lunes, 27 de abril de 2009

LA SOMBRA

Esa maldita sombra lo jodía todo. Si no fuera por ella, en los días de sol, el porche se llenaría de luz. La sombra era la de un nogal centenario que estaba plantado a pocos metros del jardín. Matías odiaba al árbol y a su sombra. Lo odiaba desde el mismo día en que su madre apareció colgada de una de sus ramas. Matías solo tenía diez años. Todavía le parecía sentir las piernas agarrotadas y frías de su madre cuando se abrazó a ella. Su sombra se balanceaba recortada en el porche aun cuando Matías ya le había dado la espalda al árbol. El nogal y su sombra eran un recordatorio permanente de aquel desgraciado acontecimiento. Matías se había prometido así mismo que un día talaría el árbol y acabaría con todos los malos recuerdos. Pero nunca se había atrevido a hacerlo. Una tarde en la que, tirado en la cama, mataba las horas a base de hachís y lectura, escuchó un fuerte frenazo y acto seguido un estruendoso choque metálico. Se asomó a la ventana y comprobó con agrado como un camión se había estrellado contra el nogal. El impacto había arrancado el árbol casi de raíz. Matías salió a auxiliar al camionero. En cuanto estuvo en el porche, notó como el sol lo llenaba de luz y calor. El camionero estaba bien. Había tenido un fallo en los frenos y no había podido hacer nada por evitar el golpe. Tres días después, los operarios del ayuntamiento retiraron el nogal y con él su fría y negra sombra. Y así fue como Matías comenzó a echar las tardes en el porche, al sol. Se sentaba allí con una cerveza y un porro hasta la hora de cenar. El recuerdo del suicidio de su madre seguía en su cabeza, pero la ausencia del nogal lo hacía mucho más llevadero.

6 comentarios:

Begoña Leonardo dijo...

A veces son objetos, cosas que aparentemente inofensivas van minandonos y cómo alivia desacerse de ellas, esto tiene mucha relación con los lastres de ayer, para empezar, simpre hay que aligerarse.

Besos.

Anónimo dijo...

en ningún sitio se encuentra uno tan a gusto como en su propio nogal

Javier Belinchón dijo...

Cómo es a veces el recuerdo... Cuántos querríamos que un camión derrumbase algunos de nuestros nogales

Abrazos.

Daniela... dijo...

Hola! aunque no entienda tu hiistoria ya que es de grandes XD pasaba a decirte que estoy dejando huellla en todos los web/novelas que encuentro asi que te invito a que pases por mi vida me llama Destiny pero todos me dicen Miley espero que dejes tu huellita en mi blog =)

Anónimo dijo...

He leído el relato como si... como si en el final fueras a dar un giro, como si se solucionara de una manera extraña. Y se ha cortado, la historia, en seco, de un golpe, como se cayó también el nogal. Lo que has conseguido con ello que, en el punto más alto, me quedara arriba sin saber si bajar.
¡La foto es increíble y no sé cómo nadie ha dicho nada! Se ve perfectamente el cuerpo de una mujer. Alucinante.

Soy Fusa, vengo de la ciudad de Alfaro. Un placer.

pepe pereza dijo...

un placer tenerte por aquí Fusa. Espero no defraudarte y que sigas viniendo.
un abrazo.