viernes, 10 de abril de 2015

IVÁN ROJO

Demasiado joven como para estar tan hecho polvo, y sin embargo lo está. Mi amigo, digo. Un ictus, le soltó el médico. La mitad izquierda paralizada para siempre. Demasiado hecho polvo como para ser tan joven. Todo el derecho a pasarse la vida maldiciendo su puta suerte. Y sin embargo su mensaje me llega puntual cada viernes por la tarde. Que si esta noche salimos o qué. Y paso a por él y le veo salir de su portal cojeando como un viejo y sonriendo como un niño. No sé cómo lo hace, no sé cómo lo consigue. Pero así es. Se sube al coche, pasa la muleta al asiento trasero y con su lengua de trapo, dice: Venga, tira. Y yo arranco. Ni él ni yo sabemos nunca dónde vamos, pero al final llegamos. Supongo que a veces lo único que importa es no quedarse demasiado quieto.


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