Trad. Lola Ponte Miramontes. Ediciones del
Viento, A Coruña, 2013. 208 pp. 15,95 €
Hablar de Bram Stoker (1847-1912) nos trae irremediablemente a la memoria la
lectura de la magnífica pieza de horror Drácula u otras horripilantes historias como El entierro de las ratas o la también
celebérrima novela La
madriguera del gusano blanco. Es por lo tanto Stoker un nombre asociado a la literatura de terror de la época victoriana
inglesa. No obstante, para conocer todas las virtudes literarias de este autor
habrá que leer estos Cuentos
inéditos que acaba de publicar Ediciones del Viento. Porque estas historias, hasta
la fecha desconocidas para el gran público, se alejan del submundo de lo oculto
y de lo siniestro para ofrecernos una cara y un registro diferentes de este
escritor irlandés de culto. Son siete relatos que permanecían olvidados en
periódicos y revistas, inencontrables en las antologías.
"El Misterio del viejo Hoggen",
posiblemente la pieza más macabra del volumen, es una aventura de humor negro
con dosis de intriga, en la que la extraña desaparición de un millonario, la
noche, la muerte y acantilados inhóspitos se entrelazan de forma magistral. La
tensión y la trama van solidificando lentamente el terreno narrativo a medida
que caminamos en el relato hasta arribar a un desenlace sorprendente y para
nada esperado.
Conocida es la relación de Bram Stoker con el afamado actor
de teatro Henry Irving. De las experiencias
que Stoker vivió en el mundillo
teatral se desprenden dos historias que aquí podrá el lector encontrar:
"Las ocasiones en que Sir Henry Irving se salvó por los pelos" y
"Las confesiones: Historias de un actor mediocre". En la primera se
crea un juego entre realidad e invención con gran ironía. Varias anécdotas muy
breves se presentan, se afirman para ser desmentidas a continuación, en un tono
jocoso, haciendo dudar al lector sobre qué es cierto y qué es invención.
El relato "Una viuda joven" desgrana
una bella aventura amorosa, un amor platónico en el que la suplantación, el
enamoramiento idealizado y los códigos de una época encorsetada son
magistralmente expuestos. El resultado final es una breve pieza con pinceladas
de comicidad y ternura a partes iguales.
Otra de las historias tiene lugar en un tren.
Hablamos de "Un pasajero bebé". En ella ocurre un suceso inusual con
un molesto niño, y que como viene siendo habitual en este compendio de relatos,
un final imprevisible nos aguardará, produciendo en el lector esa impresión de
desconcierto y asombro que solo los grandes escritores saben imprimir a sus
historias. En definitiva, un ramillete de cuentos distintos que ayudarán a los
amantes deBram Stoker a apreciar su faceta
menos lúgubre, en su habitual estilo directo y claro, y de paso contemplar, a
través de su prosa más naturalista y sencilla, los paisajes de la época en la
que le tocó vivir. Y al resto de los lectores para disfrutar de uno de los
mejores prosistas del siglo XIX.
Pedro Pujante
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