miércoles, 16 de julio de 2014

ENTREVISTA A IVÁN ROJO POR CARLOS SALCEDO ODKLAS

Iván Rojo es un joven escritor afincado en Valencia que acaba de publicar su primer libro, Pantano (Editorial Sven Jorgensen), un compendio de relatos enmarcados dentro del llamado Realismo Sucio. 

Carlos Salcedo Odklas se mete en el fango y charla con él sobre su libro en particular y sobre literatura y escritura en general.



Hola Iván, encantado de charlar contigo. Lo primero agradecerte que me hayas concedido este rato.

“El agradecido soy yo. Es un placer, Carlos.”

 Has sacado hace unos meses tu primer libro, Pantano, coméntanos lo que se va a encontrar el lector dentro de sus páginas. 
“En Pantano el lector encontrará una treintena de relatos cortos, desde unos de tan solo media página hasta otros de unas diez, en los que se refleja, en mi opinión, la estrecha línea que separa la grandeza de la miseria en la vida de la gente corriente. Vamos, treinta ejemplos de realismo sucio.”

¿Es el realismo sucio el ámbito en el que te sientes más a gusto? ¿Qué significa esa etiqueta para ti? 
“Para empezar, como bien dices, es una etiqueta como tantas otras. Pero, al menos en el sentido en que yo lo entiendo, sí que considero que mis textos reúnen los rasgos de estilo característicos de este género. El estilo directo, abrupto, frases cortas, adjetivación escasa, sin alardes, sin parafernalia. Y también la temática y estructura de las narraciones propias del realismo sucio. Se trata de historias de gente de la calle, en las que se percibe la ausencia de héroe, e incluso la ausencia de la tradicional moraleja. Se refleja, asépticamente, un fragmento de vida, y el lector queda legitimado para interpretarlo a su antojo.”

 Me he fijado en que tienes predilección por escribir tus historias en primera persona. ¿Te resulta más sencillo así? ¿Cuánto hay de autobiográfico en tus historias?
“La primera persona me parece un recurso muy potente, la verdad. Siempre he pensado que el hecho de que la voz que soporta la narración sea la del protagonista, o uno de ellos, imprime mucha fuerza al relato, sea para fomentar la empatía del lector o incluso el rechazo. Sí, uso mucho la primera persona al escribir, pero no todo lo que cuento, ni mucho menos, se basa en vivencias personales. En resumen, que la voz que cuenta mis historias no es un alter ego. No del todo, al menos.”

Es cierto lo que dices de la primera persona como recurso, pero eso también limita la historia a un único punto de vista, ¿no crees?
“Bueno, supongo que sí. Hace que la historia tienda a la percepción personal del protagonista principal. Sin embargo pienso que esa interpretación subjetiva de los acontecimientos narrados pone de manifiesto otra de las características principales de este tipo de relatos realistas sucios: la visión de las cosas, incluso de aquellas de las que uno puede estar en principio más seguro, suele pender de un hilo. Por eso creo que la primera persona no le da un carácter aleccionador ni arbitrario ni excesivamente intransigente a la historia; por el contrario, habitualmente es el entorno el que acaba imponiendo sus normas, vamos, el mundo de ahí afuera, y los personajes de mis historias, con todas sus peculiaridades, no hacen más que intentar adaptarse si pueden, o sobrevivir en muchos casos, a lo que les viene dado desde fuera.”

Te lo comento porque, en mi caso, me resulta complicado escribir en primera persona si no es autobiográfico, supongo que requiere más implicación con el personaje. Sería como la diferencia entre un actor y un director. Teniendo en cuenta esa implicación que se te exige y que escribes sobre personajes al límite, ¿eres consciente de que puedes acabar tocado de la cabeza?
“¿Más? No, en serio, no lo creo. De hecho nunca soy más cuerdo que cuando escribo. Entonces me siento dueño de mi mismo. El resto del tiempo, rara vez.”

Supongo que tu inspiración vendrá principalmente de observar el mundo que te rodea ¿no? 
“Absolutamente. La observación siempre es el detonante de mis historias. Me parece que este mundo, y estos tiempos ("Malos Tiempos", como tú bien sabes, Carlos) guardan multitud de historias de esas que la gente prefiere obviar mirando hacia otra parte y que a mí, y diría que a ti también, nos parecen las más interesantes, apasionadas, duras, bonitas. Dignas de ser contadas, en definitiva.”

