siempre recuerdo olvidarte
(adaptación de un diálogo de Memento)
el avance hacia atrás, la huida hacia delante
verso de Gsus Bonilla
Huyendo. Qué es si no el silencio. Hacia dentro el hueco del dolor.
Alfaro
limpieza de bajos, sexta imagen
...
huir, es lo primero, aunque vengas huyendo, huir, de mí, pues sabes lo que te espera, es la sentencia, otra vez sin juicio, no existe el juego, ni ala de sombrero que tocar, cuando nada queda, hasta aquí he llegado, que apostar, la fría y oscura noche entre la niebla, y desaparecer, ante su cara que corta el viento, ese del aire acondicionado, el que levantan las letras que caen en los letreros, la voz impersonal, todo impersonal, las poses, demasiado aerodinámica, sus gestos, el gran esfuerzo que ha hecho por venir a recibirme, y lleva la lista en la mano, ya era su mano, fundida a ella, como papa que bendice a izquierda y derecha, la izquierda siempre son los contras, a la derecha los pros, y su mano que me apunta oscilando, siempre, entre los pros y los contras, lo positivo y lo negativo de sus quehaceres, pasa por encima de mí, la mano, soy un espacio en blanco, no me define, nunca lo hizo, eso me sienta bien, soy ese espacio entre lo definido y lo tachado, oscilo mientras su mano oscila, sin ningún límite que lo demarque, ora hacia los pros, ora hacia el abismo insondable del borrón, un hueco en ningún sitio, mi vacío oscilando en su papel, examinándome, sin preguntarme, ni una puta vez, si quería estar en algún sitio en su lista, no, no quería, y no sólo en lo pendiente, su dedo pendía delante de mí, o eso que era la luz de un sol que dibujaba, alrededor de la palabra, o la oscuridad de un tachado,
huir,
pero no del borrón, sí de mi cara de loco suicida, ese siempre viene conmigo, el borrón, no el gesto histriónico que nadie, y menos ella, entendió jamás, la sonrisa que no disimula la verdad, no te preocupes por mí, venga, vete a currar, ya me busco la vida, siempre ha sido así, sí, pero no por no molestar, no, necesito tiempo, situarme, asimilar los detalles, construirme un escenario, no un mapa, para seguir huyendo, pero ya nada se estaba quieto, el traqueteo del tren todavía en mi espalda, los recuerdos, soy un puto nostálgico, arrancados de cuajo, ya no eres nadie, piensas, con esa sonrisa estúpida en la cara, la que se pone al carraspear, al intentar tragar el gargajo, ese que se dulcifica, al menos en su estética, si alguna vez aflora como lágrima, pero que en mí se queda ahí, ni sube ni baja, sigo con esa sensación, todo se atasca en mi garganta, allí, en esa estación del norte donde nadie llega, todos se van de sí mismos, de pie, su mirada que dice que perdemos el tren hacia tres cantos,
- vamos, vamos
las piedras que cuento, una y otra vez, vamos, vamos, lo que son mis cantos, mi Blues de Luz Azul, lo que ni callé ni asumí, simplemente se quedó atascado, como ese pelo que, en su deriva, rebota y rebota, grabada en sus pupilas la última imagen, el brillo de la tijera que lo cercena, la luz que lo extirpa, tiene la suerte que no busca, la mala suerte en su pirueta, de caer en un poro abierto del que lo saja y allí se injerta, otra barra de bar donde beber en silencio, otra sangre que mata y alimenta, en el silencio de no estar en ningún sitio, ni en ti mismo, allí, de pie, atascado de recuerdos que se caían, todos en tropel, sin levantar viento, aun cuando generaban tormentas, pero no para crecer, sólo canta y espera la pinza que lo arranque, espera disimulando el tiempo, y lo lance otra vez, todos en mis pies, sin una escoba para recogerlos, la que busca el pelo en su deriva, acabar con esto de una puta vez, pues me destruye, en el silencio, la huida hacia delante, el paso que no quieres dar, pero ya te sabes sin regreso, y das el paso que te desgaja de ti, buscas un grito pero todo se atasca, todo queda pendiente, sin resolver, todos a mis pies, en ese espacio en blanco, sin sombra, sin el Instinto que en mí se crió en la montaña, dos años de silencio, todos, esperando el sonido de la prensa, lo intuía, se oye muy bien, si en algún momento paras, sales de la fila, de las colas que entran, sólo entran, pues lo que era una cuenta pendiente con la