viernes, 25 de diciembre de 2009

A LA BRASILEÑA ( Capítulo 2º)

Cargado con todo regresó al dormitorio, pendiente, sobre todo, de no derramar el agua de la palangana. Ella le estaba esperando en la cama, sentada sobre sus piernas, casi arrodillada. Se la veía nerviosa y excitada, deseosa de eliminar cuanto antes todo el vello púbico de su cuerpo. Lo dispusieron todo para empezar con la depilación y cuando estuvieron listos él aplicó la espuma de afeitar sobre la zona genital de ella.

- Esto me recuerda a una peli que dirigió el tipo ese… el que le gusta mezclar la gastronomía con el sexo – dijo ella intentando recordar el nombre del director.
- Bigas Luna.
- Sí, ése… Tenía su nombre en la punta de la lengua…
- Ahora no te muevas que voy a empezar.

Pasó la maquinilla por el monte de Venus, repitió el movimiento un par de veces más y luego enjuagó la maquinilla en la palangana.

- ¿Sabes a qué película me refiero? – preguntó ella retomando el tema.
- Las edades de Lulú.
- Esa misma… Ya sabes, esa escena donde él le afeita el coño a ella. Recuerdo que cuando la vi en el cine mojé las bragas de lo cachonda que me puse.
- No te muevas tanto y abre un poco más las piernas – dijo él aclarando de nuevo la maquinilla en el agua de la palangana.

Ella obedeció. Intentó recordar a los actores de la película pero no consiguió ver sus caras. Había pasado demasiado tiempo desde que vió la película en el cine.

- ¿Te acuerdas de esa exposición colectiva que organizó el Ayuntamiento el año pasado? ¿Esa en la que reunieron a varios artistas para que expusieran su obra en las calles de la ciudad? – dijo él sin descuidar ni un momento la tarea que estaba atendiendo.
- Más o menos. Recuerdo que iluminaron La Iglesia de Santiago y quedó muy bonito.
- No sé si sabrás que uno de los artistas invitados era Bigas Luna.
- No tenía ni idea.
- Pues sí. Él se encargó de diseñar una especie de huerto ecológico en medio de La Plaza del Parlamento. Recuerdo que le hice una foto y… un minuto después una niña de cinco años se cayó del balcón de un cuarto piso matándose contra el suelo de la plaza.
- Lo dices en serio.
- Sí, yo estaba allí y lo vi todo… pero no te muevas tanto que te voy a cortar.
- ¿Y la niña murió?
- Fue una caída tremenda. Creo que murió al instante.
- ¿Bigas Luna también vió morir a la niña?
- No lo sé. Yo sólo tenía ojos para aquel pequeño cuerpo que estaba tirado sobre el empedrado de la plaza. Estaba a menos de tres metros y tenía la cámara digital en el bolsillo. Sabía que podía hacer unas fotos únicas, más cuando la madre bajó a la calle y se arrodilló al lado del cadáver de su hija. La pobre gritaba y lloraba impotente ante la desgracia.
- ¿Sacaste las fotos?
- No me atreví. Estaba conmocionado ante el suceso y el dolor de la madre.
- Debió ser una experiencia horrible.
- Lo fue.
- Supongo que yo tampoco hubiese tenido el valor para sacar unas fotos.
- No, no era el momento adecuado.

Casi había acabado con la zona del monte de Venus. Le quedaban los labios vaginales y la zona que rodea el orificio del ano…


Continuará...

6 comentarios:

  1. Sigo la historia, parece que promete; aunque... digo yo, ¿no es una conversación poco apropiada para un momento tan sensual? Veremos.
    Saludos

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  2. es cierto lo de la niña?
    lo de la ciudad inventada se lo podía haber metido el ayuntamiento por el excelentísimo

    feliz navidad
    fun fun fun

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  3. Mercedes, lo inapropiado es lo mío.
    Besazo

    Adriana, lo de la niña es verdad, algo que nunca podré olvidar.
    Besazo

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  4. Hola, Pepe.
    Nada más que enhorabuena, que me alegro (se lo tuyo con BdS).
    fuerte abrazo

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  5. de acuerdo con lo de las entradas extensas, perro deseando leer más.
    Por cierto, soy muy despistado, he leído que vas a publicar con Baile del Sol?
    estaba visto
    un abrazo

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  6. Queridos amigos; Baco y Velpister, habéis oído bien, pero la publicación será para octubre del 2012. No falta tiempo ni ná.
    Un abrazo a los dos.

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