martes, 8 de junio de 2010

RELATO DE AMALIA (LA ABUELA FRESCOTONA)

HISTORIA CHIQUITITA
Escuché la enorme moto subir al garaje, como un viento que barre las hojas de otoño, así entró mi hijo -Hola mamita ¡¡¡-
Traía olor a frío. El menor de mis hijos es como el mar, siempre en movimiento, sube y baja, se estrella en sus emociones, como las olas en el espigón, pero enseguida rearma su masa y allá va, a encontrarse con la vida.
Ese día tenía que ir a mi dentista, se me hacía tarde, yo que siempre llego media hora antes a todas mis citas, el taxi no llegaba, -Vamos viejita, te llevo - Ante mi cara de, "vos estas demente", el pícaro me acicateó - Mamita me extraña de una amazona como vos, es igual que un caballo, vamos¡¡¡ -
Ya tenía la máquina rugiendo, -Dale ma ¡¡ voy despacito -
Subí, el viento pegaba en mi cara, como cuando trepaba las cumbres acaballo, -Te gusta ma?- Prendida a la cintura de mi niño, como una jovencita, grité -Si, está bueno-

Al dentista no llegamos, nos fuimos a cabalgar los etanos, hicimos una parada, donde invité al "chófer", unos bocados y gaseosas, a mis sesenta descubrí que la moto, igual que el caballo, es la libertad.
Regresamos, mis nietos ya esperaban la cena, entro apurada a ponerme el delantal de cocina, cuando uno de ellos me dice - Abu, tenes los pelos como si hubieses andado en moto-
Los niños tienen penado subir a ese "aparato", sin decir nada, corrí al baño a peinar mis cabellos, que a mí también me sorprendieron, parecían miles de bracitos levantados dando hurras.
Antes de sentarnos a cenar, conminé a Federico, nada de historias jocosas en la mesa, nada como disfrutar de la comida y la familia, justo cuando cortaba la carne del más pequeño, llegaron sus padres a buscarlos, mi otro hijo, Facundo, con su voz de juez dictando sentencia dice - Mamá eran mi hermano y vos, quienes se adelantaron a mi auto en la ruta, hoy a la tarde?- Mis nietos dejaron los cubiertos y atentos esperaban mi respuesta -Si - respondí, con voz de juramento, fuerte y clara.
Fue una explosión de risas y bromas, suspiré aliviada, ahora todos querían verme, en mi familia, es inútil guardar secretos....

Publicado por La abuela frescotona
http://abuelafrescotona.blogspot.com/

3 comentarios:

Mercedes Pinto dijo...

La pera esta Abu. ¡Qué intrépida! En mi familia todos están loco por las motos y yo me he negado en redondo a montar en una, ni cuando tenía veinte años. Habrá que esperar a tener esa edad en la que todo ya está perdido, hasta el miedo.
Muy simpático el relato.
Un abrazo.

Dora Ku dijo...

Amalia: No entiendo nada, no me refiero al relato, sino a que dice el nombre de Pepe Pereza como propietario del blog y que al parecer vive en España.
La verdad me quedé desorientada.
Respecto al relato, te diré que yo evito mucho viajar en auto con mi hija mayor o con mi nieto, ya que meten el acelerador a fondo y siempre llego a mi destino con el corazón en la boca. Ya ni que decir que NUNCA me subiría a un aparato de esos. Para mi, las motos las inventó el demonio.
Saludos cariñosos: Doña Ku

pepe pereza dijo...

Dora, que quede claro que este relato no está puesto a mi nombre. está con el de su autora, que no es otra que Amalia Mosca alias La Abuela Frecotona. Me une un a amistad virtual con ella y de vez en cuando compartimos relatos y poemas. Que esté en mi blog no quiere decir que me lo apropie.