viernes, 16 de agosto de 2013

TEXTO (NO) TRANSGRESOR – CARLOS SALCEDO ODKLAS

¿Existe la transgresión? ¿Ha existido alguna vez? ¿Qué es? ¿A qué se dedica la muy perra?
El diccionario nos dice que es: El quebrantamiento de leyes, normas o costumbres. Provocación, especialmente en contextos artísticos y literarios, o la superación de un obstáculo.
Muchas corrientes artísticas se autopajean e inflan poniéndose la etiqueta de transgresivas, como si dieran un codazo a un colega mientras le ponen una medio sonrisa de complicidad, es lo que se llama la hermandad en la mierda, pero tras esos románticos momentos todos volvemos a casa por el camino correcto, cruzamos en verde y nos acostamos pronto que a la mañana siguiente hay que currar, y no se puede llegar cinco minutos tarde al curro que si no hay bronca.

¡Me cago en la “transgresión”, y me cago en ti! Y lo hago desde mi miseria y vergüenza, por supuesto.
Somos unas tristes ovejillas asustadas y nos ponemos esa etiqueta para sentirnos mejor con nosotros mismos, con nuestra miseria, para crear un espejismo de lucha que nos alivie moralmente. La verdadera transgresión no has de buscarla aquí, ni en oscuros clubs underground. La verdadera transgresión está cerca, muy cerca, sobre tu puta cabeza, gilipollas de mierda, bailando y riendo, y seguirá bailando y riendo sobre tu triste cadáver. La verdadera transgresión está en los despachos, en los maletines, en las salas de plenos, en los parlamentos, en los palacios. Allí están los verdaderos transgresores. Esos hijos de puta que te chupan la sangre día a día, esas entidades a las que debes dinero y no paran de mandarte cartas y llamarte a las 8:30 de la mañana. Se lo han montado de puta madre, la cuadrilla de hienas, y ríen y ríen y ríen... Se ríen de ti en tu puta cara amigo, y tú no encuentras otra cosa que hacer que desahogar tu triste frustración sobre la gente que tienes cerca, que son los únicos que te aguantan. Son muchos años de adocenamiento para encajar las piezas en el molde que han creado, son muchos años de lavados de cerebro para inculcar un estilo de vida absurdo, son muchos años de inyectar terror para fomentar la mansedumbre... Qué digo años, siglos, eras, edades...
Si de verdad quieres ser transgresor vete mañana a la fábrica, no seas puntual, y cuando el carcelero, al verte entrar, te haga un gesto señalando el reloj de pared acércate y suéltale un puñetazo en toda la cara, con fuerza, llevas años deseándolo, siente como se resquebraja su mandíbula bajo tu golpe, observa la parábola de sus dientes por el aire, la sangre brotando, su mirada de incredulidad, y empálmate con ello, nunca habrás sentido ese torrente de vida inundando tu flácida carne. Acto seguido vete al banco, acércate a la ventanilla, o mejor aún, entra en el despacho del director y exclama: “Buenos días, vengo a liquidar mi préstamo”. Tiéndele entonces un sobre repleto y observa su cara cuando, al abrirlo, vea dentro un trozo de excremento salido de tu esfinter esa misma mañana. Sal de allí y báñate de luz solar, recárgate, y acto seguido vete a casa y fóllate a tu mujer, pero no como siempre, sino como siempre has soñado, encima de la mesa, en la terraza, contra la pared, gritando como un loco con cada eyaculación, que se enteren los vecinos y aprendan. También puedes desnudarte y salir a la calle blandiendo un hacha si es lo que deseas. Aulla. Siempre has sido un animal acorralado y asustado, una patética cucaracha, transfórmate ahora en un animal rabioso, haz honor a tu especie. Esta vía te ha llevado al borde de perderlo todo, deshaz el camino andado por el asfalto, deja de oler las rosas, lánzate a las zarzas y córtate, sangra y píntate la cara con esa sangre, no la derrames inútilmente como hasta ahora, será tu pintura de guerra. Abraza la locura, siempre ha sido tu amiga y es sabia, lleva aquí más que ninguno de nosotros. Vivimos en una sociedad de broma, las leyes las hacen para sujetarte, para librarse de ti, ellos las hacen y las rompen, y se la suda, de hecho presumen de ello con los amiguetes, en sus putas reuniones de cohíba y brandy, ¿vas a permitirlo? ¿En serio se te puede comprar por un salario de mierda y cuatro chucherías? ¿Me la chuparías por 10 pavos? ¿Y por 20?
Ve a por ello cabrón, no te quedes aquí, ve a por ello, espabila.

En este texto no encontrarás transgresión, esto no es transgresión, solo es escribir, y no muy bien por cierto, aquí solo hay llanto, un llanto profundo y agónico, cansado, patético, como el tuyo, y si nos descuidamos algún día nos quitarán hasta el papel para sonarnos.




Nota: Texto para el fanzine Meando contra el viento. Cuadernos transgresivos.  


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