jueves, 8 de septiembre de 2011

CARLOS SALCEDO ODKLAS

ELLOS Y NOSOTROS

estaban todos en el porche
charlando:
Hemingway, Faulkner, T. S. Elliot,
Ezra Pound, Hamsun, Wally Stevens,
e. e. cummings y algunos más.

"escucha", dijo mi madre, "¿no puedes
decirles que se callen?"

"no", dije.

"están diciendo tonterías" dijo mi
madre, "deberían buscar
trabajo".

"ya tienen trabajo",
dije.

"si, mucho...", dijo mi
padre.

"exactamente",
dije.

entonces Faulkner entró
dando tumbos.
encontró el whisky en la
alacena y salió con
el.

"una persona terrible",
dijo mi madre.
luego se levantó y echó un vistazo
al porche.

"hay una mujer con ellos",
dijo, "pero parece un
hombre".

"es Gertrude",
dije.

"hay otro tío que está luciendo
los músculos" dijo,, "dice que
puede cargarse a tres cualesquiera
de ellos".

"es Ernie", dije.

"y éste", me señaló mi padre con el dedo,
"¡quiere ser como ellos!"

"¿de verdad?", preguntó mi madre.

"no como ellos", dije, "sino uno de
ellos".

"consigue un jodido trabajo",
dijo mi padre.

"cállate", dije.

"¿qué?"

"he dicho que te calles; estoy escuchando a
esos hombres".

mi padre miró a su mujer:
"¡éste no es hijo
mío!"

"espero que no", dije.

Faulkner volvió a entrar dando tumbos en la
habitación.
"¿dónde está el teléfono?",
preguntó.

"¿para qué demonios lo quiere?", preguntó
mi padre.

"Ernie se acaba de volar los
sesos", dijo.

"¿ves lo que les pasa a las personas
así?" gritó mi padre.

me levanté
despacio.
y ayudé a Bill a encontrar
el
teléfono.

-Charles Bukowski


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