lunes, 22 de junio de 2020

RESEÑA "A PESAR DEL FRÍO" POR LUIS ALBERTO CABEZÓN


A pesar del frío no hay nada más acogedor que la lectura de estos relatos de Pepe Pereza. A pesar del frío es el título de su cuarto libro en prosa publicado -sin contar una docena de colaboraciones en diversas antologías- tras su primera y excelente novela Se ruega silencio.

Pepe Pereza es un hombre de múltiples recursos artísticos, los cuales ha desarrollado con éxito a lo largo de su trayectoria en el panorama nacional. Sobre sus otras facetas artísticas ya se ha glosado profusamente.

Libro bien editado por Canalla Ediciones, con excelente ilustración de portada que representa a Estela Plateada/Silver Surfer de Pedro Espinosa, contiene veintiséis relatos breves de entretenida lectura cuyo aglutinador común es la meteorología. El tiempo, el mal tiempo en este caso, ambienta todos los relatos. Y fundamentalmente lluvia, nieve y niebla, identifican las vidas de los personajes.

Un libro de relatos que se lee de un tirón, que se disfruta, donde siempre tiene uno la sensación de conocer a los personajes e incluso los lugares que habitan. Personajes con conflictos interiores, con dudas, muchas dudas, que los hacen cercanos a nosotros. En sus miserias vitales podemos identificarnos fácilmente. Son personajes, en su aparente simplicidad, ricos por sus matices e incertidumbres. Y, de una u otra manera, están pasando momentos duros en sus vidas: una separación, una decisión trascendente, una preocupación…

Por la obra se deslizan diferentes tipos de relatos: ‘costumbristas’ como “La Florida”, otros que desarrollan conflictos interpersonales, fundamentalmente conversaciones entre parejas; por cierto, ambos tipos de relatos muy visuales y cinematográficos. Y aquellos otros donde encontramos a un personaje, preferentemente masculino, inmerso en sus conflictos internos. Como sabemos, este tipo de conflicto interno es muy literario, pero Pepe Pereza introduce hábilmente en cada narración una situación externa, aparentemente alejada de la realidad del protagonista, que arrebata visualmente al lector. Y esa misma situación supone un detonante para el protagonista, porque  a partir de ella toma decisiones, se replantea las cosas. El efecto conseguido no es otro que sacar al personaje de su soledad, de su ensimismamiento vital, mostrarle lo que hay alrededor –y en algunos casos que se mire, que se observe, a través de otros personajes-, y que reaccione, que le sirva de estímulo o impulso para actuar.

Hay una importancia, también, de las figuras maternas y paternas en los relatos. Diríamos que generan una preocupación, por su salud principalmente. Además, son ellos siempre quienes dan consejos sabios, razonables, que nuestros protagonistas parecen no ver, ofuscados como están en su sobrevivir diario. Y para más INRI, la muerte gravita en el pensamiento de los personajes.

Uno de mis relatos favoritos es “Viaje al Norte”, la historia de un engaño  y un descubrimiento final donde confluyen las relaciones de pareja y su ausencia, donde está presente la muerte, y donde en esta tragicomedia que es este pasaje vital, detecto otra de las características -en estos relatos aparentemente solapadas- de Pepe Pereza: el humor. Lo siento, pero sigo riéndome en la resolución de esta historia: un momento surrealista y lo oportuno de la resolución son todo un acierto del narrador. Me río porque la sucesión de fatalidades para el protagonista hacen que me pueda distanciar lo suficiente y decir ‘esto no puedo ser verdad, es increíble’.

Todo ello narrado con un lenguaje sencillo, sobrio, sin adornos que nos da una prosa realista, algo sucia si se quiere, pero enormemente sugerente y cercana. Nada pretencioso, A pesar del frío narra historias cotidianas, de personajes que sufren y viven unos infiernos cotidianos en los que podemos reconocernos.

Obviamente, es una literatura ya formada. Pepe Pereza es un hombre que escribe desde siempre, aunque haya publicado su obra literaria en esta última década. Y, en estos relatos, esa madurez literaria, ese reconocimiento de una voz propia, lo observamos en una cierta templanza y contención a la hora de describir sus personajes, en una libertad de prejuicios, de miradas, en un estilo narrativo muy personal. Se empieza a notar el peso del oficio. Con estos elementos, y distanciándome de sus personajes, yo no tengo duda de que Pepe Pereza llegará donde le apetezca como escritor.

Luis A. Cabezón

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