jueves, 5 de diciembre de 2019
sábado, 4 de mayo de 2019
viernes, 3 de mayo de 2019
jueves, 2 de mayo de 2019
miércoles, 10 de abril de 2019
CABINAS TELEFÓNICAS
Por
aquel entonces, Óscar, Ojeda y Joaquín, usaban los excrementos de perro que
encontraban por la calle, pero éstos no terminaban de ajustarse a sus propósitos.
Para ello requerían zurullos con una textura más adaptable. Después de discutirlo
decidieron que lo mejor era usar la propia mierda. Quedaban al salir del
colegio y lo primero que hacían era pasarse por la zapatería del barrio para
pedirle al dependiente una caja de zapatos vacía. Luego lo echaban a suertes y
el que perdía entraba en los baños de algún bar para llenar la caja con el
contenido de sus tripas. Llegados a ese punto, buscaban una cabina telefónica.
Con ayuda de un palo untaban tanto el micrófono del teléfono como el altavoz.
Hecho esto, solo tenían que alejarse a una distancia prudencial y discretamente
sentarse a esperar. La diversión estaba asegurada.
martes, 9 de abril de 2019
LA ECOGRAFÍA
Acababa
de salir de la clínica donde le habían hecho una ecografía. En ella se podía distinguir
un feto con unos pequeños apéndices que sobresalían de su espalda. El
ginecólogo le había dicho que no se preocupase, que esas anomalías tan solo eran
manchas desenfocadas del negativo provocadas por los movimientos del feto. Pero
ella veía claramente que eran alas. Cuanto más se fijaba más convencida estaba.
Su futuro bebé era un querubín en proceso de transformación. No estaba
preocupada, más bien todo lo contrario. Intuía que su futuro hijo iba a ser
alguien especial, un ser maravilloso que traería cosas buenas a este mundo. Se
llevó las manos a la tripa y sintió un cosquilleo en sus entrañas, algo
parecido al roce de una pluma. Era la confirmación de que en su interior se
estaba gestando un ángel.
pepe pereza
lunes, 8 de abril de 2019
EL ACCIDENTE
El
autobús había quedado reducido a un montón de hierros retorcidos. La escena era
dantesca: Sangre, miembros amputados y cadáveres por doquier. Además del olor a
carne quemada de los cuerpos carbonizados había gente que gritaba, otros
agonizaban en medio del caos. Un hombre caminaba sin rumbo entre los restos del
accidente. Llevaba el brazo izquierdo casi desmembrado, solamente se sujetaba
al cuerpo por una fina hebra de carne ensangrentada. Un cerdo pasó cojeando a
su lado. Unos metros por delante había varios cerdos muertos en medio de la
carretera. Los que aún quedaban con vida se achicharraban dentro de las celdas
del camión en llamas. Para colmo, la radio seguía funcionando y por los
altavoces sonaban los acordes distorsionados de “Paquito el chocolatero”.
pepe pereza
domingo, 7 de abril de 2019
PRÓXIMAMENTE
Las campanas no doblan por nadie
Inéditos que nos traen
al Bukowski más salvaje y lúbrico. Un recorrido impagable por la trayectoria de
un escritor imprescindible.
Hank ayuda a un viejo
amigo alcohólico a largarse de un hospital; el empleado de un sex shop cuenta
anécdotas estrambóticas protagonizadas por algunos clientes, como aquel que
debido a sus problemas respiratorios pide que le hinchen una muñeca; un
solitario masturbador sueña con que aparezca la mujer de su vida; un tipo es
secuestrado por tres mujeres; una chica acude a una entrevista de trabajo en la
que le hacen preguntas sobre prácticas sexuales extremas... Este volumen reúne
relatos de Bukowski aparecidos en periódicos y revistas, como las
pornográficas Hustler y Oui.
Son piezas bañadas en sexo y alcohol, escritas a pie de calle, con la afilada
pluma del cronista más visceral del otro lado del sueño americano. Y como
guinda también se incluyen algunos de sus dibujos, siempre feroces y procaces.
«Es una gozada leer
estos cuentos... A quienes aman a Buk, este libro les va a dejar saciados,
ebrios y con una sonrisa en los labios»
(JohnYohe, Entropy).
