viernes, 19 de febrero de 2010

RELATO DE MI AMIGO THORNTON

MONAGUILLOS
Era un hombre culto y sin embargo muy religioso. Todas las mañanas de todos los días acudía a primera hora a misa. Se le ocurrió que siendo padre de siete hijos varones y teniendo casualmente la semana siete días, sería una buena idea que cada día uno de sus hijos ayudara al cura a decir la misa.

Los hijos no tuvieron más remedio que acatar esa decisión, eran los años sesenta y la costumbre en aquellos años era la de obedecer ciegamente a los padres.
Bautizaron la ocurrencia del padre como si de una película de terror se tratara, era su pequeña venganza, su tímida rebeldía: El crimen de las siete.

Cada día, a esa hora, el padre se disponía a ejecutar al forzado madrugador. El resto de hermanos oían las blasfemias del condenado y suspiraban tranquilos sabedores de que esa mañana no oficiarían de monaguillos.

Hacían sus trueques, cambiaban sus turnos, como hacen los médicos en los hospitales. Alguna vez hubo hasta dinero de por medio, como si de una bula se tratara. Una vez en el altar se transformaban: Suscipiat Dominus sacrificium de manibus tuis ad laudem et gloriam nominis sui…Nunca más pisaron una iglesia.

PUBLICADO POR THORNTON
http://clubthornton.blogspot.com/

1 comentario:

Mercedes Pinto dijo...

Conozco varios casos parecidos. Obligar a un niño a sufrir rituales sin sentido para ellos es la mejor manera de que los aborrezcan cuando crezcan. Nadie asimila lo que no puede comprender.
Buen relato. Hasta pronto.