sábado, 26 de junio de 2010

FRAGMENTO

En casa hace frío. Mi gato con un maullido inquisidor me sugiere que encienda la calefacción. Me quedo quieto en el sofá mirándole fijamente. Él me sostiene la mirada. Seguimos mirándonos durante un par de minutos. Ninguno de los dos cede. Poco a poco, el verde de sus ojos me va absorbiendo a otros mundos fuera de éste. Mis pensamientos se pierden en el infinito de sus ojos… Cuando comprende que no voy a moverme -al menos hasta que acabe con el porro que me estoy fumando- emite una especie de gruñido y de un salto se encarama en el sofá. Alargo la mano para acariciarle el lomo pero me esquiva ofendido y va a acomodarse al otro extremo. Le miro, él pasa de mí. Se ha hecho un ovillo y tapándose los ojos con una pata trata de dormir. Entonces llego a la conclusión de que mi gato es una puta, sino recibe algo como pago no da muestras de cariño.

® pepe pereza

1 comentario:

Luisa dijo...

Qué bueno, Pepe.
Con los gatos es lo que hay.

Un besazo.