Al
principio, Óscar, Ojeda y yo, usábamos los zurullos de perro que encontrábamos
por la calle, pero enseguida nos dimos cuenta de que necesitábamos excrementos
con más consistencia. Nada mejor que nuestra propia mierda. Lo que hacíamos era
pasarnos por la zapatería del barrio para pedirle a Manolo, el dependiente, una
caja de zapatos vacía. Lo echábamos a suertes y el que perdía se metía en los
baños de algún bar para vaciar sus tripas dentro de la caja. Luego buscábamos
una cabina telefónica y, con ayuda de un palo, untábamos tanto el micrófono
del teléfono como el altavoz. Hecho esto, solo teníamos que alejarnos unos
metros de la cabina y, discretamente, sentarnos a esperar.
Presentación de “El sueño de Aspasia”
-
¡Este viernes!
Presentación de *“El sueño de Aspasia”*, la nueva novela de *Marian Romero
Day* (2025)
Ilustración de portada e interiores por *Andrés Cas...
Hace 3 horas


No hay comentarios:
Publicar un comentario