viernes, 30 de mayo de 2014
miércoles, 28 de mayo de 2014
martes, 27 de mayo de 2014
lunes, 26 de mayo de 2014
viernes, 23 de mayo de 2014
martes, 20 de mayo de 2014
jueves, 15 de mayo de 2014
EN PRE-VENTA "MALOS TIEMPOS" de CARLOS SALCEDO ODKLAS – LUPERCALIA EDICIONES
MALOS TIEMPOS – CARLOS SALCEDO
ODKLAS – LUPERCALIA EDICIONES
EN PRE-VENTA (por la compra
de este título, y mientras dure esta pre-venta, te llevas de regalo el libro Apocalipsis
pulp)
Al pasar por delante de esas modestas pensiones que hay en todas las ciudades,
¿no te has parado a pensar en los inquilinos que las habitan?(...) Pues bien,
aquí está Carlos Salcedo Odklas para aclarar todas las dudas. Nadie como él
para hablar de estos lugares, porque él vive en una de esas pensiones (...) Quién
sabe, tal vez la miseria sea un estímulo para el talento. Quizá sea el secreto
de la buena literatura. De lo que no tengo dudas es que Carlos escribe relatos
de una calidad indiscutible (Pepe Pereza)
No te puedo hacer un
resumen de lo dicho porque es mucho. Si sabes leer habrás intuido que sólo se
puede escribir como lo hace el Odklas desde la primera línea, allí donde se dan
y reciben las hostias (...) en cada habitación un nuevo frente con su
prosa directa, que te engancha (Alfonso Xen Rabanal)
miércoles, 14 de mayo de 2014
sábado, 10 de mayo de 2014
viernes, 9 de mayo de 2014
PANTANO - IVÁN ROJO
Pantano, Iván Rojo, Ed. Sven
Jorgensen, 162 págs (edición digital). 1ª edición: Enero, 2014.
jueves, 8 de mayo de 2014
ESQUINAS EN TANYIBLE EBOOKS
Esquinas:
«Una muestra de escritura sobria y efectiva»
Alfredo Martín Gorriz 7 mayo, 2014
Todavía hoy, a las
alturas en las que estamos y todos con estos pelos, no se reconoce el género
literario de los anuncios por palabras dedicados a la prostitución; ni tan
siquiera como un género menor entre el haiku y el microrrelato. Nada. Pocas
posibilidades hay sin embargo de encontrar textos con tanta economía del
lenguaje, tan expresivos y tan propicios a la creación de términos, a
profundizar en la polisemia, en los dobles sentidos, en la sutil o menos sutil
ironía. Desde el clásico «complaciente» a los cada vez más habituales «lechera»
o «fiestera» (rima consonante) aplicados al mercado al alza de transexuales, la
riqueza de estos escritos mínimos se basa en la necesidad de fundir en poco
espacio una exposición suficientemente amplia a la par que descriptiva y
atrayente. Lástima que al estar relacionados con una profesión tan antigua como
despreciada participen en cierto modo de ese mismo desprecio. En ocasiones se
pueden encontrar ahí pequeñas joyas escondidas entre tantos avisos
costumbristas o sencillamente repetitivos. A pocas cosas se le suele echar
tanta imaginación como a los asuntos de alcoba. Y más si son de pago.
Las Esquinas de Pepe Pereza (Ediciones
Lupercalia) hacen referencia a los viejos
lugares de trabajo donde antaño tenían su oficina las personas a las que con
eufemismos pasados de moda no hace mucho se las llamaba «mujeres que fuman».
Este término podría recuperarse al adquirir el tabaco de nuevo —a causa de la
prohibición y la persecución sanitaria— connotaciones de rebeldía que parecían pérdidas.
La colección de cuentos empieza precisamente con un catálogo de los mencionados
anuncios por palabras. Esta enumeración bien puede servir de reflejo de lo que
vamos a encontrar, un nutrido «inventario» de modos muy diversos de acercarse a
la prostitución.