Completamente de acuerdo. 
Merodeando por tu blog he visto que tienes mucho material y suele estar actualizado, pareces un escritor metódico y comprometido, ¿es así? 
“Uff... Comprometido con lo que me gusta, que es sencillamente escribir. En ese sentido sí. Escribo a diario. Me es necesario y, a la vez, placentero. Así que perfecto. Pero metódico, por desgracia no. Escribo cuando puedo y donde puedo. Si el día me lo permite lo hago desde casa, sentado al ordenador. Pero de un tiempo a esta parte, por razones de supervivencia, el curro me obliga a escribir a ratos sueltos, anotar en libretas, guardar borradores en gmail desde el móvil. Ese tipo de mierda, ya sabes. Así que no, el método, el gran método, me viene impuesto. Yo intento burlarlo para arañar ratillos y escribir. Por suerte, hasta la fecha, siempre lo consigo.”

Pero tienes ese compromiso ya que, como bien dices, escribes a diario, incluso con todo en contra, y te aseguro que no es fácil ni todos (yo el primero) pueden decir lo mismo. ¿Crees que es imprescindible esa constancia? 
“Nunca he tenido clara la respuesta a esa pregunta. La constancia es necesaria. Hay que trabajar, hay que escribir y escribir sencillamente para escribir cada vez mejor. Pero también es necesario leer, y observar, y tomarse cierto tiempo y distancia para madurar las ideas, para encontrar la manera de plasmarlas. Esto de escribir puede ser muy obsesivo. Quiero decir, vas por ahí, observas algo, te viene una idea, y todo tu cuerpo te pide ponerla por escrito, ¿no? Bueno, pues a veces conviene dejar pasar algunos trenes, para acertar con una bueno y potente.”

Entre tanto material, ¿qué criterio has seguido para dar forma a Pantano? ¿Hay algún hilo conductor? ¿Es simplemente lo que considerabas mejor? 
“Intenté basarme en esa imagen que Marcos Ferror, gran amigo y escritor, apunta en el prólogo a mi libro: la ciudad como un pantano. El peligro de estancamiento, de ahogamiento, de muerte. Y, sin embargo, al mismo tiempo toda esa vida ahí, bajo la superficie.”

¿Y tardaste mucho en dar forma al libro? 
“No demasiado, la verdad. Escribo mucho, como decías, y tengo una gran cantidad de material acumulado, sea prosa o poesía. Solo tuve que escoger relatos que, en mi opinión, mantuvieran una línea argumental coherente, si bien con ciertas excepciones (dos o tres relatos más ligeros, alguno directamente humorístico, para relajar un poco la tensión de los otros)”

¿Estás satisfecho con el resultado? 
“Sí. Es mi primer libro. El primero a nivel profesional y exclusivamente mío. Espero que vengan más y mejores, y confío en que así será. Pero Pantano es un libro muy importante para mí, y estoy orgulloso de él.” 

Te entiendo, me encuentro en la misma situación como sabes. También me pasó otra cosa, una enorme sensación de vacío y la frase en la cabeza "bueno, ¿y ahora qué?". ¿Te ha pasado lo mismo? 
 “Jajaja. Sí, tío, un poco. Digamos que para alguien que sueña con ver sus textos impresos y a la venta, lograr que una editorial decida a postar por uno es la materialización del sueño. Te sientes realizado, como dicen los managers de personal, coachs y demás gentes, pero solo dura un momento. Al cabo de muy poco empiezas a sentir, no sé cómo decirlo, cierta perplejidad ante tu logro. Y no te queda otra que seguir escribiendo, seguir soñando con un poquito más de lo que has conseguido hasta ahora. Solo estamos empezando, tío.”

¿Y qué proyectos tienes en mente? ¿Te angustia repetirte? 
“Angustia ninguna, aunque no tuviera proyectos. Pero mágicamente los tengo. Si todo va bien dentro de poco participaré en el próximo número de Vinalia Trippers, y también en una antología de relatos en homenaje a John Fante seleccionada por Francesco Spinoglio. Además estoy en tratos con un par de editoriales, con vistas a nuevos libros, que, espero, sean híbridos de relatos y poesía.”

Te he preguntado si te angustiaba repetirte, lo digo por la formula de sacar libros de relatos, ¿no te llama de momento la novela? 
“Sí, claro, tengo un borrador a medio hacer, como todo hijo de vecino, jajaja. Me gustaría tener el tiempo y la paz mental necesarios para acabarla. Pero de momento me conformo con retocar de tanto en tanto lo que llevo escrito, añadir, quitar, más que nada para no olvidarme de ella. Pero, bueno, de todas maneras el relato corto es el formato en el que me encuentro más cómodo, y también el que más me gusta. Así que me estaré más que contento si puedo ir sacando más libros de relatos.”