«Una recopilación
libidinosa y desternillante»
(Kirkus Reviews).
ISBN
|
978-84-339-8032-8
|
EAN
|
9788433980328
|
PVP CON IVA
|
20.9 €
|
NÚM. DE PÁGINAS
|
392
|
COLECCIÓN
|
|
CÓDIGO
|
PN 1003
|
TRADUCCIÓN
|
Eduardo Iriarte Goñi
|
PUBLICACIÓN
|
10/04/2019
|
miércoles, 27 de marzo de 2019
domingo, 24 de marzo de 2019
domingo, 10 de marzo de 2019
EN CASA DE GABI OCA FIDALGO
Creo que te comenté que me saltaba el cursor, y que no sé
escribir mirando a la pantalla. ¡Pues eso ya no es nada! Me ha volao un párrafo
entero, ¡por la cara!, y así no puedo…
Me gustaría escribir algo más, aunque también pienso que no hace falta… Las fotos tampoco son buenas, una cámara de mierda, pero creo que se ve bien a Carver, al que no tienes que envidiar nada, de nada, ¡de nada de nada! Cuatro, dejó el maestro. En tu caso van tres, más las nubes del bufle que no he podido leer.
Sabes que me gustó mogollón SE RUEGA SILENCIO. Mi adicción a la narrativa y eso…. Entre otras cosas por mi falta de sintonía con el verso, narrativa al mogollón y cuanto más extensa mejor.
Pero estos cuentos tío, estos relatos arrancados a cuajo del barullo diario, estos diamantes tallados, estos pedazos perfectos, estas viñetas recortadas agrupadas y clavadas en un retablo de lo ordinario…. O el lapso continuo de esta cotidiana subsistencia que llamamos vivir
¡BUAHHH!
La ausencia de adjetivos, la falta absoluta de filigranas, el no tener falta ni puta necesidad de andar con malabares. Literatura cruda al peso. Sin grasa ni aditivos, ¡CARTÍLAGO y puro NERVIO!
Simplemente perfecto
Y encima, con la rutina del 99%igo!
Como decía Salieri….. ¡Yo os bendigo!, mediocres del mundo.
Y el que no esté de acuerdo, que siga chupando portada-de-revista
Me gustaría escribir algo más, aunque también pienso que no hace falta… Las fotos tampoco son buenas, una cámara de mierda, pero creo que se ve bien a Carver, al que no tienes que envidiar nada, de nada, ¡de nada de nada! Cuatro, dejó el maestro. En tu caso van tres, más las nubes del bufle que no he podido leer.
Sabes que me gustó mogollón SE RUEGA SILENCIO. Mi adicción a la narrativa y eso…. Entre otras cosas por mi falta de sintonía con el verso, narrativa al mogollón y cuanto más extensa mejor.
Pero estos cuentos tío, estos relatos arrancados a cuajo del barullo diario, estos diamantes tallados, estos pedazos perfectos, estas viñetas recortadas agrupadas y clavadas en un retablo de lo ordinario…. O el lapso continuo de esta cotidiana subsistencia que llamamos vivir
¡BUAHHH!
La ausencia de adjetivos, la falta absoluta de filigranas, el no tener falta ni puta necesidad de andar con malabares. Literatura cruda al peso. Sin grasa ni aditivos, ¡CARTÍLAGO y puro NERVIO!
Simplemente perfecto
Y encima, con la rutina del 99%igo!
Como decía Salieri….. ¡Yo os bendigo!, mediocres del mundo.
Y el que no esté de acuerdo, que siga chupando portada-de-revista
Gabi Oca Fidalgo
lunes, 4 de marzo de 2019
jueves, 28 de febrero de 2019
A PESAR DEL FRÍO - RESEÑA DE LUIS ALBERTO CABEZÓN
A pesar del frío no hay nada
más acogedor que la lectura de estos relatos de Pepe Pereza. A pesar del frío es el título de su cuarto
libro en prosa publicado -sin contar una docena de colaboraciones en diversas
antologías- tras su primera y excelente novela Se ruega silencio.
