miércoles, 28 de marzo de 2012

Todos sabemos que hoy en día está prohibido fumar en casi todos los sitios, uno de los pocos lugares donde está permitido es el interior de un libro. Aprovechando el vacío legal me he permitido el lujo de fumar hasta hartarme dentro de estas páginas, no conforme con eso, he obligado a mis personajes a que fumen también, de hecho, abras por donde abras el libro, seguro recibirás una bocanada de humo en la cara. Pero no nos llevemos a engaños, ni el humo, ni el tabaco, ni siquiera el hachís, tienen verdadera consistencia dentro de la narración, no dejan de ser un atrezo que acompaña a los protagonistas, un fútil instrumento del que me sirvo para aglutinar y dar unidad a las dieciocho historias que componen el libro. Y si hay un elemento que de relevancia a estas historias, ese, sin duda alguna es: la soledad. Pero cuando hablo de soledad no lo hago en sentido peyorativo, todo lo contrario, hablo de la soledad como recompensa, como alimento del alma. Esta búsqueda de la soledad es el motor que pone en marcha los mecanismos de la acción, la verdadera motivación de los personajes.

Concretando un poco más, señalaré que el libro está escrito en primera persona y se divide en tres partes, la primera y más extensa se refiere a esos relatos de no-ficción que son autobiográficos. Este periplo narrativo de mi vida abarca desde los trece años hasta los cuarenta y cinco. Y en ellos dejo reflejado mi interés juvenil por los libros de aventuras y los cómics de súper-héroes, mis primeras experiencias con las drogas, el descubrimiento crucial de escritores como Bukowski, mis andanzas en el mundo de la interpretación y, finalmente, mi encuentro con la literatura.

La segunda parte del libro se titula Híbridos. En estos relatos ficción y realidad van de la mano y terminan confundiéndose la una con la otra. Cuentan el agobio de un conductor al tener la certeza de que va a sufrir un accidente mortal, el funeral de la persona amada con sorpresa final, alguien que termina en comisaría por defender a unos patos, un accidente doméstico al intentar rasurar un pubis, la llamada de una ex novia pidiendo un encuentro para engendrar un hijo y las andanzas de un hacker que se cuela en el disco duro de una importante editorial con la intención de camuflar su impronta en los libros de sus escritores favoritos.

La tercera parte del libro los relatos son, única y exclusivamente, de ficción. En esta sección me he permitido jugar con los géneros narrativos y he tocado la serie negra, el humor y la aventura.
En términos generales esas son las credenciales del libro.


Que siempre con la voz personal del escritor, estos relatos en unos casos recuerdan al Kerouac más viajero, en otros al escritor maldito por excelencia de la literatura norteamericana: Bukowski, y en alguno a la dureza y violencia extrema y sin sentido de ciertos párrafos de Hubert Selby Jr…

Una calidad que ya quisieran para sí muchos escritores en su debut en letra impresa.

David González (Fragmento del prólogo)


Prólogo: David González
Fotografía cubierta: Capear
Figura Origami: Óscar Cardeñosa
Correctoras: Adriana Bañares Camacho & MJ Romero
Editorial: Origami

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