martes, 22 de junio de 2010

FRAGMENTO

Una mañana de camino al trabajo, a la altura de la farmacia que está en la calle Gonzalo de Berceo, justo enfrente del parque, escuché decir a una señora que iba acompañada de una niña pequeña:

- Mira, ahí va la paloma azul.

Para cuando quise mirar ya no vi nada, tan solo unas sombras fugaces que se alejaban en el cielo y se perdían entre los tejados.

- Sí, es azul. – dijo la niña convencida de que había visto algo maravilloso.

No le di importancia hasta que otra mañana al pasar por el mismo lugar vi a una pareja de abuelos sentados en un banco. Lo que me llamó la atención fue que ambos estaban mirando al cielo protegiéndose los ojos con sus manos a modo de viseras y diciendo:

- Jamás en mi vida he visto una paloma igual.
- Pá mí que alguien la ha pintado de azul.

Miré al cielo y el sol me golpeó en las corneas. No pude ver nada.

- Lo extraño, aparte de su color, es que siempre se la vea por la misma zona.
- Le gustara este sitio.

Seguí caminando a ciegas, tratando de enfocar y recuperar la visión. Me pregunté si la gente se estaba volviendo loca o realmente existía una paloma azul que revoloteaba por los alrededores. A partir de ese momento cada vez que pasaba por allí echaba un vistazo en busca de la paloma azul. Durante días escuché varios comentarios que confirmaban su existencia pero no pude verla. La otra tarde, al volver del trabajo, iba pensando en la misteriosa paloma. Me preguntaba si realmente era tan espectacular como decían. Al llegar a la farmacia de la calle Gonzalo de Berceo, como por arte de magia, la paloma bajo del cielo y fue a posarse a mis pies. Efectivamente era azul, de un azul cobalto maravilloso. Me quedé parado admirando la singularidad de la paloma. No podía creerme lo que estaba viendo. Nunca en mi vida pensé que existiesen palomas de ese color, pero si mis ojos no me engañaban debía haberlas, al menos una, la que tenía delante.
Han pasado un par de semanas del encuentro y mantengo la duda de si efectivamente la paloma era azul o alguien se tomó la molestia de pintarla de ese color.

® pepe pereza

3 comentarios:

Luisa dijo...

Muy bueno.
Este relato me recuerda a los pollitos de colores que me compraba mi madre cuando era pequeña. Me encantaban los fucsia y los verde esmeralda.

Un besazo.

Sara Royo dijo...

Y qué más da si nació azul o la pintaron? Ahora es azul. Es lo único q importa.

Anónimo dijo...

;) fue azul para los ojos de quienes tanto la admiraron.

Eso me recuerda, un día vi una paloma verde, al rato, una paloma roja y rosa, no me estaba volviendo loca, no, en ciertos sitios de valencia pintan las palomas de colores, y yo, disfruté mucho viéndolas.

Un abrazo Pepe