¿Existe la
transgresión? ¿Ha existido alguna vez? ¿Qué es? ¿A qué se dedica la muy perra?
El diccionario nos
dice que es: El quebrantamiento de leyes, normas o costumbres.
Provocación, especialmente en contextos artísticos y literarios, o la
superación de un obstáculo.
Muchas corrientes artísticas se autopajean e inflan poniéndose la etiqueta de
transgresivas, como si dieran un codazo a un colega mientras le ponen una medio
sonrisa de complicidad, es lo que se llama la hermandad en la mierda, pero tras
esos románticos momentos todos volvemos a casa por el camino correcto, cruzamos
en verde y nos acostamos pronto que a la mañana siguiente hay que currar, y no
se puede llegar cinco minutos tarde al curro que si no hay bronca.
¡Me cago en la
“transgresión”, y me cago en ti! Y lo hago desde mi miseria y vergüenza, por
supuesto.
Somos unas tristes
ovejillas asustadas y nos ponemos esa etiqueta para sentirnos mejor con
nosotros mismos, con nuestra miseria, para crear un espejismo de lucha que nos
alivie moralmente. La verdadera transgresión no has de buscarla aquí, ni en
oscuros clubs underground. La verdadera transgresión está cerca, muy cerca,
sobre tu puta cabeza, gilipollas de mierda, bailando y riendo, y seguirá
bailando y riendo sobre tu triste cadáver. La verdadera transgresión está en
los despachos, en los maletines, en las salas de plenos, en los parlamentos, en
los palacios. Allí están los verdaderos transgresores. Esos hijos de puta que
te chupan la sangre día a día, esas entidades a las que debes dinero y no paran
de mandarte cartas y llamarte a las 8:30 de la mañana. Se lo han montado de
puta madre, la cuadrilla de hienas, y ríen y ríen y ríen... Se ríen de ti en tu
puta cara amigo, y tú no encuentras otra cosa que hacer que desahogar tu triste
frustración sobre la gente que tienes cerca, que son los únicos que te
aguantan. Son muchos años de adocenamiento para encajar las piezas en el molde
que han creado, son muchos años de lavados de cerebro para inculcar un estilo
de vida absurdo, son muchos años de inyectar terror para fomentar la
mansedumbre... Qué digo años, siglos, eras, edades...
Si de verdad
quieres ser transgresor vete mañana a la fábrica, no seas puntual, y cuando el
carcelero, al verte entrar, te haga un gesto señalando el reloj de pared
acércate y suéltale un puñetazo en toda la cara, con fuerza, llevas años
deseándolo, siente como se resquebraja su mandíbula bajo tu golpe, observa la
parábola de sus dientes por el aire, la sangre brotando, su mirada de
incredulidad, y empálmate con ello, nunca habrás sentido ese torrente de vida
inundando tu flácida carne. Acto seguido vete al banco, acércate a la
ventanilla, o mejor aún, entra en el despacho del director y exclama: “Buenos
días, vengo a liquidar mi préstamo”. Tiéndele entonces un sobre repleto y
observa su cara cuando, al abrirlo, vea dentro un trozo de excremento salido de
tu esfinter esa misma mañana. Sal de allí y báñate de luz solar, recárgate, y
acto seguido vete a casa y fóllate a tu mujer, pero no como siempre, sino como
siempre has soñado, encima de la mesa, en la terraza, contra la pared, gritando
como un loco con cada eyaculación, que se enteren los vecinos y aprendan.
También puedes desnudarte y salir a la calle blandiendo un hacha si es lo que
deseas. Aulla. Siempre has sido un animal acorralado y asustado, una patética
cucaracha, transfórmate ahora en un animal rabioso, haz honor a tu especie.
Esta vía te ha llevado al borde de perderlo todo, deshaz el camino andado por
el asfalto, deja de oler las rosas, lánzate a las zarzas y córtate, sangra y
píntate la cara con esa sangre, no la derrames inútilmente como hasta ahora,
será tu pintura de guerra. Abraza la locura, siempre ha sido tu amiga y es
sabia, lleva aquí más que ninguno de nosotros. Vivimos en una sociedad de
broma, las leyes las hacen para sujetarte, para librarse de ti, ellos las hacen
y las rompen, y se la suda, de hecho presumen de ello con los amiguetes, en sus
putas reuniones de cohíba y brandy, ¿vas a permitirlo? ¿En serio se te puede
comprar por un salario de mierda y cuatro chucherías? ¿Me la chuparías por 10
pavos? ¿Y por 20?
Ve a por ello
cabrón, no te quedes aquí, ve a por ello, espabila.
En este texto no
encontrarás transgresión, esto no es transgresión, solo es escribir, y no muy
bien por cierto, aquí solo hay llanto, un llanto profundo y agónico, cansado,
patético, como el tuyo, y si nos descuidamos algún día nos quitarán hasta el papel
para sonarnos.
Nota: Texto para
el fanzine Meando contra el viento. Cuadernos transgresivos.
la sociedad es Ganado
ResponderEliminarbuen texto, un saludo