jueves, 6 de enero de 2011

BUSCANDO ENTRE LA NIEBLA

Estoy atrapado con un libro. Debo contárselo. Es urgente y puede que no quede mucho tiempo. Espero que se den por avisados. Que se hagan con uno. Seré contundente: es difícil entenderse y entendernos hoy sin leer a fondo La cámara de niebla de Alfonso Xen Rabanal. Un gran libro, ya digo, muy céliniano y que posee esa gran pretensión que toda obra debería tener (si quiere ser valiosa): ver el mundo y ver a otros con transparencia de cristal sucio y motas de polvo personal. Con más lecturas y creadores así (pienso también en Vicente Muñoz) la existencia tendría un sabor más amargo, pero también más real y honesto. Y no todos esos libros que dicen al oído lo que uno quiere escuchar, el tintineo de las mentiras que soportan el mundo con las desigualdades de siempre a los de siempre. Por eso es sorprendente ver a Xen entrelazar con naturalidad a Reich y Bukowski, a los griegos y al underground leonés (Vinalia Trippers y el subsuelo de los que creen en la nada -que, por supuesto, lo es todo-).
Literatura fermentada y llena de aciertos, de niebla envolviendo las emociones y la confusión, de puntos suspensivos como muerte entrecortada... con esa sensación de que alguien piensa y utiliza su cabeza no sólo en beneficio propio, sino en el de todos nosotros, los desheredados de la vida y los coches de sillones de cuero.
No sé qué puede pensar Xen de todo esto. No se fía mucho de los psicólogos. Seguramente medite en bajo que este chaval alto y de manos grandes ha visto algo raro (adorable extrañeza) en ese espejo grueso que es La cámara de niebla. Puede que, como Rimbaud, piense que donde deja uno la poesía, la seguirán otros. Esa eterna lucha por hacer soportable todo esto que nos rodea. Niebla y niebla. Desesperación. Muerte y más muerte. Y, claro, a eso sólo se atreven unos pocos. Xen es uno de ellos. Te la debemos.

®Julio Cesar Álvarez

http://juliocesaralvarez.blogspot.com/

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