lunes, 3 de enero de 2011

ÚLTIMOS DÍAS

(A mi difunta abuela María y a mi tía Juani)
Una habitación. En ella madre e hija. La madre postrada en la cama se moría lentamente consumida por un cáncer de estomago. Hacía meses que apenas podía comer, tan sólo agua, papillas y suero. Sus dolores eran compartidos solidariamente por su hija, que en todo momento se ocupaba de ella haciendo suyos aquellos retortijones mortales con la paciencia que da el haber velado durante cientos de horas al ser querido, sabiendo que la mejor salida era una muerte rápida que las liberase a ambas.
Esa noche estaba siendo larga y dura, más de lo normal. Su madre se retorcía en la cama, desesperada, con ascuas al rojo en el estómago. Los calmantes hacía tiempo que dejaron de hacerle efecto.

- No lo soporto más. - se quejó la madre.
- Ten paciencia.
- ¡Quiero morirme ya!
- Aguanta un poco más.
- Me duele tanto.
- Aguanta madre.
- ¿Pero, por qué no me muero?
- Ya no queda mucho…

Le cogió la mano e intentó transmitirle todo su amor, no podía hacer otra cosa. La madre hizo un esfuerzo y aguantó el dolor en silencio. Con un poco de suerte mañana estaría muerta.

® pepe pereza

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