figúrate que cumples los mismos años hoy
que ayer colmabas,
y que es tu fotografía la imagen que te restituyen
las olas turbulentas de ese espejo.
No creas todo lo que a menudo refieren
de ti los ebrios amigos del inútil pasado.
Tampoco finjas excesiva alarma en tu desesperación.
A veces es preferible dejarse de bobadas
y contarse a uno mismo las cosas tal y como fueron.
Las llamas horrendas de Losorrios, aquella niña rubia
de corazón tan desmesurado y en Montecorral
la necia servidumbre de lo oculto.
Cosas inocentes que ahora semejan la bondad
del pordiosero cuando cae, ya rendido, ante tu puerta.
Sobre tu lecho el terror o su sombra engañosa
y malévola se sacian nuevamente
y de verdad que estás jodido.
Lástima de no haber quedado allí de aquella,
cuando llegaron los muchachos
a orinar sobre tus sábanas,
a disgustarse contigo porque la noche
carecía aún de lujuria, aún de calor, aún de desprecio.
Publicado por luismiguelrabanal en http://luismiguelrabanal.wordpress.com/
Hala Madrid!
ResponderEliminarSÉ QUIÉN ERES, MADRIDISTA
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