Has sacado hace unos meses tu primer libro, Pantano, coméntanos lo que se
va a encontrar el lector dentro de sus páginas.
“En Pantano el lector encontrará una treintena de relatos cortos, desde unos de
tan solo media página hasta otros de unas diez, en los que se refleja, en mi
opinión, la estrecha línea que separa la grandeza de la miseria en la vida de
la gente corriente. Vamos, treinta ejemplos de realismo sucio.”
¿Es el realismo sucio el ámbito en el que te sientes más a gusto? ¿Qué
significa esa etiqueta para ti?
“Para empezar, como bien dices, es una etiqueta como tantas otras. Pero, al
menos en el sentido en que yo lo entiendo, sí que considero que mis textos
reúnen los rasgos de estilo característicos de este género. El estilo directo,
abrupto, frases cortas, adjetivación escasa, sin alardes, sin parafernalia. Y
también la temática y estructura de las narraciones propias del realismo sucio.
Se trata de historias de gente de la calle, en las que se percibe la ausencia
de héroe, e incluso la ausencia de la tradicional moraleja. Se refleja,
asépticamente, un fragmento de vida, y el lector queda legitimado para
interpretarlo a su antojo.”
Me he fijado en que tienes predilección por escribir tus historias en
primera persona. ¿Te resulta más sencillo así? ¿Cuánto hay de autobiográfico en
tus historias?
“La primera persona me parece un recurso muy potente, la verdad. Siempre he
pensado que el hecho de que la voz que soporta la narración sea la del
protagonista, o uno de ellos, imprime mucha fuerza al relato, sea para fomentar
la empatía del lector o incluso el rechazo. Sí, uso mucho la primera persona al
escribir, pero no todo lo que cuento, ni mucho menos, se basa en vivencias
personales. En resumen, que la voz que cuenta mis historias no es un alter ego.
No del todo, al menos.”
Es cierto lo que dices de la primera persona como recurso, pero eso también
limita la historia a un único punto de vista, ¿no crees?
“Bueno, supongo que sí. Hace que la historia tienda a la percepción personal
del protagonista principal. Sin embargo pienso que esa interpretación subjetiva
de los acontecimientos narrados pone de manifiesto otra de las características
principales de este tipo de relatos realistas sucios: la visión de las cosas,
incluso de aquellas de las que uno puede estar en principio más seguro, suele
pender de un hilo. Por eso creo que la primera persona no le da un carácter
aleccionador ni arbitrario ni excesivamente intransigente a la historia; por el
contrario, habitualmente es el entorno el que acaba imponiendo sus normas,
vamos, el mundo de ahí afuera, y los personajes de mis historias, con todas sus
peculiaridades, no hacen más que intentar adaptarse si pueden, o sobrevivir en
muchos casos, a lo que les viene dado desde fuera.”
Te lo comento porque, en mi caso, me resulta complicado escribir en primera
persona si no es autobiográfico, supongo que requiere más implicación con el
personaje. Sería como la diferencia entre un actor y un director. Teniendo en
cuenta esa implicación que se te exige y que escribes sobre personajes al
límite, ¿eres consciente de que puedes acabar tocado de la cabeza?
“¿Más? No, en serio, no lo creo. De hecho nunca soy más cuerdo que cuando
escribo. Entonces me siento dueño de mi mismo. El resto del tiempo, rara vez.”
Supongo que tu inspiración vendrá principalmente de observar el mundo que te
rodea ¿no?
“Absolutamente. La observación siempre es el detonante de mis historias. Me parece
que este mundo, y estos tiempos ("Malos Tiempos", como tú bien sabes,
Carlos) guardan multitud de historias de esas que la gente prefiere obviar
mirando hacia otra parte y que a mí, y diría que a ti también, nos parecen las
más interesantes, apasionadas, duras, bonitas. Dignas de ser contadas, en
definitiva.”
Completamente de acuerdo.
Merodeando por tu blog he visto que tienes mucho material y suele estar
actualizado, pareces un escritor metódico y comprometido, ¿es así?
“Uff... Comprometido con lo que me gusta, que es sencillamente escribir. En ese
sentido sí. Escribo a diario. Me es necesario y, a la vez, placentero. Así que
perfecto. Pero metódico, por desgracia no. Escribo cuando puedo y donde puedo.
Si el día me lo permite lo hago desde casa, sentado al ordenador. Pero de un
tiempo a esta parte, por razones de supervivencia, el curro me obliga a
escribir a ratos sueltos, anotar en libretas, guardar borradores en gmail desde
el móvil. Ese tipo de mierda, ya sabes. Así que no, el método, el gran método,
me viene impuesto. Yo intento burlarlo para arañar ratillos y escribir. Por
suerte, hasta la fecha, siempre lo consigo.”
