miércoles, 28 de septiembre de 2011

RESEÑA

El Jardín Literario: “La enfermedad del lado izquierdo” de Esteban Gutiérrez Gómez
por Daniel Figuero

Una fábula. A mitad del libro me he dado cuenta de que estaba leyendo una fábula. De acuerdo, no hay animales ni objetos que hablan. Pero es breve (algo más de cien páginas), tiene moraleja, pocos personajes, una gran inventiva y es rica en imaginación. Una fábula contemporánea en la que se habla de las crisis, del trabajo rutinario y el matrimonio cuadriculado, de las oportunidades, y de ”la espiritualidad necesaria para salir de la alienación consumista y posesiva”.
Lo sé, esto último tiene un tufo a autoayuda que en otra novela me hubiera empujado a salir corriendo, pero el cuentista virtuoso que anida en Esteban Gutiérrez y cuya técnica se deja ver bien entre las páginas me ha enganchado por varias razones. La primera: que va al grano, me cuenta lo que necesito, lo justo, no se demora en interminables descripciones ni del paisaje, ni del clima, ni siquiera de los personajes. Incluso el protagonista es, a pesar de su padecer físico, de aspecto difuso. La estructura de la novela también me ha gustado, dividida en dos partes, con los capítulos numerados en orden ascendente en la primera y descendente (algo que tiene mucho que ver con los picos que se citan) en la segunda. Cada capítulo forma una secuencia individual, autónoma e independiente en sí misma, pero correlacionada con las anteriores. Es una manera en la que, personalmente, me encuentro muy cómodo a la hora de escribir, y también creo que se acerca más a un lector actual (el que lee en el metro, vamos). Más virtudes: trabaja muy bien las emociones, la elipsis, el tono y la voz, algo fundamental. Los diálogos están entretejidos de una forma tan orgánica y con tanta pericia que me han dejado de piedra. Y el ritmo es perfecto.
No todo son maravillas, claro: en mi opinión, debido a esa velocidad, y precisamente a ese carácter de fábula que comentaba, algunos personajes se me quedan planos: Norma es muy mala y África muy buena, por poner un ejemplo, los amigos de esta última me parecen estereotipados, y la evolución de los hijos apenas tiene desarrollo. Pero claro, es muy complicado dar profundidad psicológica a unos personajes que, a pesar de su importancia, solo aparecen en un par de ocasiones y en una historia tan breve. Aunque tal vez le vaya mejor otro adjetivo: precisa. Como apunte totalmente personal, me hubiera gustado saber qué le ocurre a Norma.
Por último, resaltar las intrigantes y acertadísimas ilustraciones que acompañan al volumen, de Miguel Ángel Moreno. Misteriosas, sugerentes, y con ese aire que le hace creer a uno que está leyendo un cuento infantil. Recomendado queda.
Besos, mis fantasmas.



No hay comentarios: