La primera vez que leí “El
Merodeador” de Vicente Muñoz Álvarez algo estalló en mi cabeza. En ese libro estaban
reflejados mis miedos, mis neuras, mis dudas, mis desengaños, mis incapacidades…
Aunque todas esas experiencias eran de Vicente, tuve la impresión de que estaba
hablando de mis propios sentimientos. Y es que Vicente consigue transmutarse en
el lector que le está leyendo, creando una simbiosis perfecta entre ambos, un
baile pactado en el que los bailarines se acoplan con refinamiento y elegancia.
Leer este libro fue una experiencia fabulosa que siempre he guardado con
especial cariño.
Hace unos meses salió a la
venta una nueva edición revisada y con dos capítulos inéditos de “El
Merodeador”. Esta vez la editorial no era Baile del Sol, ACVF Editorial se
encargaba del asunto. Dicha editorial tuvo la gentileza de hacerme llegar un
ejemplar, con el compromiso por mi parte de reseñar el libro. Acepté encantado,
pero cuando me iba a poner a releer la historia me acojoné. ¿Y sí ahora no me gustaba? Ya me ha ocurrido otras veces que al repasar obras que
recordaba como auténticas genialidades la decepción se hacía evidente en cada
página que leía. No quería que pasase eso, más con un libro de alguien que para
mí es mentor y amigo. Prefería seguir con la excelente sensación que guardaba
de él. Así que fui aplazando la lectura mes tras mes.
Anoche me quité la tontería de
encima y me decidí a abrir el libro. Nada más leer la primera
página supe que todos mis temores al respecto eran infundados.
Lo devoré en un par de horas y
debo decir que esta segunda lectura supera con creces a la inicial. Gana en
madurez, en sabiduría, en que todos sus elementos se conjugan para hacerte
sentir y emocionarte. ¿Qué más se le puede pedir a la literatura? El disfrute de
esta lectura aún está presente mientras escribo estas líneas y sé que seguirá
estando ahí durante mucho, mucho tiempo. Enhorabuena bro.
pepe pereza
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