Pero tienes ese compromiso ya que, como bien dices, escribes a diario, incluso
con todo en contra, y te aseguro que no es fácil ni todos (yo el primero)
pueden decir lo mismo. ¿Crees que es imprescindible esa constancia?
“Nunca he tenido clara la respuesta a esa pregunta. La constancia es necesaria.
Hay que trabajar, hay que escribir y escribir sencillamente para escribir cada
vez mejor. Pero también es necesario leer, y observar, y tomarse cierto tiempo
y distancia para madurar las ideas, para encontrar la manera de plasmarlas.
Esto de escribir puede ser muy obsesivo. Quiero decir, vas por ahí, observas
algo, te viene una idea, y todo tu cuerpo te pide ponerla por escrito, ¿no?
Bueno, pues a veces conviene dejar pasar algunos trenes, para acertar con una
bueno y potente.”
Entre tanto material, ¿qué criterio has seguido para dar forma a Pantano? ¿Hay
algún hilo conductor? ¿Es simplemente lo que considerabas mejor?
“Intenté basarme en esa imagen que Marcos Ferror, gran amigo y escritor, apunta
en el prólogo a mi libro: la ciudad como un pantano. El peligro de
estancamiento, de ahogamiento, de muerte. Y, sin embargo, al mismo tiempo toda
esa vida ahí, bajo la superficie.”
¿Y tardaste mucho en dar forma al libro?
“No demasiado, la verdad. Escribo mucho, como decías, y tengo una gran cantidad
de material acumulado, sea prosa o poesía. Solo tuve que escoger relatos que,
en mi opinión, mantuvieran una línea argumental coherente, si bien con ciertas
excepciones (dos o tres relatos más ligeros, alguno directamente humorístico,
para relajar un poco la tensión de los otros)”
¿Estás satisfecho con el resultado?
“Sí. Es mi primer libro. El primero a nivel profesional y exclusivamente mío.
Espero que vengan más y mejores, y confío en que así será. Pero Pantano es un
libro muy importante para mí, y estoy orgulloso de él.”
Te entiendo, me encuentro en la misma situación como sabes. También me pasó
otra cosa, una enorme sensación de vacío y la frase en la cabeza "bueno,
¿y ahora qué?". ¿Te ha pasado lo mismo?
“Jajaja. Sí, tío, un poco. Digamos que para alguien que sueña con ver sus
textos impresos y a la venta, lograr que una editorial decida a postar por uno
es la materialización del sueño. Te sientes realizado, como dicen los managers
de personal, coachs y demás gentes, pero solo dura un momento. Al cabo de muy
poco empiezas a sentir, no sé cómo decirlo, cierta perplejidad ante tu logro. Y
no te queda otra que seguir escribiendo, seguir soñando con un poquito más de
lo que has conseguido hasta ahora. Solo estamos empezando, tío.”
¿Y qué proyectos tienes en mente? ¿Te angustia repetirte?
“Angustia ninguna, aunque no tuviera proyectos. Pero mágicamente los tengo. Si
todo va bien dentro de poco participaré en el próximo número de Vinalia
Trippers, y también en una antología de relatos en homenaje a John Fante
seleccionada por Francesco Spinoglio. Además estoy en tratos con un par de
editoriales, con vistas a nuevos libros, que, espero, sean híbridos de relatos
y poesía.”
Te he preguntado si te angustiaba repetirte, lo digo por la formula de sacar
libros de relatos, ¿no te llama de momento la novela?
“Sí, claro, tengo un borrador a medio hacer, como todo hijo de vecino, jajaja.
Me gustaría tener el tiempo y la paz mental necesarios para acabarla. Pero de
momento me conformo con retocar de tanto en tanto lo que llevo escrito, añadir,
quitar, más que nada para no olvidarme de ella. Pero, bueno, de todas maneras
el relato corto es el formato en el que me encuentro más cómodo, y también el
que más me gusta. Así que me estaré más que contento si puedo ir sacando más
libros de relatos.”
¿Cómo es tu relación con la poesía? ¿Y cómo la abordas en comparación con la
prosa?
