Así empieza STARK de EDWARD BUNKERCAPITULO 1
Ernie Stark no era el tío simpático que podías conocer. Puedes preguntárselo a sus amigos, si es que tenía alguno. Era un estafador de tres al cuarto que soñaba con que su siguiente golpe fuera el definitivo, el que le condujera por el camino fácil. Pero siempre se la jugaban. Si no era la víctima, era la ley.
No hay más que fijarse en la última en la que andaba metido. Debido a una estúpida redada mientras seguía en libertad condicional, terminó metido en la cama con la poli. Stark había hecho muchas cosas no muy lícitas pero eso de ser una rata, un chivato de la policía, no era un papel que disfrutara. Sólo que, o accedía, o volvía a la terna. Prefería ser una rata, libre.
Los polis sabían que su amigo que su amigo hawaiano, Momo, era un traficante de poca monta. No le quería a él sino a su proveedor. Si agarraban a Momo, el siguiente eslabón de la cadena de la droga desaparecería. Aunque también habrían pillado al hawaiano si supieran dónde escondía el material.
Así que sólo era necesario servirse de una rata como Stark para que se acercara al tipo y descubriera el nombre del proveedor de la droga de Momo.
“Es más fácil decirlo que hacerlo”, pensó Stark sentado junto a Momo en la barra de su club favorito. Corría el año 1962 y el Panama era el mejor local de Oceanview.
Para complicar aún más las cosas, Stark estaba enganchado a la heroína, a la mierda que su amigo Momo le pasaba a precio rebajado. Todavía no estaba pillado del todo, pero le faltaba poco. Era eso lo que había organizado el lío con los polis, ahora necesitaba meterse dos veces al día. Cargaba con un mono cada vez más grande pegado al culo…
No hay más que fijarse en la última en la que andaba metido. Debido a una estúpida redada mientras seguía en libertad condicional, terminó metido en la cama con la poli. Stark había hecho muchas cosas no muy lícitas pero eso de ser una rata, un chivato de la policía, no era un papel que disfrutara. Sólo que, o accedía, o volvía a la terna. Prefería ser una rata, libre.
Los polis sabían que su amigo que su amigo hawaiano, Momo, era un traficante de poca monta. No le quería a él sino a su proveedor. Si agarraban a Momo, el siguiente eslabón de la cadena de la droga desaparecería. Aunque también habrían pillado al hawaiano si supieran dónde escondía el material.
Así que sólo era necesario servirse de una rata como Stark para que se acercara al tipo y descubriera el nombre del proveedor de la droga de Momo.
“Es más fácil decirlo que hacerlo”, pensó Stark sentado junto a Momo en la barra de su club favorito. Corría el año 1962 y el Panama era el mejor local de Oceanview.
Para complicar aún más las cosas, Stark estaba enganchado a la heroína, a la mierda que su amigo Momo le pasaba a precio rebajado. Todavía no estaba pillado del todo, pero le faltaba poco. Era eso lo que había organizado el lío con los polis, ahora necesitaba meterse dos veces al día. Cargaba con un mono cada vez más grande pegado al culo…
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