En "mi Padre, el rey" (La Baragaña, 2012), nos encontramos otra rosca de tornillo en lo que conforma a día de hoy su obra, sin abandonar su ideario, que le viene acompañando en su poesía, Gsús Bonilla ofrece al lector el resultado de una excavación. Escarba en lo más profundo de lo propio como un nuevo terreno para recuperar un tiempo perdido; encontrando, más allá de la piel, el tesoro negro de la memoria, otros sentimientos y la muerte con su desajuste emocional, en definitiva más injusticia pero con otros ropajes: La palabra como homenaje y tributo, un solo poema como manifestación del dolor. "mi Padre, el rey" es, empezando por la izquierda, su cuarto cuaderno de poemas publicado; además de ser, la habitación que ha destinado para el aseo interior.
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