sábado, 18 de abril de 2009

LA EMBARAZADA

Ana acababa de salir de la clínica donde le habían hecho una ecografía. Caminaba por la calle mirando boquiabierta la foto que le habían dado, en ella se podía distinguir a un pequeño feto de perfil, perfectamente normal de no ser por unas pequeñas alas que sobresalían de su espalda. El ginecólogo le había dicho que todo era normal, que posiblemente esos dos pequeños apéndices de la espalda eran manchas desenfocadas del negativo, provocadas por los movimientos del feto. Pero Ana veía claramente que no eran manchas. Eran alas, como las de los gorriones recién salidos del huevo. Cuanto más se fijaba en la foto, más convencida estaba. Su futuro bebé era un querubín en proceso de transformación. No se sentía preocupada por la anomalía de su pequeño, más bien todo lo contrario. Intuía que su hijo iba a ser alguien muy especial, un ser maravilloso que traería cosas buenas a este mundo. Se llevó las manos a la tripa y se la acarició. Entonces sintió un leve cosquilleo en su interior, algo parecido al aterciopelado roce de un puñado de plumas. Ya no le quedaba duda. En su interior llevaba un ángel.

6 comentarios:

Javier Belinchón dijo...

¿Idealización de las madres hacia los hijos o verdad?

En cualquier caso, maravilloso relato.

Abrazos.

Begoña Leonardo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Begoña Leonardo dijo...

Un hermoso relato. Ojalá en la vida real, las madres tuvieramos la valentía de reaccionar así ante algo sospechoso...

Besazo.

pepe pereza dijo...

Javier, si una madre lo siente es que es verdad.

Begoña,yo soy un cobarde, un hombre que se esconde detrás de sus palabras y que no sabe nada de del valor ni la valentía.
Eso sí, que se alegra enormemente cada vez que pasáis por aquí.

Begoña Leonardo dijo...

No me lo creo, para proyectar tus palabras, para extender tus alas, perdona, pero hay que ser valiente.
Yo antes no dejaba que leyeran mis poemas, sentía miedo, al rechazo y ahora soy una osada a la que nadie cortará sus alas.

Economista dijo...

Muy buenos relatos. La verdad es que soneso, relatos, pueden ser verdad o fantasía. está en el lector darle el lugar de realidad o ficción.
Saludos.