Pepe Pereza es un hombre de
múltiples recursos artísticos, los cuales ha desarrollado con éxito a lo largo
de su trayectoria en el panorama nacional. Sobre sus otras facetas artísticas
ya se ha glosado profusamente.
Libro bien editado por Canalla
Ediciones, con excelente ilustración de portada que representa a Estela
Plateada/Silver Surfer de Pedro Espinosa, contiene veintiséis relatos breves de
entretenida lectura cuyo aglutinador común es la meteorología. El tiempo, el
mal tiempo en este caso, ambienta todos los relatos. Y fundamentalmente lluvia,
nieve y niebla, identifican las vidas de los personajes.
Un libro de relatos que se
lee de un tirón, que se disfruta, donde siempre tiene uno la sensación de
conocer a los personajes e incluso los lugares que habitan. Personajes con
conflictos interiores, con dudas, muchas dudas, que los hacen cercanos a
nosotros. En sus miserias vitales podemos identificarnos fácilmente. Son personajes,
en su aparente simplicidad, ricos por sus matices e incertidumbres. Y, de una u
otra manera, están pasando momentos duros en sus vidas: una separación, una
decisión trascendente, una preocupación…
Por la obra se deslizan
diferentes tipos de relatos: ‘costumbristas’ como “La Florida”, otros que desarrollan
conflictos interpersonales, fundamentalmente conversaciones entre parejas; por
cierto, ambos tipos de relatos muy visuales y cinematográficos. Y aquellos
otros donde encontramos a un personaje, preferentemente masculino, inmerso en
sus conflictos internos. Como sabemos, este tipo de conflicto interno es muy
literario, pero Pepe Pereza introduce hábilmente en cada narración una
situación externa, aparentemente alejada de la realidad del protagonista, que arrebata
visualmente al lector. Y esa misma situación supone un detonante para el
protagonista, porque a partir de ella
toma decisiones, se replantea las cosas. El efecto conseguido no es otro que sacar
al personaje de su soledad, de su ensimismamiento vital, mostrarle lo que hay
alrededor –y en algunos casos que se mire, que se observe, a través de otros
personajes-, y que reaccione, que le sirva de estímulo o impulso para actuar.
Hay una importancia,
también, de las figuras maternas y paternas en los relatos. Diríamos que
generan una preocupación, por su salud principalmente. Además, son ellos siempre
quienes dan consejos sabios, razonables, que nuestros protagonistas parecen no
ver, ofuscados como están en su sobrevivir diario. Y para más INRI, la muerte gravita
en el pensamiento de los personajes.
Uno de mis relatos favoritos
es “Viaje al Norte”, la historia de un engaño
y un descubrimiento final donde confluyen las relaciones de pareja y su
ausencia, donde está presente la muerte, y donde en esta tragicomedia que es
este pasaje vital, detecto otra de las características -en estos relatos
aparentemente solapadas- de Pepe Pereza: el humor. Lo siento, pero sigo
riéndome en la resolución de esta historia: un momento surrealista y lo
oportuno de la resolución son todo un acierto del narrador. Me río
porque la sucesión de fatalidades para el protagonista hacen que me pueda
distanciar lo suficiente y decir ‘esto no puedo ser verdad, es increíble’.
Todo ello narrado con un
lenguaje sencillo, sobrio, sin adornos que nos da una prosa realista, algo
sucia si se quiere, pero enormemente sugerente y cercana. Nada pretencioso, A pesar del frío narra historias
cotidianas, de personajes que sufren y viven unos infiernos cotidianos en los
que podemos reconocernos.
Obviamente, es una literatura
ya formada. Pepe Pereza es un hombre que escribe desde siempre, aunque haya
publicado su obra literaria en esta última década. Y, en estos relatos, esa
madurez literaria, ese reconocimiento de una voz propia, lo observamos en una
cierta templanza y contención a la hora de describir sus personajes, en una
libertad de prejuicios, de miradas, en un estilo narrativo muy personal. Se
empieza a notar el peso del oficio. Con estos elementos, y distanciándome de
sus personajes, yo no tengo duda de que Pepe Pereza llegará donde le apetezca
como escritor.
