Marcelo llevaba años experimentando con las rosas. Sus éxitos más sobresalientes fueron las rosas comestibles bajas en calorías, y las famosas rosas fluorescentes (esas que brillan en la oscuridad y exhalan un perfume embriagador). Ni se sabe la cantidad de premios que recibió por estas últimas. Sabiendo que gozaba de prestigio y buenas subvenciones, Marcelo se había propuesto ir más allá y crear una rosa que al respirarla suministrara los mismos componentes del tabaco, con la variante de que con esta acción se eliminaba el humo, la dependencia y, lo que es más importante, las enfermedades cardiovasculares derivadas de su consumo. Marcelo creía que si el experimento tenía éxito, le consagraría. Tal vez le diesen un Premio Nóbel y le hiciesen estatuas en los parques y las avenidas más importantes. Puede que diesen su nombre a hospitales y polideportivos, o le llamasen para dar conferencias y ruedas de prensa o salir en televisión… Lamentablemente, Marcelo falleció antes de que sus experimentos vieran la luz. En el parte de defunción escribieron que la causa de su muerte fue un cáncer de pulmón provocado por los sesenta y tantos cigarrillos que consumía a diario.
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Hace 24 minutos
4 comentarios:
Corto pero lleno de ironías... jejeje.
Abrazos.
Ironía de la vida...moraleja: igual lo que un día te dará fama también puede quitarte la vida... ja..ja..muy bueno
jajajaja!
Pobre...
Que alguien continue el experimento, please.
Los alérgicos al tabaco lo agradeceríamos mucho.
(Esas rosas hipo calóricas....jaja...geniales!)
Beso inmenso, PePe.
Un gustazo leerte!
Corto, intenso, sarcastico, como la vida diria yo, pobre hombre que investigaba para paliar un mal del que definitivamente murio.
Un abrazo, me gusto mucho.
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