Félix era abogado, un mal abogado. Pidió el décimo Dyc. Tenía pensado agarrarse una buena. Necesitaba limpiar su conciencia, aunque fuese a base de lingotazos de segoviano. Por su ineficacia, desidia, falta de profesionalidad y sobre todo, por su adicción al alcohol, había acabado mandado a la cárcel a un joven inocente. ¿El motivo? No haberle defendido correctamente pese a tener todos los argumentos a su favor. Había fuertes indicios que constataban la inocencia del joven, pero el fiscal fue en todo momento mucho más elocuente y convincente que Félix y al final, el jurado se decantó por la acusación. Se bebió el whisky de un trago y pidió otro. El camarero cansado de tanto ir y venir, dejó la botella junto a Félix para que él mismo se fuera sirviendo. Antes de exiliarse al otro extremo de la barra, Félix le preguntó por la canción que estaba sonando.
- No lo sé, pero el cantante se llama Peter Hammill. – Contestó sin ningún entusiasmo.
Félix asintió con un cansado gesto y luego desvió su mirada a la botella. En un acto de amabilidad sin precedentes, el camarero se acercó hasta la estantería de los CDs y miró el nombre de la canción, con la información recién adquirida, se acercó hasta Félix y le dijo:
- Curtains.
- ¿Qué? – Preguntó Félix sin saber muy bien de que le estaba hablando.
- Curtains. La canción. – Recalcó el camarero señalando a los altavoces del local.
Félix levantó el pulgar para expresar su agradecimiento y seguido se sirvió su decimoprimer whisky. Intentó concentrarse en los acordes de la canción pero la imagen del joven se lo impedía. Nuevamente vació el vaso y se sirvió otro, que a su vez vació de nuevo. Bebió toda la noche. Por la mañana, a primera hora, tenía otro juicio importante.
- No lo sé, pero el cantante se llama Peter Hammill. – Contestó sin ningún entusiasmo.
Félix asintió con un cansado gesto y luego desvió su mirada a la botella. En un acto de amabilidad sin precedentes, el camarero se acercó hasta la estantería de los CDs y miró el nombre de la canción, con la información recién adquirida, se acercó hasta Félix y le dijo:
- Curtains.
- ¿Qué? – Preguntó Félix sin saber muy bien de que le estaba hablando.
- Curtains. La canción. – Recalcó el camarero señalando a los altavoces del local.
Félix levantó el pulgar para expresar su agradecimiento y seguido se sirvió su decimoprimer whisky. Intentó concentrarse en los acordes de la canción pero la imagen del joven se lo impedía. Nuevamente vació el vaso y se sirvió otro, que a su vez vació de nuevo. Bebió toda la noche. Por la mañana, a primera hora, tenía otro juicio importante.
Ahogar las penas en alcohol...
ResponderEliminarQue hacemos con la conciencia???
Tendremos que reflexionar un poco, sólo un poco no nos vayanmos a cansar, jeje...
Besotes.
Buen texto.
ResponderEliminarLimpiar la conciencia... El alcohol la consuela pero no la limpia
Me ha gustado mucho. Me encanta todo lo que dices en tan poco espacio.
Abrazos.
muchas gracias a los dos por la visita.
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