Luis A. Cabezón
lunes, 25 de febrero de 2019
miércoles, 20 de febrero de 2019
miércoles, 6 de febrero de 2019
lunes, 28 de enero de 2019
domingo, 27 de enero de 2019
viernes, 11 de enero de 2019
"A PESAR DE FRÍO" PRÓLOGO DE PABLO CEREZAL
Portada: PEDRO ESPINOSA
INCENDIOS COTIDIANOS
Llueve
afuera, mucho, y la ciudad se descompone en murmullo de afluencias
desordenadas. Las voces pierden entidad y los movimientos se ralentizan casi
antes de desaparecer. Hace frío afuera, mucho. También aquí, en el rincón de
esta terraza donde he erigido mi mínima patria de gramáticas y ensoñación. Que
escribo y leo en la terraza de casa, o sea, porque es el único lugar donde
retener los malos humos de mi tabaco y evitar que agríen la atmósfera del
hogar. Y hace frío, ya digo, mucho. Pero a pesar del frío y la lluvia, de esa
lasitud que a uno le imponen los días de otoño, la cabeza bulle en ideas que se
atropellan buscando una salida. Y escribo. Y fumo.
Anoche
también llovía, las bajas temperaturas mordían aun con mayor ahínco. Anoche
finalicé la lectura de este volumen de relatos que ahora, lector, tienes la
fortuna de acariciar. Cuando hayas terminado de leerlo comprenderás por qué,
anoche, salí de la cama y paseé inquieto los escasos metros cuadrados del hogar
como a la búsqueda de un tesoro. Consumí un cigarro debidamente aderezado y,
tras dejar vía libre a mis elucubraciones, concluir que podría haber salido a
la calle a consumar un crimen o masturbarme en la cocina, por ejemplo, regresé
a la cama consciente de que el ansiado tesoro permanecía sobre las sábanas, reclamando
una sosegada relectura.
Creo
que ya dejé escrito, en algún lugar, que leer a Pepe Pereza es deshonrar su
apellido artístico. Si no lo hice, aprovecho para hacerlo ahora como
advertencia al lector que se interne en las páginas de este volumen y se vea
arrastrado sin remedio a la actividad sensorial más frenética, la que el autor
esculpe, en cada página, con el cincel afilado y granate de su pluma. También
he dejado escrito que considero a Pepe Pereza el máximo exponente, en nuestro
país, de una tradición literaria que demasiados ningunean, a día de hoy,
intentando epatar al lector con crueldades y exabruptos carentes de fondo, calidad
y el supuesto realismo de que intentan revestirlos. Me refiero a eso que hemos
dado en llamar «realismo sucio». Que no, que no se trata de hacer retratos
barriales o dárselas de maldito utilizando la primera persona para hablar de
excesos farmacológicos o sexuales. Que no consiste en mal copiar lo más etílico
de la prosa de Bukowski. Que el tal «realismo sucio» es otra cosa, más similar
a la diestra disección de la psique del ciudadano medio que ejercitaba Carver. Y
Pepe Pereza eso lo borda, en cada uno de sus relatos. Certera, feroz, sensible,
equidistante y exacta como una deflagración terrorista calculada al milímetro,
pero con la belleza que a dicha explosión siempre faltará, su prosa es piedra
en que afila colmillos la literatura más pugnaz.
No
conozco a ningún autor patrio actual que maneje con tanta habilidad los límites
formales y temporales del relato. Su geométrico manejo del fraseo corto y
carente de artificios, musical en su evolución, pictórico casi, en su tersa
manera de afianzar la verosimilitud de lo narrado; la normalidad de esos
personajes que, desde los primeros párrafos, se muestran como evidentes
ejemplos del ciudadano actual, una especie de doble del propio lector o de cualquiera
de sus conocidos; la opresiva atmósfera de una normalidad que semeja calma
precedente a la tormenta; el fulgor repentino, inesperado, de un acto o
pensamiento desconcertantes; todo ello delineado con una sabia arquitectura de
la palabra y una aritmética exacta del sentimiento.
«Realismo
sucio», sí, podríamos llamarlo. Pero quedaríamos cortos si nos limitamos a
utilizar esa etiqueta. Porque los relatos de Pepe Pereza van más allá, creando
un nuevo género que bien podría llevar su nombre.