¿Cómo es tu relación con la poesía? ¿Y cómo la abordas en comparación con la prosa? 
“Mi relación con la poesía es cada vez más estrecha. De hecho de un tiempo a esta parte constituye el grueso de mi producción. Lo cual, creo, es algo bastante habitual entre quienes escribimos relato corto. Acostumbrados a podar las historias, me parece normal acabar explorando la poesía. La capacidad sintetizadora de un poema es insuperable. Y además, al menos en mi caso, los escribo de una manera más intuitiva que los relatos. Así que en temporadas como esta, en las que dispongo de escaso tiempo para escribir, la poesía me sirve de válvula de escape inmediata. Tengo un poemario terminado, Grandes Lagos, que sacaré a la luz de un modo u otro.”

Creo que presentaste Pantano hace unos días. ¿Qué tal fue? ¿Y qué tal está siendo la acogida en general?
“La presentación estuvo muy bien. Fue en Librería Bartleby, aquí en Valencia. Muchos familiares y amigos y vinitos. Una vez pasados los nervios, fue hasta divertido. Así que de puta madre. Y el libro está funcionando bien. Ricard Millàs, el cerebro de mi editorial, Sven Jorgensen, se lo ha currado moviendo a sus autores. Estoy muy contento con él.”

Parece un tipo majo Ricard, espero que le vaya bien.  
“Lo es. Seguro que sí. Como editor y como escritor.”

Está claro que la escritura no da para vivir, ni siquiera para beber. ¿Qué haces tú para sobrevivir? 
“Para beber barato sí, vente a visitarme y lo comprobarás. Pero no, de escribir es difícil vivir. Ahora mismo trabajo como auxiliar de sala en un museo. Antes hice cosas incluso más raras. Espero que en el futuro las circunstancias sean más favorables, en el sentido de al menor poder disponer de más tiempo para hacer esto que nos gusta.”

Tengo pendiente la visita, pero me pillas bastante lejos. 
¿Qué opinas de las nuevas tecnologías aplicadas a la escritura? Los blogs, redes sociales... También me gustaría saber tu opinión sobre los libros electrónicos y la piratería.
“Creo que las redes sociales son un instrumento indispensable hoy en día para todo el que pretenda que su escritura tenga cierta repercusión, aunque sea a pequeña escala. En mi caso concreto fue muy importante acceder a determinados foros literarios, grupos cerrados en Facebook, especialmente el de Escritores Sucios, para conocer y que me conociera gente con mis mismas inquietudes. Hacer contactos. Sentirse un poco menos solo en la patera. Respecto a los libros electrónicos pienso que, en líneas generales, son el futuro de este mundillo, y creo que más pronto que tarde gozarán una regulación sólida. La piratería me parece, hoy por hoy, una realidad ineludible en un sector poco cuidadoso con su propio valor. No me considero, obviamente, alguien que pueda verse perjudicado por esta práctica. Pero considero que el autor debe ver protegidos sus derechos, el valor de su trabajo, siempre y cuando este valor se corresponda con un precio de mercado razonable.”

¿Qué me puedes decir sobre tus gustos e influencias? ¿Algún libro de cabecera? 
“Mis gustos los tengo claro, dependen de mí. Las influencias son las mismas. Los escritores de eso que antes hemos denominado Realismo Sucio. Bukowski a la cabeza, por su lucidez y su capacidad de pegada. Pero también el gran John Fante, o Raymond Carver, o Richard Ford. Y más contemporáneos, Donald ray Pollock o Palahniuk. Y, bueno, otros que he descubierto un poco más tarde, también norteamericanos, claro, como Charles Baxter o el canadiense Alistair Mcload. Y por supuesto, al mismo nivel, Michel Houellebecq. Si tuviera que decir por qué menciono a todos ellos, diría que por su incorrección política y su implicación con la sociedad, con su propia verdad y con el arte. Así que ese es el nexo de unión. ¿Libros de cabecera? Muchos. Hoy te digo Ampliación del Campo de batalla, de Houellebecq. Guerra sin cesar, poemario de Bukowski. Y Catedral, ese grandioso libro de relatos de Carver. Mañana supongo que serían otros. Por ejemplo, alguna antología de cuentos de Buzzati.”

En cualquier caso es una selección con mucho gusto. ¿Te viene a la mente alguna perla que hayas encontrado últimamente o algún autor más desconocido? 
“Últimamente me impresionó El Adversario, de Emmanuel Carrere. Y vidas de Hojalata, de Paul Harding”  

Bueno Iván, ha sido un placer charlar contigo. Te deseo lo mejor con Pantano y con los que vendrán después, creo que tienes bastante mano para esto y que lo mereces. ¿Quieres añadir algo más?
“Claro que quiero. Añado que el placer ha sido mío y que yo también espero que te vaya de lo mejor. Y que yo lo vea. Muchas gracias, Carlos.”

Gracias a ti



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Puedes leer un estupendo relato de Iván Rojo aquí:




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