LUIS MIGUEL RABANAL, POETA
Luis Miguel Rabanal nació en Riello, León, en 1957. Poeta de muy larga trayectoria (?), sus últimos títulos publicados han sido los libros de poemas Mortajas (Eolas Ediciones, 2009), Fantasía del cuerpo postrado (Los libros de Camparredonda, 2010) y la novela Elogio del proxeneta (Ediciones Escalera, 2009).
Casicuentos para acariciar a un niño que bosteza es la última obra del poeta Luis Miguel Rabanal, una recopilación de cuentos que narran, en palabras de Alberto Rodríguez Torices, "el desarraigo, la pérdida de lo que se ama, ese “extrañamiento” al que conduce el paso del tiempo. De ese obligado paso que conduce de la inocencia a la experiencia devienen estos Casicuentos para acariciar a un niño que bosteza, penúltima reescritura del universo literario en expansión que Luis Miguel Rabanal nos viene ofreciendo desde hace años.
Por ese universo orbitan los cuerpos violáceos de los fusilados y los furtivos que azotaban los montes, los amantes tristísimos, una vieja demenciada y el abuelo que contaba, los otros muchachos, los niños que fueron nuestros más fieles aliados y nuestros muy odiados enemigos en la piratería de aquellos años. Y como cruces sobre el cuerpo amado de la tierra, Castro, Valdeluna, Montecorral, Ceide, La Otrera, Olleir… Lugares que dibujan una poética geografía que flota sobre la geografía física que la inspiró (una pequeña zona de Omaña, en la montaña leonesa) y hunde sus raíces en la memoria del hombre que recorrió esa tierra, y en ella empezó a aprender las duras y tristes, bellas y amargas lecciones del vivir".
La poética del pasado con el valor de los recuerdos, lo real y lo imaginado, como pequeños flashbacks, marcan el ritmo del reencuentro con la arquitectura de Olleir, donde gravita el tiempo suspendido. Es la voz y son los gestos, la explosión de la memoria, los lugares heroicos de la historia de Plum el misterioso.
Lo conocí elogiando al proxeneta y me convertí en su pupila, caprichosa de sus palabras, de su memoria, de su instrucción en liturgia y onanismo. A veces pasa; pocas, pero a veces, que el tiempo desbroza recuerdos una vez, solamente una vez, y es dulce.
Cortado y pegado de la revista EL ROLLO HIGIÉNICO
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