Resulta quizá
complicado adentrarse en este mundillo tan manoseado por libros y películas. El
mérito del autor es dirigirse a él de forma directa, sin adornos ni intentos de
crear nuevos caminos no transitados. Al presentar estas historias de forma
sencilla, sin alharacas ni falsos rodeos, consigue un efecto de cierta
autenticidad que se nota desde el principio. Hay camioneros y chulos. Hay putas
en los polígonos. Hay hombres deformes en busca de la primera experiencia. Hay
familias que se enfrentan a la prostitución de la madre. O padres que se
enfrentan a la prostitución de la hija. Hay maltratos, palizas, navajas. Hay
borrachos en bares. Hay productores de cine con pocos escrúpulos. Incluso hay
mujeres que acuden a los periódicos para poner un anuncio por palabras.
De entre estos cuentos
de planteamiento voluntariamente tópico, se extrae no obstante eso que el poeta Tomas Tranströmer resumía como un principio: «el arte de
ser atropellado conservando el amor propio». Los personajes aguantan los
embates de la vida fortaleciéndose gracias a ello, o bien se topan con golpes
brutales de los que extraen enseñanzas útiles sobre los demás o acerca de sí
mismos. Y ese aprendizaje no tiene por qué acarrear necesariamente
informaciones agradables ni sobre otros ni sobre ellos. El ambiente marginal,
la pobreza, apenas deja más resquicios para respirar que la lucha interior,
estando la «exterior» perdida de antemano. Desde los descubrimientos infantiles
hasta el último deseo de algunos ancianos, Esquinas hace repaso a algunos combates
cotidianos ambientados en el mundo de la prostitución.
Si, como decíamos, la obra aborda
muchos lugares comunes con plena intención, es mérito del escritor no caer en
ningún momento en lo manido. Lejos de eso, Pepe Pereza se muestra como un
cuentista muy hábil para captar la extensión justa de los relatos. Nada sobra
en ellos y concluyen en el momento adecuado para dejar al lector cavilando.
Esta virtud, que en teoría deberían tener todos aquellos que aborden este
género, no resulta sin embargo tan habitual ni, como en este caso, tan precisa.
Aunque el principal mérito del autor está en el ritmo de su escritura y en su
naturalidad. Consigue una constante fluidez en la narración sin que falte ni
sobre nada. La voluntad de estilo de Pepe Pereza es una aparente falta de
estilo que aplicada a cualquier trabajo se alabaría por su profesionalidad. La
sobriedad, la claridad, la exactitud, casan perfectamente con la aspereza e
incluso crueldad de los temas tratados, también con el tipo de esperanza que
arrojan. Los cuentos de Esquinas sin
duda son un buen resumen de la condición humana y una muestra de escritura
sobria y efectiva.
Cada capítulo, por cierto, va
ilustrado por uno de los más de veinte dibujantes (1) cuyas
señas se incluyen en un índice al final del libro. Estas ilustraciones apoyan
al texto y contribuyen sin duda a profundizar en el ambiente que consigue
generar el conjunto de todos los relatos de manera eficaz.
Notas a pie:
(1) Henry González, Julia D.
Velázquez, Pedro Espinosa, José María Lema, Pablo Gallo, Marina Hernáez, Luis
F. Sanz, Toño Benavides, Enrique Cabezón, Valle Camacho, Gsús Bonilla, Andrés
Casciani, Óscar M.Salomón, Raúl Barbolla, Velpister, Mónica Carretero, Bruno G
Valencia, Mariana Chiesa, Omar Figueroa Turcios, Anotnio Lorente,
elniñodelaspinturas y Mik Baro.