Los
personajes que pueblan este majestuoso volumen de relatos son como cualquiera
de nosotros. El autor no tiene que recurrir a fabulaciones, invenciones ni excesos
para mostrar la realidad que nos rodea y, de paso, recordarnos que bien pudiera
ser la nuestra. Por sus páginas pasean pensamientos, palabras, ilusiones y zozobras,
un tropel de ciudadanos como nosotros: camareros, carniceros, jubilados,
agentes inmobiliarios, actrices de segunda, celadores, camioneros, operarios de
almacén, enfrentados todos ellos a situaciones tan cotidianas como una relación
sentimental o un empleo abocados al fracaso, una visita al dentista o a la
madre impedida, una ronda de licores en un bar cualquiera o un paseo en coche
bajo la lluvia. Estas páginas son los espejos de normalidad a que el lector se
asoma para, de repente, sin preaviso, recibir el impacto de lo inquietante. Y
es que la realidad más plana que podamos imaginar guarda celosamente en su
interior la violencia de lo insólito.
A
pesar del frío, de la lluvia, la nieve, la glacial apatía que invade las vidas
de todos y cada uno de los protagonistas de este fascinante fresco de lo
cotidiano actual, la llama de la vida interior y su sugerente amenaza. A pesar
del frío meteorológico común a todos y cada uno de los relatos de este volumen,
la turbadora incandescencia de lo aparentemente irracional.
Llueve
afuera, y hace frío. La vecina de enfrente contempla sin disimulo cómo fumo,
asomado a la terraza, y pensará que mi vida es tan normal como yo imagino la
suya. Sólo un maestro de la narrativa como Pepe Pereza sabría mostrarnos a
ambos lo equivocados que estamos. Nadie como él para erigir un monumento
literario con la mísera épica del hombre común.
Porque
a pesar del frío, la vida quema, y este volumen es inigualable relato de los
incendios que provoca.
Pablo Cerezal, octubre de 2018
viernes, 4 de enero de 2019
YA A LA VENTA
Género: narrativa
Autor: Pepe Pereza
Año de publicación: 2019
ISBN: 978-84-949631-2-4
Idioma: castellano
Páginas: 184
Precio: 20,00 €
«Los personajes que pueblan este majestuoso volumen de
relatos son como cualquiera de nosotros. El autor no tiene que recurrir a
fabulaciones, invenciones ni excesos para mostrar la realidad que nos rodea y,
de paso, recordarnos que bien pudiera ser la nuestra. Por sus páginas pasean
pensamientos, palabras, ilusiones y zozobras, un tropel de ciudadanos como
nosotros: camareros, carniceros, jubilados, agentes inmobiliarios, actrices de
segunda, celadores, camioneros, operarios de almacén, enfrentados todos ellos a
situaciones tan cotidianas como una relación sentimental o un empleo abocados
al fracaso, una visita al dentista o a la madre impedida, una ronda de licores
en un bar cualquiera o un paseo en coche bajo la lluvia. Estas páginas son los
espejos de normalidad a que el lector se asoma para, de repente, sin preaviso,
recibir el impacto de lo inquietante. Y es que la realidad más plana que
podamos imaginar guarda celosamente en su interior la violencia de lo insólito.
A pesar del frío, de la lluvia, la nieve, la glacial
apatía que invade las vidas de todos y cada uno de los protagonistas de este
fascinante fresco de lo cotidiano actual, la llama de la vida interior y su
sugerente amenaza. A pesar del frío meteorológico común a todos y cada uno de
los relatos de este volumen, la turbadora incandescencia de lo aparentemente irracional.
Llueve afuera, y hace frío. La vecina de enfrente
contempla sin disimulo cómo fumo, asomado a la terraza, y pensará que mi vida
es tan normal como yo imagino la suya. Sólo un maestro de la narrativa como
Pepe Pereza sabría mostrarnos a ambos lo equivocados que estamos. Nadie como él
para erigir un monumento literario con la mísera épica del hombre común.
Porque a pesar del frío, la vida quema, y este volumen
es inigualable relato de los incendios que provoca.»
Pablo Cerezal