"Éramos
escoria, todos, los pobres fracasados que aguardábamos pacientes la cola para
comer algo y los que en esos mismos momentos disfrutaban de una gran mariscada
a orillas de alguna playa paradisíaca. Para la mayor parte de la gente la
diferencia entre tener dinero o no tenerlo es el tiempo que pasan dando vueltas
en centros comerciales comprando basura en potencia. La culpa de convertir el
mundo en un gran retrete era de
todos, daba igual la clase y posición social. Todo se reducía a la incapacidad
de los seres humanos en ponerse de acuerdo en algo, en la incapacidad de todos
los individuos de ver más allá de su arrugado y flácido órgano sexual. No había
ningún orgullo ni romanticismo en la pobreza, ni en el proletariado, ni, desde
luego, en las élites. Éramos todos unos tristes seres rosados y temblorosos que
pataleaban y rompían cosas al paso de su frustración. Y el dinero era la gran
manzana agusanada que nos tenía a todos pillados por las pelotas al borde del
abismo.
En la tele estaban poniendo La ruleta de la fortuna, y hacia allí mirábamos por inercia mientras la cola avanzaba a paso lento hasta la entrada del comedor. Las azafatas de interminables piernas sonreían al girar las letras del panel, los concursantes giraban la ruleta de los premios, 100 euros, 200 euros, 1000 euros, bancarrota, el público aplaudía al unísono, la sonrisa inmaculada del presentador iluminaba el plató con su brillo cegador. Veíamos eso mientras avanzábamos, pasito a pasito, con nuestras mochilas y bolsas de plástico, con nuestras ropas de color gastado y aroma agrio, cargando con nuestras historias y penurias que no interesaban a nadie."
Extracto del relato inédito "Servicio de lavandería" de Odklas. Incluido en el libro MALOS TIEMPOS de próxima publicación.
En la tele estaban poniendo La ruleta de la fortuna, y hacia allí mirábamos por inercia mientras la cola avanzaba a paso lento hasta la entrada del comedor. Las azafatas de interminables piernas sonreían al girar las letras del panel, los concursantes giraban la ruleta de los premios, 100 euros, 200 euros, 1000 euros, bancarrota, el público aplaudía al unísono, la sonrisa inmaculada del presentador iluminaba el plató con su brillo cegador. Veíamos eso mientras avanzábamos, pasito a pasito, con nuestras mochilas y bolsas de plástico, con nuestras ropas de color gastado y aroma agrio, cargando con nuestras historias y penurias que no interesaban a nadie."
Extracto del relato inédito "Servicio de lavandería" de Odklas. Incluido en el libro MALOS TIEMPOS de próxima publicación.
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