LUPERCALIA EDICIONES - BLOG
ESTRENAMOS BLOG, con todas las
noticias actualizadas sobre cada uno de nuestros libros
miércoles, 7 de mayo de 2014
SE RUEGA SILENCIO (Fragmento)
Me
escuecen los tímpanos de escuchar villancicos. Ocho horas al día con la misma
tortura. Obligado a llevar este maldito disfraz que apesta a sudor. Odio las
navidades. Ya desde niño me asquean. Quizás porque cuando llegaba el ansiado
Día de Reyes, éstos tenían la mala costumbre de agasajarme con el regalo más
cutre del barrio, es decir, una pistola de plástico. Todos los años lo mismo. A
los demás niños les traían trenes eléctricos, coches teledirigidos, camiones de
bomberos, bicicletas… Yo debía conformarme con la dichosa pistolita y, de paso,
soportar la envidia que me causaba ver a mis amigos disfrutando con sus fantásticos
juguetes. ¿Por qué los Reyes Magos se portaban así conmigo? ¿Acaso me tenían
manía? Estaba claro que sí. Eso me hacía sentir como una mierda. Llegué a
creerme una persona despreciable. Era el peor niño del barrio. Ese era el
motivo por el que los Reyes Magos me castigaban con su indiferencia y desprecio.
Más tarde descubrí que el motivo era otro. Mis padres no podían permitirse
gastos extras y por eso echaban mano del juguete más barato. En aquellos
tiempos la navidad era tan mala para ellos como lo era para mí…
-
Pepe ¿eres tú?
Alguien pronuncia mi nombre y me trae
de vuelta al centro comercial. Conozco la voz. En su día esa voz
tuvo el poder de otorgar la felicidad o infligir el castigo más cruel. Es la
voz de Angélica, mi ex amante. Lo último que quiero es que me vea de esta guisa.
Demasiado tarde para hacer algo. La tengo delante y es imposible intentar
escabullirme.
-
¿Qué haces disfrazado de Papá Noé?
Hace mucho que no coincidíamos.
Más de dos años. Está guapísima. Por el contrario, yo voy hecho un fantoche.
Siento tanta vergüenza que por un momento no me importa llevar barba y peluca
postiza para ocultar lo abochornado que estoy.
-
Estás muy gracioso vestido así.
Ahora mismo me gustaría que me
tragase la tierra. Intento guardar la compostura y mostrarme seguro de mí
mismo. Claro que es más fácil pensarlo que hacerlo. Angélica me dice que ha
venido a pasar unos días con la familia y que está comprando unos regalos para
ellos. Luego me presenta a un tal Bruno.
-
Es mi novio.
No me había fijado en su acompañante.
Ahora que lo hago veo que es el típico tío sacado de una revista de moda. De
inmediato siento celos de él. Para terminar de rematarla me entero que es
médico. Angélica hizo bien plantándome. Estoy tan cortado que no sé qué decir.
La situación me supera y no encuentro las palabras adecuadas. Los pelos de la
peluca se me meten en los ojos y el bigote de la barba deja hebras sintéticas
enredadas en mi lengua. No paro de sudar y me cuesta mantener la mirada
mientras hablamos.
-
¿Terminaste aquella novela?
No, joder. Ese tema no lo quiero
tocar, menos aquí y vestido de Papá Noé.
-
Sigo con ella.
Angélica comenta a su novio que
soy escritor. No sé dónde meterme. Aun así trato de mantenerme firme y mostrar
aplomo.
-
¿Te han publicado algo?
Será hijo puta. La pregunta va
con trampa.
-
No. Todavía no. Pero hay una editorial que está
interesada en unos relatos que les he enviado.
Se nota a la legua que les estoy
metiendo una trola.
-
¿Y de qué van?
-
Bueno… no sé qué decir. Van de… de varios temas.
El tío me mira sorna, haciéndome
ver que no se ha tragado ni una palabra de lo que he dicho. Me gustaría
romperle los dientes. Machacarle esa dentadura perfecta.
-
¿Y la novela de qué va?
