Demasiado joven como para estar tan hecho polvo, y
sin embargo lo está. Mi amigo, digo. Un ictus, le soltó el médico. La mitad
izquierda paralizada para siempre. Demasiado hecho polvo como para ser tan
joven. Todo el derecho a pasarse la vida maldiciendo su puta suerte. Y sin
embargo su mensaje me llega puntual cada viernes por la tarde. Que si esta
noche salimos o qué. Y paso a por él y le veo salir de su portal cojeando como
un viejo y sonriendo como un niño. No sé cómo lo hace, no sé cómo lo consigue. Pero
así es. Se sube al coche, pasa la muleta al asiento trasero y con su lengua de
trapo, dice: Venga, tira. Y yo arranco. Ni él ni yo sabemos nunca dónde vamos,
pero al final llegamos. Supongo que a veces lo único que importa es no quedarse
demasiado quieto.
En un manicomio de lunáticas
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Joyce Carol Oates se ha mantenido en la cresta de la ola desde 1964 con una
una capacidad de trabajo impresionante. En algunas de sus obras, es fácil
re...
Hace 1 hora
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