vida, ahora, que ves a tus pies todos los recuerdos, sin nada, sin amigos, sólo ella transmutada en un lista, todo oscila, los meses pasados en aquel sofá relleno de guías telefónicas, bebiendo los restos de Malasaña, la vida bohemia de un crío que decía estudiar periodismo, al que echaron por liarla del Café Gijón, por joder las tertulias a las chirlas intelectuales, borracho, sigo preguntando lo mismo, por qué se sientan en mesas donde pone un aquí escribía tal o cual, por qué sacan dinero con lo que sufrió tal o cual en ese sitio, ellos, sus culos gordos y bien alimentados, por qué se sientan a sentirse algo, seguro que a los tales y cuales también los echaron del café, borrachos, y admiraron a las putas, la lefa que plateaba sus piernas, se escurría de su culo, mientras revoloteaba entre los coches que desfilaban, estaba feliz, era su noche, se le pegaba a sus largas piernas, el pirata de gasa ajustado, sugerente, en ellas se reflejaban los neones del cinco estrellas, en la sombra blanca que se deslizaba por sus piernas, las letras que resbalaban, los colores irisados, donde se leen las historias escritas con la polla tiesa, mil puntos de vista que se juntan en su culo, de él fluye la narrativa que se trunca cada dos empellones, cada pocos centímetros, blues de la castellana poco antes del sida, lo que somos, la era de los trozos, fluimos a borbotones, y las resacas donde tal o cual ya sólo eran sombras espesas, como vómito negro de brandy, que se perdía entre los miles de nombres y números, los que sustentaban mis pesadillas, apretujados en las guías que me servían de somier, joder, ya habían pasado quince años, y allí estaba otra vez, todavía sin mí, de pie, con lo justo para un mes, sin curro, en una cama reciclada de estercolero, donde ya me sentía sospechoso antes de entrar, por pararme, por mirar, por intentar ganar un tiempo muerto,
- vamos, vamos
un algo, intentar pensar, allí, ante su mirada que me emborronaba, que perdemos el tren, allí pensé por vez primera en la enfermedad, pues lo que era una cuenta pendiente con la vida, ahora, sin beberlo, también lo era con la muerte, y deprisa, si hasta los que esperaban lo hacían con ansia, atascados en la espera, como el pelo que espera las pinzas para seguir cayendo, solos, encadenados a un bucle que sube y baja, como las escaleras mecánicas, la muerte más absurda, si existe alguna digna, nunca había pensado en ella, eso me paralizó, como lo haría la de aquel hombre, un día cualquiera en el desierto, el que rompió durante unos instantes el bucle, al dar un saltito para ganar el terreno llano, al salir de las escaleras mecánicas, lo vi estallar en el aire, agitándose sus grasas, estornudando su sangre, hoy su epitafio sería: obeso mórbido, jodido subirle al nicho, y todos contentos, los que saltaron por encima, puto gordo, aquellos que perdían el metro, todos, y yo sin saber qué hacer, viendo las huellas de sangre que huían, paralizado, intuyendo que la huida sólo lleva hacia un sitio, y siempre le salen las cuentas, a ese sitio, por eso hago hoy esto, volver atrás para avanzar, pues de aquella siempre huía, y allí, de pie, viendo cómo caen las letras con mis recuerdos, si acaso algún sueño, antes de entrar en la cola, la que te lleva a los suburbios, ese terreno, allí donde más se escuchan los dientes, los que no se van a llevar nada de mí, me juro, pues ya no soy nada, nada, sólo silencios al dar el paso, refugiado en mi hueco, al seguir huyendo,
- VAMOS
pero aun así...
huir, (ruido de máquina que taladra el billete)
huir, huir, huir para cagarla...
¿Qué puedo decir de Alfonso Xen Rabanal?... Podría decir un montón de cosas buenas, aunque personalmente no le conozco. Se supone que para decir un montón de cosas buenas de alguien lo menos que se pide es que lo conozcas personalmente. Pero no conocerlo no me va a privar de decir un montón de cosas buenas de él. Su prosa me muestra lo suficiente para valorarlo como persona. Entre sus palabras he distinguido a alguien que vale la pena, una persona sincera, visceral, auténtica… Por eso creo que Alfonso se merece que yo diga un montón de cosas buenas de él, aunque por ahora me las guardo para mí.
