miércoles, 21 de marzo de 2012

TRES MELONES CAYENDO A PLOMO DE CARLOS SALCEDO ODKLAS

Bueno, aquí estoy otra vez frente a la jodida pantalla en blanco. Llevo varios días sin escribir nada, no me gusta forzar las cosas, me gusta verme a mí mismo como un simple intermediario, pensar que las palabras vienen cuando les da la gana y, simplemente, pasan a través de mí, es un pensamiento romántico que utilizo, seguramente, para justificar mi pereza, Stephen King decía que uno no es escritor hasta que no se acostumbra a escribir un mínimo de horas al día, eso me aleja de su concepción de escritor, por otra parte, nadie me paga por ello así que me puedo permitir hacerlo cuando me da la gana, cuando es inevitable, como ahora. Ahora me apetece escribir. Alguien dijo también que toda la literatura trata o del amor o de la muerte, de hecho uno de los primeros libros que me leí de forma seria fue “El amor, las mujeres y la muerte” de Arthur Schopenhauer, si no llega a ser por ese libro y por la mujer que me lo recomendó (una profesora de filosofía) yo no estaría aquí escribiendo esto.
Me apetece escribir sobre las mujeres, es un tema recurrente, ya he escrito sobre ello en otras ocasiones, es un tema que da mucho de sí porque ¿acaso hay alguien que las entienda? Yo, desde luego, no. Sólo sé que me gustan, me interesan, las adoro y las odio por igual. Siempre he estado rodeado de mujeres, me crié rodeado de mujeres, mi padre salió corriendo y me dejó solo con ellas, el muy cabrón. Lo pasé muy mal en mi juventud por su culpa, las mujeres que me criaron, mi madre y mi hermana, me sacaban de quicio, y el resto de mujeres, las que me quería follar, pasaban de mí. Mi gran timidez, provocada por mi personalidad melancólica y solitaria, me impedía tratar de seducirlas, con lo cual tardé mucho en ser desvirgado, lo que me provocó un sinfín de traumas, fue una época dura, muy dura, y no hablo solo de mi permanente y solitaria erección constante. Por suerte todo cambió y a día de hoy puedo decir bien alto que casi todas mis fantasías sexuales se han llevado a cabo con éxito. He visto mi esperma resbalando por bocas, culos y coños, he estado con rubias, con morenas, con castañas y pelirrojas, me he follado a gordas, delgadas, altas y bajas, me he follado a chicas poco agraciadas debido a mi desesperación del momento alimentada por el alcohol y también he estado con una modelo de esas por las que todos babeáis. He estado con pijas, chonis, metaleras, góticas... Recuerdo a todas y cada una y siempre he intentado tratarlas bien. Me encantan las mujeres, me encanta follármelas, me encanta darles placer, recrearme recorriendo sus cuerpos. Es curioso, a los hombres, cuando estamos juntos, nos encanta hablar sobre nuestras proezas sexuales, todos tenemos la polla gigantesca y podemos estar horas y horas provocando multitud de orgasmos en ellas, pero, hablando con mujeres, me he dado cuenta que la mayoría de tíos son unos patanes en la cama…

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