El cabrón se ríe de mí. Trago
saliva y le planto cara.
-
Va de lo cutre que es la vida.
Vuelve a sonreír con prepotencia.
Definitivamente me encantaría partirle la boca, aunque puestos a ello, lo más
seguro es que me la partiese él a mí. El tío está cachas y apuesto a que levanta
pesas en el gimnasio. Soy un estúpido por darle coba. Finalmente se despiden para
seguir con sus compras. Los veo alejarse por el pasillo de congelados mientras
yo continúo repartiendo propaganda con las ofertas del día. Seguramente van
comentando lo patético de la situación. De pronto me vengo abajo. Dejo la sala
y entro en los vestuarios. Me encierro en el servicio y enciendo un cigarro.
Está prohibido fumar, pero me da igual. Estoy harto de ser un puto fracasado.
Por qué acepto empleos de mierda. Por qué me degrado de este modo. Por qué me
empeño en escribir cuando todo indica que no tengo talento. Me pregunto por qué
no puedo ser una persona normal con un trabajo normal y una vida normal. Acabo el cigarro y salgo del baño. Dejo la peluca y
demás en la taquilla, me cambio de ropa y abandono el centro comercial.martes, 6 de mayo de 2014
lunes, 5 de mayo de 2014
ARDIMIENTO - BACO
LA CORBATA
Vamos, anímate.
Era larga y roja,
como la serpiente
más venenosa
del mundo.
La corbata,
te la tienes que
poner.
Sé lo que estás
pensando,
que no va
contigo
y, quizás,
tengas razón.
Pero no se trata
de eso,
se trata de la
Empresa,
de la
Compañía.
Tú eres su
imagen,
piensa que
cuando te miren a ti
en realidad
ven a la
Organización.
Era larga y roja
como la lengua
de la sonrisa cachonda
de los Rolling Stones.
Se trata de
aparentar,
bien lo sabes,
nuestro traje es
como la camisa
naranja del butanero,
como el mono
azulado de los mecánicos,
como la capa
verde de la guardia civil.
Se trata de
aparentar,
ya sé, sé muy
bien lo que piensas,
pero cuando
logres cambiar el mundo
podrás dejar de
llevarla.
Eso me decía aquel
encargado,
pero queriéndome decir
que él,
también,
tuvo que pasar por ello.
La corbata,
te la tienes que
poner.
Piensa que en
realidad
es como si
fueses disfrazado
porque el tú
auténtico
siempre estará
debajo,
desnudo.
Un disfraz
para engañar al mundo.
Además,
te voy a decir
algo
que una vez me
dijeron a mí
y que fue
definitivo:
«aquel que se permita
juzgarte
por tu aspecto
no merece la pena».
Era larga y roja,
como la que llevaba
en el concierto de las
Ventas
el bueno de Angus Young.
Pero no,
yo sabía que no era eso,
que no se trataba de
aparentar
porque yo no necesitaba ser
otro
en las horas laborales de mi
vida,
las horas que se convierten
en monedas
para poder vivir
el resto del tiempo.
Bacø,
con o sin corbata,
es auténtico
y, efectivamente,
le importa un huevo lo que
digan
aquellos que creen en las
apariencias,
así que
guárdate
esa sonrisa
falsa,
ese hilarante
silbido de hiena,
esa mirada de
superioridad,
esos gestos de
desprecio,
cuando le veas aparecer
con su traje y su corbata
en estas reuniones de
poetas.
Te aseguro que conozco a
muchos seres
enfundados en cueros
despellejados,
y a muchos bardos de
pacotilla,
de largos fulares y palabras
pausadas,
que no llevan corbata
pero que han comido muchas
pollas
y se han dejado dar por el
culo
incluso que han vendido a
sus mejores amigos
sólo para conseguir una
reseña de mierda
en un periódico
de tirada
nacional.
De Ardimiento (Zoográfico
Rodrigo, 2014)