Lo que sí diré es que si os ha gustado esta sexta imagen de su nueva novela “Limpieza de bajos” podréis encontrar las otras cinco primeras imágenes en su nuevo blog “Generación Net” http://alfonsoxenrabanal.blogs.generacion.net/
7 comentarios:
Juraría que Xen es cien por cien lo que escribe, y es muy grande.
Abrazos para los dos.
Yo también.
Besazo
Me refiero a que yo también pienso lo mismo.
tú eres muy grande, Pepe...
soy seguidor de Céline... me refiero a que su escritura es de las pocas que en mí han producido algo... hoy se habla mucho de la genración no lineal... si de no linealidad se trata, como buen Blusero, es lo mío... no he leído a los nocilla, nacieron en Vinalia Trippers, aunque ahora lo desdeñen o no... es el tipo de literatura por la que he apostado desde siempre... con una variante, mía, personal, que intento explicar en la Cámara de Niebla... a veces, he de reconocer que he forjado mi vida hacia na experiencia, como un investigador que se mete en un tinglao a sabiendas... lo malo es cuanod ese tinglao te puede y la relidad se transmuta en ficción...
Céline decía, más o menos: no es lo que se escribe si no la manera de escribirlo, es decir, todo está escrito, es la manera de contarlo... Limpieza de bajos se estructura en imágenes, y las imágenes son sensaciones, imágenes en la mente, no fotográficas, sensaciones que se liberan, se recuerdan al recibir algún estímulo que e retrotrae a un ambiente ya vivido... es un intento de reconstrucción de mi presente, siguiente paso(aunque el principio de redacción fue anterior) de mi proceso interno de recuperación o forja de una conciencia, perdida en la indecisión de tomar un partido en el cruce de caminos, partido por mí, hacia mí, perdida gran parte de mi vida en los demás... pero no de manera egotista, aunque hable en primera persona, sino que pretendo tb reconstruir el ambiente de madrid, d ela periferia, de principios d emilenio, con la llegada masiva de inmigrantes y la descolocación mental y social, no subdidiaria del todo por lo anterior, que se vivió en aquellos años de consumismo desaforado... primeramente ese impacto se produjo en mí mismo, después de dos años casi de ermitaño currando más de trece horas diarias en la mina (fuera) de arbás del puerto... la soledad de la montaña... soledad creativa, soledad que te abre a la naturaleza, pese a la niebla casi perenne, que te llevaba hacia ti mismo... y la soledad de la gran ciudad, peor... mil veces peor si o te integras en su sistema autedestructivo, si quieres antener algo de ti... si luchas por ti... desgraciadamente no es difífil ver morir a alguien en plena calle en una gran ciudad, y no es difícil que la gente piense antes en sus obligaciones que en ayudar a alguien... y pasan por encima... es lo que te enseñan: a pasar por encima a los demás... algo co lo que nuca he comulgado pero tampoco estoy dispuesto apermitir que porque yo no lo haga, me o hagan a mí... como intentaron hacer varias veces... quizá por eso me he ido varias veces de varios sitios... buscando mi hueco, mi propio camino... a la vez, en esta imagen, se entremezclan recuerdos d ela primera vez que estuve en madrid estudiando periodismo... bueno, no pasé de l bar de la complu... meses de alcohol y desbarre... que no tienen mayor interés en mi memoria que ciertas imágenes que a lo largo del tiempo he visto miles de veces repetidas en otros garitos las mismas circunstancias... viví en el sofá de un piso compartido donde un amigo de aquella que curraba en md, que era un putero de la de dios, me utilizaba de comparsa para sus correrías, a modo de pago del tema... correrías que no compartí, aunque sí el captar la esencia, de eso vivo, por eso, a veces, me quiero ir de esta sociedad... porque o me da ninguna o muy pocas imágenes... nos estamos quedando sin esencia a mrchas forzadas...
Limpieza de bajos, no sé si lo he dicho ya, se entremezcla con la cámara de niebla y se entremezcla,tb, con la siguiente novela, trilogía, pues... una búsqueda d ela esencia que me ha llevado la pasado y lo que me quede...
Mucho animo, Alfonso, y ya estoy deseando tener esa trilogía.
Abrazo
Pepe... si sigue adelante esta novela en gran parte es gracias a ti... si alguna vez la vemos publicada, en ella aparecerá tdo tu apoyo reflejada... gracias
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