miércoles, 16 de marzo de 2011

AUTOSUFICIENTES


Lo primero que vio al entrar en el salón fue a su compañero masturbándose. En un primer momento se sintió incomoda, pero viendo que a él no le importaba su presencia decidió sentarse a su lado. Él la había sonreído a modo de saludo continuando después con lo suyo como si nada. Aunque había confianza, a ella, la situación no dejaba de parecerle extraña. Ahí estaba su hombre dándose placer de la forma más natural del mundo, tan tranquilo, como si estuviese pelando unas patatas. Se dio cuenta de que empezaba a estar excitada.

- Si quieres sigo yo.
- Prefiero hacerlo solo.

Su respuesta la dejó confundida. Se sintió dolida, como si ya no la desease. Él se dio cuenta y enseguida la tranquilizó.

- Me excita que tú estés a mi lado mientras yo me la meneo.

Cogió una silla y se sentó frente a él. Se alzó la falda y se bajó los pantys y las bragas. Allí estaban los dos, frotándose sus partes íntimas, observándose, gimiendo, autosuficientes. Lo saborearon con el ímpetu de la primera vez y sintieron que con aquello quedaban más unidos. Su relación como pareja seguía consolidándose. Tenían suerte, mucha suerte.

- Me voy a correr.
- Yo también.

Y así lo hicieron.

© pepe pereza

1 comentario:

Tomás Rivero dijo...

Que envidia, joder. Yo cada vez que lo he intentado mi compa me folla. No me deja con mis manualidades. Dice que no puede con la excitación, y su tendencia al orgasmo vaginal.

Leo, esa liviana caída de pantys, pero también, cierta soledad. Sobre todo en los muebles del salón.

Saludos desde el sofá abandonado.