LS6
LO BUENO de ser artista es que no tienes que fichar. Las mañanas son para disfrutar. Para jugar a la Play, ver la tele, salir un rato, ir al cine, pasear, comer por ahí... La gente no debería emplear tanto tiempo en trabajos alienantes de oficina. Ficho y vuelvo a fichar. Y así durante cuarenta años. Piensas y te consuelas: al menos salgo a las tres, no es un trabajo difícil, hay buen ambiente laboral. ¿Y qué? Es una obligación, es una actividad que debes hacer si pretendes hacer algo dentro del sistema. Si no tienes unos ingresos constantes, los gastos acabarán por engullirte. Filipe se consideraba el hombre más afortunado del mundo. Vivía de algo que le gustaba. Carlos y las demás personas de su entorno trabajaban duro para pagar facturas, alquileres y comida. Lo poco que ahorraban lo enviaban a Angola. Pero el precio que Filipe había pagado por llegar hasta donde estaba era bastante más alto que todas las facturas de su comunidad de vecinos juntas. Pensaba que había merecido la pena, pero era consciente de que le faltaba algo para completar esa felicidad relativa de la que hacía gala con su sonrisa. Intuía que, más que faltarle algo, le sobraba. Quería quitar lastre, desprenderse de la coraza que le acompañaba, del escudo que vestía para protegerse. Pero no de aquellos que pudieran hacerle daño, sino de sí mismo. Filipe tenía una patología muy común en la sociedad moderna: tenía miedo a amar.
Mario Crespo. LS6. Diseño de cubierta: Sofía Serra Giráldez. Bohodón Ediciones, Madrid, 2010.
LO BUENO de ser artista es que no tienes que fichar. Las mañanas son para disfrutar. Para jugar a la Play, ver la tele, salir un rato, ir al cine, pasear, comer por ahí... La gente no debería emplear tanto tiempo en trabajos alienantes de oficina. Ficho y vuelvo a fichar. Y así durante cuarenta años. Piensas y te consuelas: al menos salgo a las tres, no es un trabajo difícil, hay buen ambiente laboral. ¿Y qué? Es una obligación, es una actividad que debes hacer si pretendes hacer algo dentro del sistema. Si no tienes unos ingresos constantes, los gastos acabarán por engullirte. Filipe se consideraba el hombre más afortunado del mundo. Vivía de algo que le gustaba. Carlos y las demás personas de su entorno trabajaban duro para pagar facturas, alquileres y comida. Lo poco que ahorraban lo enviaban a Angola. Pero el precio que Filipe había pagado por llegar hasta donde estaba era bastante más alto que todas las facturas de su comunidad de vecinos juntas. Pensaba que había merecido la pena, pero era consciente de que le faltaba algo para completar esa felicidad relativa de la que hacía gala con su sonrisa. Intuía que, más que faltarle algo, le sobraba. Quería quitar lastre, desprenderse de la coraza que le acompañaba, del escudo que vestía para protegerse. Pero no de aquellos que pudieran hacerle daño, sino de sí mismo. Filipe tenía una patología muy común en la sociedad moderna: tenía miedo a amar.
Mario Crespo. LS6. Diseño de cubierta: Sofía Serra Giráldez. Bohodón Ediciones, Madrid, 2010.
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