“Mi relación con la poesía es cada vez más estrecha. De hecho de un tiempo a
esta parte constituye el grueso de mi producción. Lo cual, creo, es algo
bastante habitual entre quienes escribimos relato corto. Acostumbrados a podar
las historias, me parece normal acabar explorando la poesía. La capacidad
sintetizadora de un poema es insuperable. Y además, al menos en mi caso, los
escribo de una manera más intuitiva que los relatos. Así que en temporadas como
esta, en las que dispongo de escaso tiempo para escribir, la poesía me sirve de
válvula de escape inmediata. Tengo un poemario terminado, Grandes Lagos, que
sacaré a la luz de un modo u otro.”
Creo que presentaste Pantano hace unos días. ¿Qué tal fue? ¿Y qué tal está
siendo la acogida en general?
“La presentación estuvo muy bien. Fue en Librería Bartleby, aquí en Valencia.
Muchos familiares y amigos y vinitos. Una vez pasados los nervios, fue hasta
divertido. Así que de puta madre. Y el libro está funcionando bien. Ricard
Millàs, el cerebro de mi editorial, Sven Jorgensen, se lo ha currado moviendo a
sus autores. Estoy muy contento con él.”
Parece un tipo majo Ricard, espero que le vaya bien.
“Lo es. Seguro que sí. Como editor y como escritor.”
Está claro que la escritura no da para vivir, ni siquiera para beber. ¿Qué
haces tú para sobrevivir?
“Para beber barato sí, vente a visitarme y lo comprobarás. Pero no, de escribir
es difícil vivir. Ahora mismo trabajo como auxiliar de sala en un museo. Antes
hice cosas incluso más raras. Espero que en el futuro las circunstancias sean
más favorables, en el sentido de al menor poder disponer de más tiempo para
hacer esto que nos gusta.”
Tengo pendiente la visita, pero me pillas bastante lejos.
¿Qué opinas de las nuevas tecnologías aplicadas a la escritura? Los blogs,
redes sociales... También me gustaría saber tu opinión sobre los libros
electrónicos y la piratería.
“Creo que las redes sociales son un instrumento indispensable hoy en día para
todo el que pretenda que su escritura tenga cierta repercusión, aunque sea a
pequeña escala. En mi caso concreto fue muy importante acceder a determinados
foros literarios, grupos cerrados en Facebook, especialmente el de Escritores
Sucios, para conocer y que me conociera gente con mis mismas inquietudes. Hacer
contactos. Sentirse un poco menos solo en la patera. Respecto a los libros
electrónicos pienso que, en líneas generales, son el futuro de este mundillo, y
creo que más pronto que tarde gozarán una regulación sólida. La piratería me
parece, hoy por hoy, una realidad ineludible en un sector poco cuidadoso con su
propio valor. No me considero, obviamente, alguien que pueda verse perjudicado
por esta práctica. Pero considero que el autor debe ver protegidos sus
derechos, el valor de su trabajo, siempre y cuando este valor se corresponda
con un precio de mercado razonable.”
¿Qué me puedes decir sobre tus gustos e influencias? ¿Algún libro de cabecera?
“Mis gustos los tengo claro, dependen de mí. Las influencias son las mismas.
Los escritores de eso que antes hemos denominado Realismo Sucio. Bukowski a la
cabeza, por su lucidez y su capacidad de pegada. Pero también el gran John
Fante, o Raymond Carver, o Richard Ford. Y más contemporáneos, Donald ray
Pollock o Palahniuk. Y, bueno, otros que he descubierto un poco más tarde,
también norteamericanos, claro, como Charles Baxter o el canadiense Alistair
Mcload. Y por supuesto, al mismo nivel, Michel Houellebecq. Si tuviera que
decir por qué menciono a todos ellos, diría que por su incorrección política y
su implicación con la sociedad, con su propia verdad y con el arte. Así que ese
es el nexo de unión. ¿Libros de cabecera? Muchos. Hoy te digo Ampliación del
Campo de batalla, de Houellebecq. Guerra sin cesar, poemario de Bukowski. Y
Catedral, ese grandioso libro de relatos de Carver. Mañana supongo que serían
otros. Por ejemplo, alguna antología de cuentos de Buzzati.”
En cualquier caso es una selección con mucho gusto. ¿Te viene a la mente alguna
perla que hayas encontrado últimamente o algún autor más desconocido?
“Últimamente me impresionó El Adversario, de Emmanuel Carrere. Y vidas de
Hojalata, de Paul Harding”
Bueno Iván, ha sido un placer charlar contigo. Te deseo lo mejor con Pantano y
con los que vendrán después, creo que tienes bastante mano para esto y que lo
mereces. ¿Quieres añadir algo más?
“Claro que quiero. Añado que el placer ha sido mío y que yo también espero que
te vaya de lo mejor. Y que yo lo vea. Muchas gracias, Carlos.”
Gracias a ti.